Se llevó la Biznaga de Plata a la mejor peli y mejor dirección en Zonacine en la vigésima edición del Festival de Málaga.
Júlia se va de erasmus a Berlín.
Todo son dificultades.
Su novio (gilipollas) no la apoya.
No está a gusto con sus compañeras de piso.
En clase los profesores no se lo ponen fácil.
Se siente sola, desubicada.
Cuando hablamos de erasmus todos pensamos en juerga, fiestas y desparrame, pero la vida es dura fuera de casa.
De esto nos habla Elena Martín, de una manera naturalista, sencilla y sincera.
Ella se dirige a sí misma componiendo un personaje bien construido, con una capacidad expresiva maravillosa, con una mirada sabe trasmitir su situación anímica.
Ella es el gran valor de esta peli.
Elena Martín me parece maravillosa.
Cuando terminamos de verla fui el único al que le había gustado.
El resto de amigos y compañeros del Cine Club Alcarreño la denostaban cruelmente.
Menos mal que al día siguiente Alberto Sanz, presidente del Cine Club, también la defendía.
Lo bueno del cine y del arte en general es que se establece una relación entre la obra artística y el espectador. Esa relación es siempre individual e intransferible.
Tal vez parecería más inteligente si pusiera a parir esta octava o novena entrega de la Saga Galáctica.
Podría sacar mil defectos a la trama.
Meterme en cuestiones de física para aniquilar escenas.
Podría decir que copia de El Imperio contrataca.
Afirmar que es más de lo mismo.
Pero no lo voy a hacer.
Sencillamente porque me ha gustado mucho.
Me he divertido y me ha dado lo que esperaba.
De este nuevo episodio me gusta todo.
El personaje de Rey, una maravillosa Daisy Ridley, que a pesar de su inexperiencia y juventud tiene claros sus objetivos. Deseosa de tener unos ancestros de postín tiene que enfrentarse a la cruda realidad.
Me gusta Kylo Ren (Adam Driver) un malo predestinado a serlo. Sin perdón.
Finn (John Boyega) que empieza a dejar de ser un pringado. Valiente, bueno, pero poco astuto.
Me gusta también Poe Dameron (Oscar Isaac), un rebelde con causa.
Me entusiasma Leia Organa (Carrie Fisher), con ese carisma aplastante. Lamento que la vida se la haya llevado aunque con ella no han podido las armas de La Primera Orden.
Me gusta la intervención de la hija de Carrie (Billie Lourd).
Me impresiona ese Luke Skywalker/Mark Hamill que reflexiona sobre La Fuerza y la orden Jedi. Un hombre fracasado que se dejó tentar por el reverso tenebroso y malvive como un ermitaño intentando no volver a meter la pata.
Me gusta la historia de este episodio. La narración de un fracaso y de la resistencia ante las peores circunstancias.
Me gustan los muñecajos nuevos. Que servirán para llenar las estanterías de las jugueterías y las de mi habitación. Porque no me importa caer en la trampa del merchandising.
Me gusta Snoke y que sea interpretado por Andy Serkis, es malo, es feo y no es un holograma.
Me gusta lo atractiva que es visualmente esta peli, con esa pelea con los caballeros de rojo y ese desierto de sal boliviano que se tiñe de púrpura al paso de las naves.
Me gusta ese final con la resistencia metida en el Halcón Milenario, diezmada y exhausta de tanto huir, pero con esperanza.
Me gusta esta peli y todas las anteriores, incluso La amenaza fantasma.
Deseo que tenga todas las navidades el regalo de una nueva peli de La Guerra de las Galaxias.
Efectivamente se trata de dos pelis paralelas con discursos parecidos, con semejanzas en la manera de contar la historia.
Productos navideños de consumo familiar sin pretensiones alejados de la órbita cultureta de la crítica.
Hicimos Ricard, Diego y yo una sesión doble con estos dos productos y me lo pasé fenomenal.
Las pelis con protagonistas femeninas me encantan.
Las tres madres y las tres abuelas son maravillosas y componen un mosaico de diferentes prototipos de mujeres en sus relaciones familiares.
Le sobran edulcorantes artificiales al final del metraje, pero aún así me ha complacido.
Las dos pelis terminan con el viaje de los más mayores a un determinado sitio de los USA. Se podrían juntar y hacer una secuela común. Se podría llamar El gran desmadre de padres y madres malos por desigual en Las Vegas.