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Fecha de publicación original: 26 de septiembre de 2019
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Desde muy pequeño disfruté del cine una barbaridad. Primero en pantalla grande, con visitas a los cines de barrio y el del colegio, y después en la tele de casa, con pelis de vaqueros en las tardes de los sábados.
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Cuando llegué a la universidad en el 75, pude vivir en primera persona la Transición y en mis venas se inoculó el veneno del cine de autor.
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Todos los Colegios Mayores de Zaragoza tenían un Cine Club del que yo era incondicional. Además se abrieron las salas de “Arte y Ensayo” y se podían ver pelis raras.
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Me convertí en un cultureta que despreciaba el cine de entretenimiento y enardecía el cine de autor.
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Hasta tal punto llegó mi locura que dejé de ver pelis comerciales.
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Miraba con desprecio y superioridad a los incultos mortales que disfrutaban con productos americanos “de baja estopa”.
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Era un progre en toda la regla, con amigos en el PCE y hasta leía a Marta Harnecker.
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Pero el 7 de Noviembre de 1977, rompiendo las estúpidas reglas autoimpuestas, asistí al estreno de La Guerra de las Galaxias (que ahora conocemos como Star Wars: Episodio IV – Una nueva esperanza) y mi vida cambió.
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Volví a poner en valor el cine que había llenado mi infancia y que había abandonado para ver pelis coñazo europeas.
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Aún quedan por el mundo especímenes de culturetas que huyen como de la peste del cine de entretenimiento y comercial. Que les produce urticaria solo pensar en acudir a una peli de ciencia ficción o de super hérores.
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Yo disfruto mucho (pero mucho) con todo tipo de cine y cada vez más.
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He sabido comprender que la cultura popular está en Batman y en los X-Men antes que en Antonioni o en Haneke.
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Me gustaría tener más vida para saber, leer y ver más de Ciencia Ficción o de Western o de terror…
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Tengo el honor de conocer a Pedro Vallín. Compartimos una mesa redonda hace un par de años en Lo que viene, una reunión de la AICE que se lleva celebrando desde hace tres años en Tudela.
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Aporto testimonio gráfico para confirmar mi relato.
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Vamos con su libro.
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¡Me cago en Godard! me ha encantado de principio a fin.
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Sabe tratar de manera humorística un tema sobre el que, en ocasiones, he reflexionado.
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Cuando vas leyendo y te lo pasas fenomenal, pero además coincides enteramente con la tesis del autor, te sientes mucho mejor, como más importante.
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Vallín se encarga, capítulo a capítulo, de desmontar la tesis cultureta de la supremacía del cine de autor europeo.
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Lo hace con inmensa sabiduría cinéfila y con mucha gracia.
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Se trata de un texto sesudo y concienzudo, pero su humor al escribir, nos permite disfrutarlo como literatura coloquial y asequible.
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Sus razonamientos, a veces muy complejos, tienen una base sólida y resultan eficaces.
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En un apéndice final recoge treinta películas que son algunas de las excepciones a la regla de su tesis sobre el progresismo del cine de Hollywood y el conservadurismo burgués del cine de autor europeo.
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Me encanta una de sus frases del epílogo: “Es en la celebración colectiva donde reside el sentido último de ese bien anasible que llamamos cultura“.
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Estamos ante un libro de obligada lectura para TODOS los aficionados al cine.
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Aprendes y te lo pasas bien.
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Mi puntuación: 10/10.
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El autor Pedro Vallín:
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Muchos besos y muchas gracias.
Chistes y críticas en holasoyramon.com
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
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Un truco para encontrar la crítica de una peli rápidamente:
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