Las pelis de espías nunca nos han presentado la vida familiar de estos agentes.
The Americans nos ofrece por un lado las actividades propias de esta pareja de infiltrados y por otro lado la difícil conciliación de la vida familiar y laboral.
Elizabeth y Philip Jennings siguen sujetos a dilemas morales, aunque no pierden eficacia en sus trabajos.
Para colmo de dificultades la niña, Paige, ya adolescente se mete en grupos religiosos y toma a un predicador como referente. Por cierto este reverendo me da muy mala espina.
Sus padres, ateos soviéticos convencidos, no lo llevan nada bien.
Esta muchacha nos va a dar muchos problemas.
Pero hay más campos en esta serie.
Por un lado las desventuras de la bella y seductora Nina Krilova, que tiene que resolver su estancia en una cárcel rusa.
Por otro el agente especial Stan Beeman, que tiene que afrontar su divorcio y sus investigaciones.
La desdichada y engañada Martha Hanson también sufre lo suyo.
Un personaje que va cogiendo peso es el enigmático Gabriel interpretado por el gran Frank Langella.
La serie va ganando por temporadas y capítulos.
Estamos enganchados.
El episodio décimo tercero termina con una llamada que no nos va dejar dormir hasta la siguiente temporada.
Primero fue guión, después obra de teatro y al final peli.
Las historias se desarrollan siempre ese día de la semana en diferentes estaciones y diferentes años.
Se habla de amistad y de las relaciones entre jóvenes treintañeros, que padecen la crisis económica y vital, sobre todo la vital.
Se insertan números musicales, cantados por los mismos protagonistas. Al estilo El otro lado de la cama de Emilio Martínez Lázaro.
Los diálogos son fluidos interpretados por unos actores magníficos.
Predomina el tono de comedia con situaciones (supuestamente) hilarantes.
El ritmo de la peli es estupendo y no decae a lo largo del metraje.
Dicho todo esto: no consigo comprender porqué no me ha gustado.
Es una peli bien hecha, bien interpretada, pero a mí no me ha hecho gracia.
Tenía una cierta impresión de contemplar situaciones ya vistas, sin originalidad.
Los actores interpretando un texto que carecía de consistencia y que sobre el papel parecía cómico, pero llevado a la pantalla no tenía chispa, ni enganchaba al espectador.
Que los problemas de sus protagonistas, sin menospreciarlos, parecían de niños ricos, fútiles, sin contenido.
Ni siquiera los números musicales me gustaron.
Tal vez, sea yo el problema. Tenía una mala tarde, pero me pareció una peli intrascendente, olvidable y aburrida.
Una pareja de ancianos estaban detrás de mí. Reían de vez en cuando (yo no), pero casi al final dejaron escapar: ¡Que coñazo!.
Unas niñas de 12 a 14 años estaban al final de la sala, salieron media docena de veces a comprar palomitas, bebidas, chucherías… Estaba claro que tampoco se sentían atraídas por la historia.
Maggie Cheung lleva un vestido diferente en cada escena.
Había 46 en total, aunque no todos llegaron a la peli con el montaje final.
El rodaje se desplazó desde Pekín a Macao después que las autoridades chinas exigieron ver el guión terminado.
Durante el rodaje, Wong Kar-Wai improvisó, a menudo con los actores, la elaboración de la historia y el tono de la película a medida que avanzaba.
Originalmente, “In the Mood for Love” fue una película con el romance mucho más evidente.
Se decidió, comenzado el rodaje, dar una visión mucho más sutil sobre esa relación.
El número de la habitación del hotel donde se queda Chow es 2046, que es el próximo largometraje del director.
El rodaje duró 15 meses.
El maquillaje y la peluquería de Maggie Cheung llevaba unas cinco horas cada día de rodaje.
Wong Kar-Wai terminó el montaje de la peli una semana antes de su estreno en el Festival de Cannes.
La idea original y la inspiración para la película se derivaron de un cuento japonés en relación con dos personajes que a menudo subían juntos por la escalera sin hablarse. Los personajes en esta historia terminaban suicidándose.
Wong Kar-Wai encontró el título en inglés para “In the Mood for Love” mientras escucha una canción de un CD de Bryan Ferry con un título similar: “Yo estoy en el humor para el amor”.
Es una versión de una canción de 1930 con el mismo título.
La quinta colaboración entre Wong Kar-Wai y el director de fotografía Christopher Doyle. En total fueron siete colaboraciones.
Elegido por “Les Cahiers du cinéma” como una de las diez pelis mejor fotografiadas de 2000.
Cristina nos aporta que el tema principal de la peli fue compuesto por Shigeru Umebayashi y se llama “Yumeji’s theme“.
Durante la peli aparecen dos temas clásicos de Nat King Cole: Quizás y Aquellos ojos verdes.
Comentarios:
Revisando, solo me consta haber visto una peli de este director My Blueberry Nights, que me entusiasmó, como podéis comprobar leyendo mi crítica.
Deseando amar es la historia de una pareja de vecinos que descubren que sus cónyuges les son infieles.
Ella es administrativa y es testigo de los escarceos amorosos de su jefe.
Él es periodista y su mejor amigo es un putero.
Parecen vivir rodeados de adulterio.
Su curiosa relación va avanzando. Primero teatralizan las posibles situaciones con sus respectivos esposos.
Después colaboran en la realización de una novela.
Va naciendo la amistad y después el amor.
Pero ellos no quieren ser como sus parejas y se resisten a consumar su amor.
Ella exquisitamente ataviada con vestidos ceñidos de cuello alto que esconden su piel, pero no sus formas.
Él con su traje y su camisa blanca.
Parecen ser lo único puro que hay en su ambiente.
La peli plantea más incógnitas de las que resuelve.
La gran baza de la cinta es cómo está contada.
La cámara se coloca, en muchas ocasiones, fuera de la habitación donde dialogan los protagonistas, en un rellano de la escalera, o en una esquina de la calle, convirtiendo al espectador en observador cómplice, incluso perverso.
Tomamos el punto de vista del cotilla que impunemente se introduce en la intimidad de los protagonistas.
Cada plano destila sutileza y belleza.
Su ritmo pausado nos invita a la contemplación, al disfrute de la estética.
El tema musical, “Yumeji’s theme“, se repite, pero su belleza es tal que lo deseamos más y más. De hecho lo estoy escuchando mientras escribo este comentario.
El punto increíble lo dan las canciones de Nat King Cole. Temas que yo me sé porque mi madre los cantaba cuando era pequeño.
¿Cómo a Wong Kar-Wai se le ocurrió introducir estas dos canciones en una peli hablada en chino cantonés?
Un acierto haberla visto en versión original. El chino no es tan difícil, y se le va cogiendo el tranquillo a lo largo de la peli. Confunde un poco que en algunos momentos hablan en chino mandarín.
Os pongo el tráiler y el tema musical.
Después hay fotos de la peli, de su bella protagonista (Maggie Cheung) y del director, que siempre lleva gafas de sol.
De ésta presunta marcianada se podía esperar lo peor.
Pero el bueno de Ridley nos sorprende con una peli muy entretenida de principio a fin.
La podríamos encuadrar dentro de la ciencia ficción científica y verosímil. No es una peli fantástica.
Nunca he comprendido el afán por trasportar humanos a satétiles y planetas.
Explorar el sistema solar con sondas vale, pero enviar personas no tiene mucho objeto.
Soy de los que piensan que nunca se ha llegado a la Luna, que eso fue el gran timo de los norteamericanos a la opinión pública mundial.
No puedo creer que el proyecto Apolo llevara a doce hombres a la Luna del 69 al 72 y 43 años después no se haya vuelto a hacer.
Lo de ir a Marte es complicado sobre todo por que la salud de los astronautas se vería gravemente deteriorada después de más de un año de ingravidez, posiblemente su reencuetro con la fuerza gravitatoria resultaría mortal.
Vayamos a la peli.
Matt Damon queda en Marte como una especie de Robinson Crusoe que nos va narrando lo que va realizando para sobrevivir. Su relato no resulta, para nada, aburrido.
Por otro lado se nos cuentan las actividades de la NASA para salvarle.
Exceptuando alguna laguna argumental, todo resulta coherente.
Hay un tratamiento con buen sentido del humor, evitando un dramatismo circunspecto. Ese tono hace a la peli más atractiva.
Damon es un actor perfecto para interpretar al americano medio que puede ser un héroe sin pretenderlo, haciendo lo que puede y lo que sabe sin mucho esfuerzo.
Este actor es Thom Hanks en joven.
Jessica Chastain interpreta a la comandante de la nave y, como suele ser costumbre, está maravillosa. Cada día me gustas más.
Esperemos que con esta peli Ridley Scott enderece su torcida carrera.
Lo primero que se me ocurre comentar de esta peli es lo bien que rueda Guillermo del Toro.
Todas sus escenas están filmadas con elegancia, con un dominio absoluto de la cámara y con un montaje eficaz y sofisticado. Todo un maestro.
La cumbre escarlata es una mezcla de La edad de la inocencia de Martin Scorsese, Rebeca de Alfred Hitchcock y de El sexto sentido de M. Night Shyamalan.
Sobre todo al principio tiene ese estilo romántico y decadente de la sociedad victoriana retratada por Scorsese.
Esa gran mansión regentada por la cuñada tiene un aire al Manderley de los Winter.
El “en ocasiones veo muertos” que decía el niño Cole Sear, interpretado por Haley Joel Osment, cobra todo sentido. porque a Edith Cushing (Mia Wasikowska) le pasa lo mismo.
La historia es un cuento de terror gótico-romántico.
Del Toro le sabe dar su toque de autor, elaborando una historia con su sello personal. Un relato fascinante en su fondo, pero más aún en su forma.
Se cuidan todos los detalles de producción. Unos decorados maravillosos, llamativos, decadentes.
Un vestuario acorde a las circunstancias.
La mansión escarlata que se cae a pedazos es el símbolo perfecto de la decadencia y la podredumbre moral y económica de una familia de aristócratas que han sido incapaces de sacar su hacienda adelante.
Pero la peli de Guillermito no olvida ni la intriga ni el terror.
El escarlata es el color predominante, la sangre rodea a los personajes.
Mia Wasikowska compone un buen personaje, no es solo una damisela que se asusta y grita, sino que sabe defenderse y …
Jessica Chastain interpreta a una malvada cuñada.
El mayor enemigo de una casada son las cuñadas, como todo el mundo sabe, más aún que la suegra.
Jessica está maravillosa. Después de verla aquí caerás en la cuenta que tus cuñadas no son lo peor. Por encima de su maldad está la Chastain. Si son peor que ella solo te queda la solución final.
Es curioso que a pesar de su maldad, su belleza y su magnetismo son tan intensos que no puedes evitar enamorarte de ella.
Por eso no puedo comprender como el soso de Tom Hiddleston prefiere a la floja Wasikowska al amor incestuoso con la fatal, pero irresistible Jessica.
Resulta increíble que este director pretenda estrenar en 2018 Pacific Rim 2. La primera fue un bodrio total.