La peli se desarrolla durante poco más de 24 horas. Un niño pequeño (Ismael) viaje desde Madrid a Barcelona para conocer a su padre.
Durante la proyección me emocioné, llegue a llorar, cuestión no muy difícil porque soy de lágrima fácil. Salí muy satisfecho. La peli me había calado.
Pero han pasado unos días. A mí me gusta reposar y meditar antes de criticar.
El análisis post-visionado desmonta mi buena impresión inicial.
Hay pelis que después de vistas ganan, encuentras cosas que se te habían pasado en la proyección o detalles que la mejoran.
En otras ocasiones, como en ésta, te das cuenta de lo poco verosímil del guión. Dejas de creerte los personajes…
Asombroso el viaje del niño, sus inquietudes y que hable como un viejuno.
El personaje de Mario Casas está mal construido. Su cojera, su activismo social me parecen de palo. No tengo mala opinión sobre este actor, de hecho en La mula o en Grupo 7 me gustó mucho.
En cambio el personaje de Sergi López me resulta estupendo, real y simpático. Aunque, bien mirado, la historia de su fracaso como músico es un poco tramposa.
Belén Rueda es una gran actriz y aquí está estupenda. Deja por una vez su papel de sufridora oficial del cine español. Vamos, que por esta vez no hace un belenrueda.
A pesar de lo dicho os la recomiendo. Os hará sentir y os emocionará. Eso sí, prohibido el análisis posterior.
Decido asistir. Me levanto temprano. Frío intenso con una helada respetable.
Desde las ocho y diez de la madrugada los voluntarios de Cruz Roja Guadalajara montan, en el Poliderportivo del Colegio de la Paloma, lo necesario para prestar la primera asistencia a supuestos damnificados por una catástrofe.
Gema, la encargada de prensa de Cruz Roja, me explica con detalle el objetivo del simulacro y sus pormenores.
Más tarde acuden los voluntarios de Azuqueca de Henares que se encargan del dispositivo sanitario.
Llegan los figurantes para dar más verosimilitud a la actividad.
Agradable saludar a antiguos amigos como Javi, Mara y José María.
Impresionante ver como estos chicos están llenos de ilusión y ganas de hacerlo bien. Aficionados que actúan como profesionales.
Vuelvo a casa heladico-heladico.
Espero que os guste el vídeo que he editado.
Os pongo la foto de la agrupación de Azuqueca que se brindaron a posar.
Aunque parezca increíble, fui el único periodista que asistió.
Cuando paso por Media Markt es imposible resistir la tentación de mirar y comprar DVDses. Elena elige casi al azar esta peli.
Su director Mark Mylod se ha dedicado preferentemente a la televisión.
Un golpe de suerte se trata de un thriller con algo más que toques de comedia negra.
Desde el principio me recordó a los hermanos Coen. El paisaje de Alaska, los personajes, el tema, incluso los actores pertenecen al universo de los famosos cineastas judíos.
Una trama bien urdida, con un buen ritmo narrativo, con imágenes potentes, con giros de guión bien construidos.
Extraordinariamente divertida.
Robin Williams es un actor que me gusta y que admiro, un magnífico comediante.
Holly Hunter interpreta a una simuladora de Síndrome de Tourette, lo que le permite decir palabrotas e improperios con absoluta libertad.
Hablaré primero del personaje (brevemente) y después de la peli.
Lady Diana Spencer, Princesa de Gales, me despierta la misma compasión que cualquier otra persona que haya muerto prematuramente.
Se dice que llevó una vida triste y no fue feliz. ¿Cuántas mujeres son abandonadas por su marido y además pasan hambre y necesidad y aún así salen adelante?
Diana ni pasó necesidad, ni nada parecido. Vivió en la opulencia y posiblemente en el despilfarro. Si no fue feliz es que, tal vez, fuera un poco torpe. Muchos con menos son felices.
Que contribuyera en acciones humanitarias me parece fenomenal. Pero es muy fácil hacer explotar una mina o dar un abrazo a un niño herido y luego dormir esa misma noche en un hotel de cinco estrellas. Que su labor a nivel mediático tuviera repercusiones, no lo dudo.
Para mí tiene valor la acción de sanitarios que dentro de Medicus Mundi, por poner un ejemplo, trabajan y viven en condiciones pésimas (iguales a la población que atienden) ayudando físicamente y de manera directa a quien lo necesita. O sin ir más lejos, voluntarios de Cruz Roja o de Cáritas que emplean su tiempo en colaborar con los demás.
Ninguno sale en la tele y son merecedores de nuestro reconocimiento mil veces más que reinas y princesas que con dar un beso a un niño se ganan la admiración de los consumidores de propaganda divulgada por la caja tonta.
Pasemos a la película.
No sé si será verdad o no la historia de amor que nos cuenta Oliver Hirschbiegel pero resulta de los más empalagosa y fallidamente sensiblera. La cantidad de edulcorante por frame es tan alta que podría causar graves complicaciones a cualquier diabético y esta grave enfermedad a quien no sea.
Este director es conocido por haber participado en series de televisión como los Borgia o la inefable Rex: Un policía diferente. En su haber figura la realización de la muy apreciable El hundimiento.
Aquí perpetra un drama romántico enfocado a no destacar ni un solo defecto de su personaje protagonista (la nombrada princesita). Dejando a parte algunos episodios, realmente inverosímiles que ofenden la inteligencia, la trama resulta de muy escaso interés.
Todo está pensado para ensalzar la figura de la protagonista.
El termino hagiografía se refería en origen al relato de la vida de los santos. En la actualidad también se aplica a las de personas que, para su biógrafo, reúnen méritos tan excepcionales y están a un nivel tan separado del resto que en la práctica se les trata como a santos.
Decir que este relato es hagiográfico sería quedarse corto. A Diana se la presenta perfecta.
Además me resulta repugnante el recatamiento que se tiene para evitar ver, ni por asomo, desnuda a la princesa.
Su factura es de telefim-basura pero con más medios (mal empleados).
Naomi Watts, que es una muy buena actriz, hace lo que puede con su papel. Intenta imitar andares y gestos de Diana pero su personaje resulta indigesto.
Primeramente se pensó en Jessica Chastain pero no pudo hacer este papel por cuestiones de calendario.
Naveen Andrews interpreta al doctor Dr. Hasnat Khan. El personaje resulta increíble y repulsivo, con una pedantería insoportable, repitiendo sin cesar que se dedica a salvar vidas. Al actor lo conocemos de la serie Perdidos.
Mi intención era ver El Hobbit: La desolación de Smaug pero había una cola inmensa y llegué a la taquilla más tarde de la hora de inicio y la opción horaria más conveniente era ver este bodrio. Debía de haber dormido menos siesta.
Película argentina que veo dentro de las proyecciones del Cine Club Alcarreño.
Es impresionante la cantidad de espectadores que asistimos a estas pelis. La mayor sala de los multicines casi llena.
Santiago Mitre nos ofrece una peli política siguiendo las tribulaciones de un estudiante, con escaso interés por los estudios, pero con una gran capacidad de manipulación, que se va introduciendo en el mundo de la política universitaria de la mano de su novia, una profesora activista.
A Mitre le preocupan poco las ideas y le divierte más contarnos los manejos de los políticos, eso que se da en llamar acción política. Esa política con minúsculas en la que los esfuerzos van dirigidos a obtener votos y alcanzar el poder, pactando con quien sea y por lo que sea.
Ese debate se plantea, se verbaliza. Todo sirve para obtener el poder y cambiarlo todo para que todo siga igual.
El joven Roque con muchas habilidades sociales resulta ser manejado por un profesor con más experiencia y ansias inconmensurables de poder que no duda en traicionarlo para obtener sus fines.
Película con enjundia suficiente como plantear debates interesantes pero tal vez no demasiados constructivos, como ocurre en la peli.
Lástima que esa consistencia en el planteamiento se vea herida de muerte por el lenguaje cinematográfico empleado.
El uso continuo e irritante del primer plano es detestable. Odio profundamente esta forma de rodar. Tal vez solo esconda la falta de recursos económicos pero hay otras opciones.
Lo que podría haber sido una peli muy interesante en el fondo, termina siendo insoportable en la forma.