Película canadiense que veo dentro de las proyecciones del Cine Club Alcarreño.
Chloé es una ginecóloga que trabaja en una Clínica para mujeres en Palestina pero vive en Israel. Tiene amigos a un lado y al otro del muro que separa dos pueblos marcados por el odio, la violencia y la incomprensión.
La manera de rodar de su directora Anaïs Barbeau-Lavalette me parece detestable. La cámara pegada a la nariz o al cogote de los actores, con planos desenfocados que me resultan especialmente molestos. Cuando aleja la cámara y da planos largos o medios gana. Le aconsejaría que aprendiera de los clásicos como el gran John Ford.
Al margen de esta queja, que lastra la peli, Inch’Allah es brillante. El acercamiento a personas reales dentro de este sempiterno conflicto es de lo más interesante.
Los personajes no son unívocos, son multifacetarios con sus propias contradicciones.
Los dos bandos intentan arrastrar a Chloé hacia su posicionamiento.
La gran virtud de esta peli es la ausencia de maniqueísmo.
Las imágenes de personas escarbando en la basura me resultan impactantes y lamentablemente familiares. Conmovedora la imagen del niño siempre vestido con una capa de superman.
Todos los actores están bien, pero el peso de la peli descansa sobre Evelyne Brochu, una actriz con una capacidad de trasmitir emociones (con muy poco) impresionante. Sencillamente maravillosa.
Una peli mal rodada pero que aún así comunica verdad. Turbadora, triste, pesimista, real…
Acudo al pase de prensa de esta peli en una sala de Universal en el Paseo de la Castellana.
Ir a ver estas proyecciones supone un esfuerzo ímprobo. Conducir hasta Madrid. Aparcar, con su coste económico correspondiente. Comer un bocadillo o más bien engullirlo…
Pero hay recompensas. La mayor compartir sala con críticos conocidos. Me hace sentir importante.
Esa tarde pude reconocer a Carlos Marañón, director de la estupenda revista Cinemanía, que leo todos los meses, además de Fotogramas.
Los asientos extraordinariamente cómodos y mi costumbre por el sesteo invitaban a la somnolencia.
La idea inicial de la peli no es demasiado original. Un cuarentón incita a sus antiguos amigos de la adolescencia a terminar un circuito de bares, que no consiguieron acabar en su momento.
Cuando parecía que la peli iba a discurrir por los senderos trillados de resacón en, aparecen unos robots-barra-extraterrestres con sangre azul que pretenden robar los cuerpos.
Todo se salvaría si este disparate tuviera gracia, pero es que no la tiene.
Las escenas de acción son reiterativas y todo suena a ya visto.
Podría decir que las reflexiones sobre el peterpanismo y sobre los iguales que se vuelven las personas de cuarenta o más son interesantes pero eso ya lo han dicho otros.
A la vuelta a casa un atasco horroroso por un accidente con un camión cruzado.
Desde luego esa tarde no había valido la pena ir al pase de prensa. Así es la vida.
Me han permitido pertenecer en la Asociación de Informadores Cinematográficos de España. Sin la menor intención de menospreciar a esta prestigiosa asociación de críticos y periodistas de cine pero mi aceptación me hace pensar que admiten a cualquiera.
Recuerdo perfectamente que veía las películas de los Hermanos Marx las tardes de los sábados en televisión. En aquella etapa apreciaba mucho el humor y la risa. Ahora me sigue pasando igual.
Detestaba profundamente cuando Harpo Marx se ponía a tocar el harpa, era un sufrimiento interrumpir la comedia y oír ese instrumento.
Vemos Sopa de ganso porque se cumplen 80 años desde su estreno. Fue originalmente incomprendida pero con los años ha ido aumentando en incondicionales y ahora se considera la mejor peli de los Hermanos Marx, aunque eso es discutible como todo.
Se pueden sacar muchas conclusiones de esta peli pero la más importante es que Rufus T. Firefly presidente de Freedonia no hay que llamarle principiante, porque te declara una guerra.
La ciudad de Fredonia en Nueva York, se quejó de la utilización de su nombre con una “e” adicional. La respuesta de Los Hermanos Marx fue: “Cambien el nombre de su ciudad, que está haciendo daño a nuestra imagen”.
El dictador italiano Benito Mussolini prohibió la película en Italia porque pensó que era un ataque directo a él. Cuando la noticia llegó a Los Hermanos Marx declararon que habían llegado al éxtasis.
Cuando se le preguntó cuál era el significado político de esta película, Groucho Marx dijo: “¿Qué significado? Éramos sólo cuatro judíos tratando de conseguir una risa.”
El país ficticio de Sylvania fue llamado “Amnesia” en los primeros borradores.
Una de las pocas películas con Harpo Marx en la que no realiza un solo de arpa, aunque toca las cuerdas de un piano.
En el guión original, Chicolini y Pinky eran primos y Bob era el hijo de Firefly.
Los primeros borradores del guión incluyen escenas en un teatro de ópera y a bordo de un zeppelin. Fueron suprimidas por falta de presupuesto.
El director Leo McCarey es uno de los grandes de la comedia de los años 30 y 40, descubridor de la pareja cómica de Stan Laurel y Oliver Hardy y ganador de numerosos premios oscar.
Margaret Dumont siempre interpretaba el mismo papel de viuda rica enamorada de Groucho Marx, éste llegó a afirmar que era el quinto hermano Marx. En la época mucho público creía que estaban realmente casados. Margaret no comprendía la mayoría de los chistes de los hermanos pero era una experimentada actriz de comedia y aguantaba el tipo como podía.
Copio un par de diálogos de esta peli:
Groucho: No es que me importe, pero, ¿dónde está tu marido?
Margaret Dumont: ¡Ha muerto!
G: Seguro que solo es una excusa.
MD: Estuve con él hasta el final.
G: No me extraña que falleciera.
MD: Lo estreché entre mis brazos y lo besé.
G: Entonces, fue un asesinato. ¿Te casarías conmigo? ¿Te dejó mucho dinero? (Responde primero a lo segundo)
.MD: ¡Me dejó toda su fortuna!
G: ¿No comprendes lo que intento decirte? Te amo.
G: Pensarás que soy un sentimental, pero ¿te importaría darme un mechón de tu cabello?
MD: ¿Un mechón de mi cabello?
G: Y no te quejes. Te iba a pedir toda la peluca. Cásate conmigo y tendremos nuestra propia familia.
MD: Oh, sería maravilloso. Y dime, cariño, ¿tendríamos una bonita casa?
G: Pues claro, ¿no estarás pensando en mudarte?
MD: Temo que después de llevar algún tiempo casados encuentres una mujer hermosa y te olvides de mí.
G: No te olvidaré. Te escribiré todas las semanas.
Sopa de ganso es Marx en estado puro, con sus genialidades y sus defectos.
Jamás se vio una declaración de guerra tan divertida.
La escena del falso espejo es todo un clásico.
Esta crítica se la dedico a mi amigo Félix, que hace tiempo que no veo, un incondicional de estos hermanos.
Acudimos a este monólogo dentro de la trigésima edición de la Muestra de teatro Espiga de Oro de Azuqueca de Henares.
Durante dos horas el fundador de Animalario mantiene la atención del espectador.
Hay momentos de humor, experiencias personales y análisis político, mucho análisis político.
San Juan nos habla de la transición, de la monarquía, de la herencia del franquismo, de la influencia norteamericana en la democracia española, de la socialdemocracia…
Un análisis diáfano, clarificador, aleccionador, sujeto a debate.
El capitalismo nos ha absorbido, nos ha llevado a su bando. Todos tenemos (o queremos tener) una casa en propiedad, un coche, una tarjeta de crédito (o muchas y de color dorado), un móvil cojonudo, un plan de pensiones, un seguro de salud privado…
Nuestra aspiración y nuestra felicidad reside en el consumo. De esta manera arranca el monólogo de Alberto que sigue por caminos diversos pero muy interesantes.
Se termina enlazando con la gran esperanza del Movimiento 15-M.
A mí me gustó mucho-mucho. Tal vez ya era todo conocido o sospechado pero necesitas que alguien te lo diga de vez en cuando. Y San Juan me lo dijo claro y alto.
La bibliografía sobre la que se basó la expuso en el escenario al final de la función. Os pongo una foto.
Hace un año veía y comentaba Los Juegos del Hambre, terminaba diciendo que quería ver la dos. Recuerdo que me la recomendó una joven paciente, una niña encantadora de unos 14 años que después de leer los libros no había salido decepcionada con la peli.
Esta Los juegos del hambre: En llamas mantiene un magnífico pulso narrativo. Se ve con interés.
A pesar de sus casi dos horas y media de duración, se me hizo muy corta. Cuando terminó pensaba que tan solo había pasado una hora o poco más y me sorprendí. Quería más, me había sabido a poco.
Tiene todos los ingredientes para convencer: acción, amoríos, rebeldía, emoción, aventuras…
Jennifer Lawrence carga con todo el peso de la peli. Es una heroína a la fuerza. Su afán de sobrevivir la ha convertido en un icono para los rebeldes. Pero ella no está conforme con su destino.
El final, ligeramente sorprendente, hace que desees ver la tres.
Fui a la primera sesión y lo habitual es encontrar una sala vacía. Ayer el cine estaba a rebosar, repleto de adolescentes, de chiquillas sobre todo. Era el más viejuno con ventaja.
Ver una sala llena siempre gusta, da esperanza para que este arte no desaparezca.
Las niñas que estaban detrás mío se mantuvieron calladas durante toda la proyección. Al final una comentó que le había decepcionado pero su amiga le replicó que era muy fiel al libro y le encantaba.
Las jovencitas que tenía delante no pararon de meter ruido, chillar, hablar. Jugaban al móvil, saltaban, extraordinariamente molestas. Les llamé la atención en dos ocasiones, primero con amabilidad y después algo más contundentemente pero no me hicieron ni el más mínimo de los casos.
La primera era una peli de bajo presupuesto, en ésta se han gastado la friolera de 140 millones de dólares. Tal vez tenga unos efectos especiales más elaborados y los actores hayan cobrado mucho más.