Jesús Eguiguren participó y fue clave en los contactos previos que el PSE-EE realizó con miembros de Batasuna iniciados en 2002, siendo entonces José María Aznar (PP) Presidente del Gobierno de España.
Estos contactos, posteriormente, con la presidencia del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), llevaron en 2006 a la declaración de un alto el fuego permanente deETA y el denominado «proceso de paz».
Este proceso se encalló y en la práctica fue roto con el atentado de la T4, realizado por ETA mientras mantenía la tregua.
Aunque tras él se realizaron algunas conversaciones más, no pudo lograrse encauzar y ETA declaró, en un comunicado en junio de 2007, el reinicio de su actividad.
Sin embargo, el 20 de octubre de 2011 ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada.
En abril de 2013, Eguiguren y el exportavoz de Batasuna Arnaldo Otegi fueron galardonados con el premio Gernika por la Paz y la Reconciliación por «su aportación en la consecución de la Paz en Euskal Herria».
De estas conversaciones habla esta peli.
Borja Cobeaga mientras hacía el guión de Ocho apellidos catalanes, en los ratos libres confeccionó el de esta peli que luego dirigió en solitario.
Este guionista y director ha sabido llegar, con humor, al núcleo de los problemas vascos con el programa Vaya semanita de Euskal Televista.
Jesús María Eguiguren, en la ficción llamado Manu Aranguren interpretado por Ramón Barea, negoció primero con José Antonio Urruticoechea Bengoechea, alias Josu Ternera, llamado en la peli Jokin (Josean Bengoetxea), y posteriormente con Francisco Javier López Peña, alias Thierry (Patxi al que pone cara Carlos Areces).
Estos dramáticos, incluso trágicos, hechos son presentados por su director en tono de comedia.
Siguiendo la tradición de grandes del cine como Garía Berlanga o Billy Wider, Cobeaga es capaz de hacer del drama comedia.
Manu Aranguren es un hombre esforzado por conseguir la paz.
Jokin es reservado, hosco y arisco, pero tiene una verdadera voluntad a llegar a buen fin las conversaciones.
Patxi, en cambio, parece más campechano, pero es más bestia y negociar con él resulta mucho más difícil.
Entre medio un mediador internacional que solo habla inglés y una traductora.
La comicidad nace de las propias contradicciones en el lenguaje, un elemento que resulta fundamental.
Pero también tienen gracia las relaciones personales y las situaciones que viven los protagonistas, entre ridículas e increíbles.
Hay algo de cutre, de andrajoso en toda la narración.
Cobeaga compone un retrato fiel, directo, cotidiano de lo que pudieron ser unas negociaciones y posiblemente lo fueron.
Una peli divertida que te hace reír mientras te corre un escalofrío de terror por la espalda.
Destacar las interpretaciones de los tres protagonistas y especialmente la de Carlos Areces, incomensurable en su papel de chulo de barra de bar con pistola, jefe de ETA.
Al ver esta producción estoy convencido que es una de las grandes pelis de 2014.
Después de un comienzo a lo Ramito de Violetas de Cecilia se abre la puerta a un drama de tomo y lomo con mecánica de thriller.
Esta combinación oculta de géneros funciona a la perfección.
El retrato de tres mujeres vascas unidas, o más bien cruzadas, por la muerte de un hombre (Beñat) que escondía su secreto. Un secreto que las tres quieren descubrir a su manera.
He dicho a intención lo de tres mujeres vascas. Mujeres fuertes con carácter, austeras en las formas y en los sentimientos.
José María Goenaga y Jon Garaño realizan una peli parca en recursos narrativos. Con encuadres sencillos, una cámara fija e invisible. Con ausencia casi absoluta de música. Sin falsos estilismos.
Pero su narración es tan potente que consiguen trasmitir una gama de sentimientos infinita. Porque la peli emociona hasta hacer llorar.
Pero no hay manipulación del espectador, no hay trucos, ni artificios. Hay sinceridad, verdad.
Quede claro que no es un melodrama. Una de las características de este género es pretender emocionar con la ayuda de la música. Y aquí no hay música. Se lo aclaro a algún crítico despistado. (Ya me he ido arriba).
Las tres actrices están inconmensurables interpretando a tres mujeres bien distintas, Ane (Nagore Aranburu), Lourdes (Itziar Ituño) y Tere.
Impresionante la aproximación a la demencia que realiza Itziar Aizpuru, de un realismo absoluto. Perfecto.
A mí el euskera me parecía un idioma imposible, pero después de haber visto la peli dos veces ya le voy cogiendo en tranquillo.
¡Qué peliculón! ¡Qué maravilla de actores! Y no exagero.
Daniel Monzón se atreve con cine de género en Celda 211 .
El cine carcelario ha dado grandes películas pero sobre todo americanas y no españolas. Solo consigo recordar una buena película de prisiones españolas es Horas de Luz de Manolo Matjí.
Pero esta película de Monzón es soberbia llena de emoción con un guión original y personajes que dan miedo de verdad.
El preso Malamadre un impresionante Luis Tosar, está desbordante.
Un Jefe de Servicios Utrilla llamado por los presos Putavieja interpretado por un Antonio Resines que representa la maldad y la podredumbre institucional, un personaje despiadado y cobarde, interpretado con tanta profesionalidad que no sobreactúa ni un milímetro.
El contrapunto tierno lo da una Marta Etura estupenda, dulce y cariñosa.
El personaje central es Calzones un funcionario novato que de ser una persona tierna y feliz se trasformará en algo bien distinto por las circunstancias de las que es víctima.
Daniel Monzón sabe darle ritmo a una historia de tensión y violencia e intercalar algunas escenas tiernas con Marta Etura que interpreta el papel de esposa embarazada que además se llama Elena, uno de los nombres más bonitos de mujer.
Pero además la peli nos muestra como podemos transformarnos en situaciones extremas y como la vida puede dar un vuelco en poco tiempo.
Daniel Monzón simplica los personajes que intervienenen la historia, tal vez el único pero, pues en la realidad serían muchos más los personajes que intervendrían en esta situación de motín como el Delegado del Gobierno, el Juez de Vigilancia, los Subdirectores de la Prisión, el Comisario de Policía, habría también muchos más funcionarios y Jefes de Servicio.
En definitiva una gran peli.
Desde mi modestia le doy la enhorabuena a Daniel Monzón que ha llegado a la madurez artística.
Espero que nos siga deleitando con más películas así.
Yo le recuerdo cuando hacía críticas en Días de cine en TVE.