El Día de la Madre publico este vídeo en homenaje a la mía.
Clarita nos habla de la peli de 1949 dirigida por Mervyn LeRoy y protagonizada por June Allyson, Elizabeth Taylor, Peter Lawford, Janet Leigh, Margaret O’Brien, Mary Astor, Lucile Watson, C. Aubrey Smith, Leon Ames y Rossano Brazzi.
Tenemos la inmensa suerte de disfrutar en pantalla grande de este gran musical. Una oportunidad única.
Me acompaña mi hijo, incondicional de esta peli.
La hemos visto muchas veces, pero tal vez ésta es la que más la he disfrutado.
Me emociono solo con pensar en ella.
Es una peli divertida, que pasa como un suspiro y que te quedas con ganas de más.
La idea original fue del productor Arthur Freed que había compuesto una canción y quería una peli que llevara ese título (Cantando…). A Stanley Donen y Gene Kelly les pareció una tontería.
Después se decidieron los números musicales.
Posteriormente los guionistas elaboraron la trama.
Es una peli hecha al revés. Lo normal es primero el guión, después la música y para el final el título.
Cantando bajo la lluvia está llena de aciertos.
Los números musicales son excepcionales. Maravilla tras maravilla. Con una coordinación perfecta y trasmiten una alegría inmensa.
Curiosamente Donald O’Connor no era la primera opción de Gene Kelly que prefería otros actores.
O’Connor dijo que durante las primeras semanas estaba aterrorizado de cometer un error y ser abroncado por Kelly.
Debbie Reynolds, con solo 19 años, fue una imposición. Kelly no la quería porque no tenía un nivel de bailarina adecuado. Fred Astaire la estuve entrenando .
A la Reynolds le llegaron a sangrar los pies de tanto ensayar. El director quería la perfección absoluta. En el plató se trabajaba 18 horas diarias, sin fines de semana.
Para el número musical principal se usó una mezcla de agua y leche para que la lluvia se viera mejor. Fue ensayada durante 6 semanas y precisamente el día del rodaje Kelly tenía 40º de fiebre. Aún así se rodó y dejó el baile más mítico de la historia del cine.
El número Make Em Laugh interpretado por Donald O’Connor, fue extenuante para el actor que terminó con quemaduras en la espalda y tuvo que guardar reposo durante unos días. Desaforunadamente el negativo se veló y tuvo que volver a rodarlo.
Este actor y Debbie Reynold estaban destrozados por el trabajo realizado y se negaron a participar en el número final por lo que se usó a la bella Cyd Charisse. Tuvo que repetir varias tomas porque su vestido trasparentaba su zona más íntima y, en consecuencia, hubo que retocar el vestidito.
El guión es soberbio y nos habla del mundo del cine.
La falsedad de las vidas de los actores.
La creación de falsos estrellatos como el caso de la insoportable Lina Lamont interpretada por una magnífica Jean Hagen. Ahora tenemos el ejemplo de Tom Cruise.
La dificultad de adaptación al cine hablado y el problema del sonido en las pelis. Es curioso que casi un siglo después este asunto siga vigente.
El fenómeno fan.
La soberbia de los actores de teatro que se creen superiores a los de cine.
La labor del productor.
R. F. Simpson, el jefe del estudio, es obviamente una parodia de Louis B. Mayer , con toques de Arthur Freed.
De lo más curioso de la peli es que la voz de Jean Hagen era estupenda y tuvo que ser doblada por otra actriz con voz chillona. Debbie Reynold fue doblada por Jean Hagen y cuando canta lo es por Betty Noyes con una voz mucho más rica.
Una de las grandes pelis de la historia y para muchos el mejor musical.
Todas las dificultades del rodaje se transformaron en la pantalla en una peli optimista y vitalista, el mejor antídoto para la depresión.
Mis compañeros del Taller de Cine de Azuqueca de Henares me habían hablado elogiosamente de esta peli.
José Luis Cuerda, director y guionista, nos presenta el cielo como un pueblo castellano de posguerra.
Humaniza a Dios y a toda la corte celestial.
Un Dios aburrido decide tener un segundo hijo, pero no encuentra la candidata adecuada por lo que se decide por realizar el Apocalipsis, pero todo está muy caro y a la humanidad no hay quien la meta en vereda.
Esta comedia absurda que hace mofa de la religión católica, en absoluto, resulta irreverente. Es en el fondo comprensiva con la flaqueza de Todo Poderoso que no consigue hacer carrera de la humanidad.
Tiene un tono fascinante y sorpresivo. Es una peli inesperada.
Las comparaciones con Amanece que no es poco son irremediables. En este duelo ésta que hoy nos ocupa no es la ganadora, sin duda.
Lo mejor ver un elenco de actores de lo mejor del cine español con un Luis Ciges genial.
Entrañable recordar a Ález Angulo.
La verdad es que me parto la caja de recordar a todos los personajes…
Me sigo riendo después de verla. ¡No puede ser mala!
Tal vez en algún momento pensé que la quinta temporada me podría decepcionar. Ya había visto muchos episodios y había riesgo que me ofrecieran más de lo mismo.
Una valor seguro de la serie eran sus potentes personajes que no me iban a defraudar.
Estos episodios que acabo de terminar de ver me han llenado de emoción, de vísceras, de sangre, de cabezas reventadas y de reflexiones sobre la condición humana.
Voy a esforzarme a tope para no hacer spoilers.
En la temporada 5 pasamos de la desesperación absoluta a una cierta y tímida luz al final del camino que se disipa rápido. En los últimos capítulos una comunidad tan buena que no puede ser real.
Daryl Dixon sigue siendo mi personaje favorito, y supongo que el de muchos seguidores de la saga. Es un marginado que encuentra dentro del caos del apocalipsis zombi una familiar a la que cuidar y querer, que le acepta y le necesita. Posiblemente su vida dentro de la masacre generalizada es mejor que la previa.
Carol Peletier se ha transformado a lo largo de la serie de una mujer sumisa y maltratada a una auténtica heroína, manipuladora y posiblemente el cerebro del grupo.
Rick Grimes es el líder atormentado. Sobre él cae la responsabilidad de guiar a esta “familia” hacia la supervivencia.
Me encanta el look a lo Lara Croft de Rosita, una de las nuevas incorporaciones junto con el fornido Abraham Ford.
Se ha seguido escarbando en el alma humana. Como ya dijo Plauto, “Homo homini lupus” (el hombre es un lobo para el hombre).
Efectivamente el mayor peligro no son los caminantes sino los malvados humanos que se van encontrando.
Este grupo de supervivientes se ha creado un código moral para la supervivencia. En un mundo donde no hay leyes, ni justicia, ni orden hay que sobrevivir como sea, pero todo tiene un límite y la pregunta que se hacen nuestros protagonistas es ¿somos buenas personas?, ¿estamos haciendo lo correcto?, ¿vale todo por seguir existiendo?
Alguno de los personajes ante las desgracias sufridas tiene la tentación de rendirse, pero es necesario para el grupo y eso lo mantiene vivo.
Todos tienen su personalidad, su fuerza narrativa y la serie sigue con paso fuerte.
No puedo evitar soñar con podridos y dormir con un bate debajo de la cama. estoy acumulando víveres para cuando llegue el apocalipsis zombi.
Deseo la sexta temporada. ¡Por favor, que no muera Glenn Rhee!
Russell Crowe se nos ha metido a director y lleva a imágenes un guión de Andrew Anastasios y Andrew Knight.
El maestro del agua pretende ser un drama épico de un padre que quiere recuperar los cadáveres de sus hijos muertos en Gallipoli. Su viaje se convierte en una gran aventura física y emocional.
Esto es lo que intenta conseguir, pero muy distinto es lo que logra.
Hay normas básicas de sentido común. Para que el espectador consiga emocionarse con un fallecimiento tiene que conocer y apreciar a la víctima.
Lamentablemente en este mundo actual, estamos desensibilizados con la muerte y vemos en la tele que hay tantos muertos aquí y allá y seguimos tomando los macarrones con tomate como si nada.
Russell Crowe nos muestra la desgracia de estos muchachos en el campo de batalla, pero no los conocemos de nada, la peli acaba de empezar y eso nos trae al pairo.
Querido Russell, primero hay que presentar los personajes, hacer que te caigan simpáticos y luego los matas. Así conseguirás emocionarme. Esto es básico.
La peli del australiano está llena de buenas intenciones, de intentos fallidos de levantar la emoción del público.
El amorío con Olga Kurylenko es más que forzado. Esta chica pierde mucho si no va con minifalda. Este papel no le pega para nada.
En la ópera prima de este actor metido a la dirección hay una cierta dosis de egolatría y la pretenciosidad de hacer un obra colosal.
Pobre Crowe, solo has hecho un bodrio relamido, poco creíble, artificioso y, lo que es peor, aburrido.