Podría regodearme en los defectos de esta peli penosa e infumable.
Sería fácil ser cruel con ella.
Hablar de un guión ridículo e insufrible.
Comentar las penosas actuaciones de sus ¿actores?
Pero no. Me voy a centrar en los aspectos positivos.
La presencia de la bella Tika Sumpter sabe a muy poco.
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Pero la que me ha arrebatado es la poderosa Olivia Munn que ya me cautivó interpretando a Psylocke (Mariposa Mental) en X-Men: Apocalipsis de Bryan Singer.
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Dicho lo cual me veo en la obligación de advertir de la presencia en este bodrio de película del supuesto cómico Kevin Hart que me resulta absolutamente insoportable.
Pocas veces en la vida he deseado mal a nadie. Pero en esta ocasión este individuo me ha sacado completamente de quicio. La estupidez de su personaje ha hecho aflorar lo peor de mí mismo.
Sugiero un montaje para hacer una peli algo mejor: suprimir todas las escenas en las que salga este sujeto y solo montar en las que aparecen Tika Sumpter y Olivia Munn.
Alicia se ha convertido en una capitana intrépida que se enfrenta a los piratas malayos y a los convencionalismos sociales.
Es una mujer adelantada a su tiempo. Valiente y decidida.
Ese retrato me parece un buen ejemplo para las niñas que vayan a ver esta peli.
La pequeña aventura de navegación que se relata al principio funciona como un corto. Me encantó.
La peli es visualmente muy atractiva. Muchos colorines. Muchos efectos visuales.
Tanto que puede llegar a saturar, a pesar tanto que asfixia.
La idea de viajar por el tiempo por medio de la codiciada cronosfera está bien y el tiempo personificado mejor aún.
Pero la peli es ligeramente aburrida, no hay demasiadas sorpresas y una vez saturado de imágenes bellas e impactantes parece que todo lo que sigue te da igual.
El Sombrero Loco es un coñazo de tío y el rollo de su familia muy tedioso.
Al final resulta un pastelón.
Lo mejor Tweedledum y Tweedledee (Patachunta y Patachún, Tararí y Tarará o Do mi sol y Sol mi do en la traducción española).
En esta peli finlandesa se nos retrata la difícil relación entre Leila y Jacob.
Una que no quiere ser redimida, que desea penar su culpa el resto de su vida, que no quiere nada de la vida y mucho menos condescendencia o perdón.
El otro deseoso de hacer el bien, de ayudar a la gente. Tal vez su minusvalía le provoca ese deseo de sentirse útil.
Klaus Härö nos presenta a los personajes descarnadamente, sin concesiones al sentimentalismo.
Agradezco esa sobriedad formal que no recalca sino solo muestra para que seamos capaces de sacar nuestras conclusiones.
Hay un momento en la peli en el que Leila decide abandonar la casa del padre Jacob que le cobija.
Montada en el taxi no sabe que contestar al conductor cuando le pregunta donde ir. Son unos segundos impresionantes que son oro puro.
Pero lamentablemente al final, toda la contención sentimental, de la que se había hecho gala, se desmorona para mostrarnos las razones de la manera más sentimental pensable. Emociona, pero rompe con la línea de la peli.
Hubiera sido mejor más austeridad y menos elocuencia.
Aún así me ha gustado.
Además una peli finlandesa no se ve todos los días.