Paula Ortiz realiza un ejercicio de estilo para imprimir a su peli algo especial, algo que no se pueda olvidar.
Corre el riesgo de pasarse de frenada y agobiar al espectador, porque todo en su narración es exceso, es incontinencia.
Es como una fuerza arrasadora que te puede agotar, dejar vacío.
Pero en ese exceso, en la desmesura, está su mayor acierto.
Convierte su relato en más lorquiano que el propio Lorca.
La fatalidad inunda la narración en donde predomina más la pasión que la razón.
La “tierra” es la excusa perfecta para que las pasiones desatadas sean tan intensas que envuelvan a los personajes en un terremoto de delirio.
El texto y las canciones de Lorca están engrandecidas con una puesta en escena bestial, arrolladora.
Los actores están inconmensurables, sobre todo las actrices.
Además de Inma Cuesta, de la que no va haber calificativos suficientes, quiero destacar a Leticia Dolera que nos tiene acostumbrados a papeles de comedia y aquí se nos ofrece como una actriz dramática que enfrenta su contención al torrente de su prima y oponente la ya nombrada Inma Cuesta.
No es una peli que vaya a gustar a todo el mundo.
Detrás se sentó en la sala una pareja. El señor nada comenzar la peli empezó a quejarse:
– Si sé que esto es así vemos otra. Vaya dinero más mal empleado.
Como había asientos vacíos cambié de localidad.
Este individuo siguió protestando en voz más alta. A pesar de la distancia lo seguía oyendo.
Estuve por levantarme para rogarle que callara, pero estaba manifiestamente molesto y no quise echar leña al fuego.
Desde aquí le digo:
– Es usted un maleducado.
(Me asombra mi ponderación).
Espero que si vais al cine os pase como a mí que me ha apasionado y no como a este cretino.
País: España
Productora: Apaches Entertainment, Atresmedia Cine, Cine 365
Director: Pau Teixedor
Guión: Luis Moreno
Reparto: Oona Chaplin, Andrés Gertrudix, Ana Fernández, Sergi Méndez.
Se trata de un drama con elementos de terror. ¿O una peli de terror con elementos de drama?
Es la ópera prima de Pau Teixedor.
Las imágenes de esa ciudad fantasma de Seseña, solitaria y lejana, son una buena metáfora del estado mental de Marta a la que da vida en la pantalla Oona Chaplin.
Durante la peli hay cuatro sobresaltos de esos que te hacen pegar un bote en el asiento. Pero además de los sustos hay una historia que te mantiene en vilo.
Tal vez me haya dejado atrapar por la idea que un niño cabrón puede ser el camino para que Marta pueda recuperar el recuerdo de su hijo.
El plano del final del pomo de la puerta, que pretende dar una explicación a la trama, es absolutamente prescindible. Un final abierto hubiera sido más adecuado.