Tim Burton acierta volviendo a sus esencias presentándonos unos personajes raritos.
Él en su infancia y juventud no fue precisamente popular y, tal vez, por ello sabe representar ese universo de marginados, de inadaptados sociales que son superiores a los demás, aunque no deseen serlo.
La peli funciona bien como retrato de personajes.
La presentación de los mismos es ejemplar y todos resultan muy atrayentes.
Con esa mezcla tan interesante de super-héroes y marginación, con una cierta melancolía interior de saberse poseedores de dones envidiables, pero al mismo tiempo apartados de una vida normal.
Estos niños peculiares se ven obligados a permanecer ocultos no solo en el espacio sino también en el tiempo.
Y en esto es donde yo me pierdo.
Nunca he sido muy bueno en comprender los movimientos en el tiempo.
Me lío dos veces al año con el maldito cambio de hora. Osea que imagínate con estos bucles temporales.
El guirigay de los malos con ojos blancos y los “huecos” invisibles para casi todo el mundo es un lío.
La peli se pierde en un sinfín de efectos digitales que me superan.
En la relación abuelo-niño percibo cierta ñoñería que me molesta levemente.
En resumen: Burton vuelve a sus personajes, pero se lía con los efectos especiales.
Acudimos, a la sala más grande de los Multicines Guadalajara, mi amigo Diego Gismero y yo.
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Después de haber visto llorar a la Vicepresidenta María Soraya Sáenz de Santamaría Antón a la salida del pase especial, a la Teniente (Sigourney Weaver) Ripley sollozar en el Kursaal en el Festival de San Sebastián, donde repartieron katiuskas, para poder navegar por ese mar de lágrimas, venía preparado con varios paquetes de kleenex.
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Cuando empezó la peli miré el reloj para cronometrar cuando comenzaba mi llanto.
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Tengo una reconocida fama de blando y suelo emocionarme con las cosas más simples.
Estaba seguro que no podría contenerme. Temía llamar la atención.
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Iban pasando los minutos y no me saltaban las lágrimas.
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Llegaba el final y suponía que explotaría en llantos.
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Pero no. Terminó la peli sin usar mis pañuelitos de papel.
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Mi amiga María ya me había advertido que era para tanto.
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Ahora me siento un tío duro.
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El viejo Ramón blanducho y flojo ha muerto.
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Ahora hay un nuevo Ramón, un tipo inmutable e indolente.
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¿O sencillamente solo es una burbuja hinchada por una perfecta promoción?
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La brutal campaña publicitaria que ha recibido la peli, especialmente de su productora principal Tele 5, nos la presentaba como un dramón del que no se podría contener el llanto.
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Su argumento central cabe en una servilleta de papel.
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La madre enferma y el niño que no sabe como afrontarlo está algo visto.
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Las historias colaterales que cuenta el gigante forestal están bien, pero no dejan de ser cuentecillos con moraleja.
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Hay momentos brillantes, pero no demasiados.
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A Bayona nos lo han vendido como el nuevo Steven Allan Spielberg. ¿Un pelín exagerado?
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El niño Lewis MacDougall está muy bien, una buena interpretación, pero su cara ocupa más de la mitad del metraje en la pantalla y llega a saturar.
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Felicity Jones es la actriz de moda. La vamos a ver en cinco pelis este año, una producción británica, en Inferno de Ron Howard y en Rogue One: Una historia de Star Wars de Gareth Edwards.
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La peli no es mala, pero desde luego es mucho menos de lo que la promoción ha divulgado.
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Salí bastante decepcionado, pero con una interior satisfacción de no haber sido embaucado con las trampas de Bayona.
Cuando Méliès dirige este corto ya había realizado unos 400.
Es la primera peli de ciencia ficción de la historia.
Se basa en en las obras “From the Earth to the Moon” (1865) de Julio Verne y “First Men in the Moon” (1901) de H. G. Wells.
Se trata de una superproducción para la época. Costó unos 10.000 francos.
En 2011 la película fue reestrenada en Cannes en un programa doble junto al documental “Le Voyage Extraordinaire“.
La versión restaurada y en color del cortometraje de 1902 incluía además escenas extra y otra banda sonora.
El propio Georges Méliès protagoniza su peli.
La forma de rodar es muy rudimentaria.
Planos secuencia con la cámara fija.
Planos generales. Sin uso del montaje, ni de cambios de planos.
Pero se usan trucos, que se podrían catalogar de efectos especiales.
Me llamó la atención la presencia de señoritas con pantaloncitos cortos que imagino eran un buen reclamo para el público.
Los selenitas son muy de palo y se les vence con facilidad a paraguazos.
Como hecho curioso el corto carece de los rótulos explicativos tan característicos de la época, aunque se daba a los espectadores un folleto de mano.
Los decorados son tanto tridimensionales como dibujados y abundan todo tipo de trucos: maquetas, sobreimpresiones, desapariciones por pasos de manivela…
Georges no tiene ni la más mínima intención de hacer una peli realista.
Su narración abraza el fantástico sin tapujos.
Ésta es la peli que vemos el primer día de esta nueva temporada del Taller de Cine de Azuqueca de Henares.
En este primer día José Antonio y Susana nos han presentado la idea para este primer trimestre.
Vamos a dedicarnos al cine silente a través de películas que hablen de la época histórica o de ese cine.
Durante las dos horas nos han obsequiado con unas escenas de diferentes pelis y al final un montaje propio steampunk espectacular.
Las obras de temática steampunk a menudo muestran tecnologías anacrónicas o invenciones futuristas imaginadas por los visionarios de su época, todas ellas vistas desde la perspectiva victoriana en la cultura, el arte, la moda e incluso la arquitectura.
El steampunk se desenvuelve en una ambientación donde la tecnología a vapor sigue siendo la predominante y por lo general localizada en Inglaterra durante la época victoriana, donde no es extraño encontrar elementos comunes de la ciencia ficción o la fantasía.
Aunque Georges Méliès no lo sospechara con su Viaje a la Luna realizó la primera peli steampunk.
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La semana que viene veremos en el Taller de Cine de Azuqueca de HenaresAsí empezó Hollywood (Nickelodeon) (1976) de Peter Bogdanovich con Ryan O’Neal, Burt Reynolds, Tatum O’Neal y Stella Stevens.
Me cambio de sitio para intentar hacer fotos y grabar el cutrevídeo que he puesto abajo del todo.
También se traslada el gran Pablo Franco.
Junto a Pablo se sientan cuatro chicas guapísimas de la web El palomitrón, habían participado en el Jurado de la Prensa.
Ya conocía esta página de series, libros y cine (muy recomendable).
A uno de sus autores, Alfonso, lo conocí hace unos años en una entrega de Premios Feroz, desde entonces siempre que nos vemos nos saludamos con cariño.
La gala comienza con la actuación de un grupo musical étnico Muhsilwán.
Su representante es simpático, pero interpretan cuatro canciones que se me hacen inmensamente largas.
Con una hubiera estado satisfecho.
En cambio las intervenciones del Orfeón Joaquín Turina, que se intercalan entre la entrega de premios son extraordinarias.
Los temas musicales muy de cine, muy adecuados.
Las orquesta y el orfeón maravillosos.
Los premios se van dando con parsimonia.
Emplean más tiempo los entregadores que los receptores.
Los premiados son breves como sus obras.
Ninguno se lo dedica a su madre.
Solo uno a su esposa.
Vayamos con el Palmarés.
El Premio Especial Obra Social ‘la Caixa’ al Artista Comprometido fue otorgado al humorista y actor Pepe Viyuela.
“Por su defensa de la cultura, por su empeño en llevar sonrisas a todos los rincones del planeta, por su solidaridad con los refugiados, y por su compromiso en favor de los más necesitados de cualquier lugar del mundo”.
Un discurso bastante improvisado.
Después actúo con un sketch francamente divertido y original.