Hace unos días encontré esta foto que os pongo. Estaba perdida entre el desorden total.
No he podido resistir la tentación de colgarla. A la mayoría de los niños que aparecen no los recuerdo, no puedo dejar de preguntarme ¿qué habrá sido de sus vidas?
La monja se llamaba Sor Rosario y daba unos bofetones de campeonato.
Si me reconocéis hacedlo constar pero por favor no indiquéis el sitio exacto para que se mantenga la incertidumbre.
Mi admiración es tal por John Ford que todas sus pelis me gustan, pero ésta no es una de sus mejores obras.
Es un drama romántico ambientado en la Escocia del siglo XVI que nos cuenta las tribulaciones políticas y sobre todo amorosas de esta reina. Su vida fue ciertamente novelesca y con solo 45 años de existencia fue reina de Francia y Escocia, casada en cuatro ocasiones, terminó ajusticiada.
La protagonista absoluta de la peli es una esplendorosa Katharine Hepburn que llena la pantalla con su presencia y su belleza.
Se nota que John Ford admiraba a la actriz a la que dedica unos primeros planos maravillosos (de los pocos en su larga filmografía).
Tando Ginger Rogers como Bette Davis estuvieron interesadas en interpretar el papel de María Estuardo pero la Hepburn se llevó el gato al agua. Llegó a proponer interpretar también el personaje de la Reina Isabel de Inglaterra.
Ford encontraba que la historia tenía poca fuerza y perdió el interés conforme avanzaba la filmación y dejaba que algunas escenas las dirigiera la Hepburn.
La Reina de Escocia es retratada como víctima del amor y de la política, como seguramente fue en la realidad.
En general los personajes son muy esquemáticos y alguno incluso caricaturesco. Las conspiraciones palaciegas y diplomáticas carecen de sutileza son pueriles.
Me ha llamado especialmente la atención la fotografía con abundantes toques de calidad.
Dentro del decálogo del buen crítico de cine hay una norma que indica nunca hablar de la fotografía, si hablas de la técnica es que no sabes que más decir de la peli.
Se adapta una novela de Don DeLillo de ambiente apocalíptico. El ex-vampiro Robert Pattinson recorre la ciudad de Nueva York en su limusina extralarga para ir a su peluquería favorita y por el vehículo desfilan un surtido grupo de extraños personajes.
De una buena novela y de una buena idea se puede parir de todo. Aquí se ha parido un engendro lleno de reflexiones sobre el capitalismo y sobre el dinero, de situaciones inquietantes y de aburrimiento, mucho aburrimiento.
Conforme avanza la peli el teórico interés que pudiera despertar se desvanece y solo hay tedio.
Empatizar con un multimillonario que malgasta el dinero en caprichos vacuos es imposible y la interpretación de Robert Pattinson no ayuda en absoluto.
Pensando mucho solo he encontrado un elemento positivo, la siempre estimulante presencia de Juliette Binoche.
Me acosté a la cama triste, muy triste. Una peli deprimente y tan poco entretenida destroza a cualquiera.
Aki Kaurismäki es un prolífico cineasta finés, director de 31 pelis, productor y guionista.
El Havre es una ciudad costera francesa del Canal de la Mancha. Allí llegan por error un grupo de inmigrantes. El niño Idrissa es recogido y ocultado de la policía por Marcel Marx un limpiabotas que lleva una vida tranquila y humilde.
El director nos presenta en forma de fábula una historia contemporánea y actual. La ficción sirve mejor que nunca para retratar la realidad.
Rodada con austeridad sin aspavientos con una visión cercana pero lo bastante alejada para evitar la sensiblería y solo llegar levemente a los sentimientos en una especie de respeto moral a los personajes que son observados pero no analizados, eso se lo deja al espectador para después de la proyección.
Kaurismäki contrapone dos mundos que viven en tiempos diferentes. La realidad actual que se ve reflejada en la policía, los andenes del metro, la ciudad. Otro ambiente anclado en los años cincuenta o sesenta del pasado siglo donde reside el barrio de Marcel Marx y los personajes que le apoyan, su esposa, el médico, el comisario, los clientes de la taberna, los vecinos…
Esa contraposición espacio-temporal inquieta pero atrae y nos presenta un mundo de buena gente, contra un mundo en el que la represión del estado no conoce de sentimientos ni de derechos humanos.
Una peli extravagante, atractiva, magistral. Parte de esa maestría recae en la humildad, su director solo quiere hacer una obra sencilla y modesta.
Resulta que me pongo a poner la peli en el listado de críticas y ya la había visto cuando se estrenó. No me acordaba de ella para nada. La había olvidado absolutamente.
Ahora parece que me ha gustado más. Cosas de la vida.