Ya en las últimas temporadas de la serie Homeland veíamos la guerra con drones.
Esta peli inaugura el nuevo cine bélico.
Las guerras del siglo XXI se van a librar con estos artefactos voladores que manejados a distancia pueden soltar unos pepinazos con toda exactitud en cualquier blanco.
En la guerra se han cometido muchas fechorías. La justicia, la ley y el derecho se dejan a un lado y el fin justifica los medios.
Los americanos siempre han sido firmes defensores de esa doctrina. Lanzaron la bomba atómica para evitar la muerte de muchos norteamericanos.
Cuando se bombardean ciudades mueren cientos de personas, pero los que lanzan las bombas y los que lo ordenan no ven a sus víctimas. Su objetivo está oculto por la distancia.
Pero ahora cuando se lanza un misil desde un dron la tecnología nos permite ver el objetivo y los daños colaterales. Las víctimas tienen cara ya no son invisibles.
De eso habla esta peli que enlaza, como un rosario, los problemas éticos y morales que entraña esta nueva manera de hacer la guerra.
La peli mantiene la tensión y la emoción.
Nos muestra las tecnologías que se emplean y la importancia del factor humano a la hora de manejar estos aparatillos y de tomar las decisiones.
El desarrollo resulta brillante contando con interpretaciones excelentes.
Destacar a Helen Mirren (siempre eficaz), Alan Rickman (muy contenido), Aaron Paul (un gran cambio de registro después de su fama por Breaking Bad) y Barkhad Abdi (al que ya vimos en Capitán Phillips).
El biopic es un género complicado, casi todos resultan demasiado episódicos.
El debutante Matt Brown se empeña en llenar su relato de momentos intensos. Ya sabéis los actores ponen cara de emoción, la música de cuerda (tararí tararí), primeros planos… Estilo pastelón para conseguir mover emociones en el espectador.
Eso funciona cuando no se le ve el plumero, pero aquí canta demasiado.
La peli está repleta de tópicos. Alguno me encanta como la suegra que esconde las cartas de la nuera, ¡qué bonito!
La tuberculosis es tratada como era de esperar. Sucede y presenta los síntomas siempre vistos en el cine.
Dev Patel demuestra sobradamente que es un pésimo actor, despertando sentimientos opuestos a los que pretende. Su presencia resulta francamente irritante.
Jeremy Irons hace lo que puede en medio de este desaguisado, demuestra su valía de buen actor.
Tampoco favorece nada el interés del espectador que el tema de fondo, las matemáticas, parezcan, no una ciencia, sino una religión.
Últimamente espero cada vez menos del cine de superhéroes.
Pero esta peli me sorprende.
La trama es clara, bien relatada. ¡Hasta yo la entendí!
Todos los personajes están bien construidos y su desarrollo resulta coherente.
El malvado Apocalipsis con esa capacidad de acumular mutaciones que le hacen creerse un dios, con sus cuatro seguidores a los que llama hijos y les lava el cerebro.
Entre estos cuatro jinetes del Apocalipsis hay dos chicas. Entre los miembros de las sectas siempre hay mujeres para complacer al líder.
El rollo inicial en el Antiguo Egipto me recordó a La momia.
Destacar a los tres protagonistas, James McAvoy (Profesor Xavier), Michael Fassbender (Magneto) y Jennifer Lawrence (estupenda Raven/Mística) que lo hacen fenomenal.
Inquietantes e interesantes las referencias al pasado en Auschwitz de Magneto que yo recordaba en alguna de las anteriores.
La peli discurre muy entretenida, sin que haya ningún momento aburrido, con escenas brillantes.
Destacar la salvación de los mutantes de La Escuela para Jóvenes Talentos por parte de Mercurio (Pietro Maximoff, alias Quicksilver). Impresionante.
Tal vez le falte algo más de sentido del humor.
El premio a la más maciza se lo lleva Elizabeth “Betsy” Braddock, mejor conocida como Psylocke (Mariposa Mental en España). No puedo evitar poner fotos abajo.
La fugaz presencia de Lobezno o Logan para los amigos (un eficaz Hugh Jackman) es extraordinaria (orgía de sangre).
El Taller de Cine de Azuqueca de Henares nos ofrece una oportunidad única de ver en pantalla grande este clásico de aventuras. Un lujazo.
Es una de mis pelis de cabecera. La vi en su estreno y muchas más veces en la tele.
Huston nos introduce en paisajes exóticos a dos personajes perdedores, dos truhanes que son conscientes de su valía personal y de sus sueños imposibles.
Despreciados se defienden afirmando que “con sujetos como ellos se ha construido el Imperio Británico”.
Toda la peli está impregnada de un gran sentido del humor que ayuda a suavizar momentos duros, que gracias a la comicidad son digeribles.
Por otro lado hay una gran nostalgia de una época que tal vez los protagonistas ni siquiera llegaron a vivir.
Estos dos perdedores llegan a triunfar, de hecho Danny Dravot llega a ser Dios en Kafiristán.
Solo una mujer logra romper sus sueños.
El homenaje a Rudyard Kipling es manifiesto, interpretado por un joven Christopher Plummer.
La trama, aunque poco creíble, está bien hilvanada.
Formidables Sean Connery y Michael Caine que componen dos personajes bien diferentes, pero complementarios.
Envidiable la amistad que los une.
Una peli de aventuras que lo tiene todo: viajes, emoción, peleas, amor, camaradería, humor, batallas y épica.
Pero la épica es de los perdedores, de los que nunca consigue triunfar.
Curiosidades:
John Huston trató de realizar la versión cinematográfica de “El hombre que pudo reinar” muchas veces antes.
Se concibió originalmente como un vehículo para Clark Gable y Humphrey Bogart en los años cincuenta, y más tarde para Burt Lancaster y Kirk Douglas.
También se barajaron nombres como Robert Redford y Paul Newman.
Este último sugirió a Sean Connery y Michael Caine .
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John Huston también consideró a Richard Burton y Peter O’Toole como Dravot y Carnehan.
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Karroom Ben Bouih (Sumo Sacerdote Kafu Selim) era el vigilante nocturno de un olivar cerca de la localización de la película.
Fue contratado después que John Huston accidentalmente se encontrara con él.
Se quedó dormido un par de veces durante el rodaje, descubriéndose que todavía había mantenido su trabajo de vigilante nocturno.
Huston tuvo que explicarle que no necesitaba ese trabajo, la compañía cinematográfica le pagaría lo suficiente y así podría dormir por las noches.
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Karroom Ben Bouih llegó a vivir 103 años.
Hizo su primera y única aparición en el cine con esta peli.
Al ver a algunas de las imágenes, declaró que ahora iba a vivir para siempre.
Sean Connery ha declarado que es su película favorita.
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Christopher Plummer interpreta a Rudyard Kipling.
Sean Connery tuvo que insistir en la participación de este actor. Los productores no lo querían.
Connery tuvo que amenazar con dejar el rodaje si no se le contrataba.
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El director John Huston no había adjudicado el papel de Roxanne antes de empezar a rodar.
Durante la filmación, en una pequeña cena para algunos técnicos y actores, se le preguntó si él todavía no había pensado en alguna actriz para el personaje.
Cuando respondió que no, todas las cabezas se volvieron hacia Shakira Caine, esposa de la estrella Michael Caine.
Huston le dio el papel en el acto.
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Michael Caine y Sean Connery estaban preocupados por la falta de dirección y retroalimentación con Huston.
Caine se acercó a Huston y preguntó si algo estaba mal y si estaba contento con sus actuaciones.
Huston respondió:
“Estás cobrando un montón de pasta por hacer esto, Michael, creo que deberías hacerlo por ti mismo”.
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La escena en la que Danny se reúne con Peachy recibe un disparo en la kasbah de Ait Benhaddou, justo al norte de la ciudad del sur marroquí de Ouarzazate.
Este sitio fue utilizado en Gladiador (2000) como la arena del norte de África donde Maximus combate en sus primeras peleas.
Ouarzazate es conocido como el “Hollywood de Marruecos“, ya que muchas producciones internacionales, como El reino de los cielos (2005) y Las Colinas Tienen Ojos (2006), fueron rodadas en la zona.
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La primera de las dos películas que los amigos en la vida real, Michael Caine y Sean Connery, protagonizaron juntos.
Su segunda colaboración fue “Un puente lejano” (1977).