Veo esta peli en pantalla grande con el Club amigos del Cine.
Asistí a su estreno y la recordaba levemente. Se me confunden en el tele-encéfalo las pelis de Allen y tenía un revoltijo de Hannah y sus hermanas, Maridos y mujeres y ésta que nos ocupa.
A Woody Allen no le gustaba la parte final de la peli. Durante la postproducción se deshechó un tercio de la película. Se reescribió y fueron suprimidas las escenas en las que participaba Daryl Hannah, su intervención quedó reducida a un simple cameo.
El profesor Louis Levy, terapéuta y amigo de Woody Allen, interpreta al filósofo Cliff Stern protagonista de los documentales que tanto fascinan al director.
Originalmente, Alan Alda sólo iba a aparecer en la escena de la fiesta de apertura con Daryl Hannah. Pero Woody Allen decidió ampliar su papel y aunque el actor quería improvisar, el director no lo permitió y escribió sus diálogos sobre la marcha.
Lester (el personaje de Alan Alda) se basa en Larry Gelbart guionista de muchas comedias y director de la serie de televisión MASH. Ni a Allen ni a Alda les gustaban sus maneras despóticas de tratar a los actores. Varios comentarios de Lester, como “La comedia es tragedia más tiempo” y “Si se dobla, es gracioso, si se rompe, no es gracioso”, son frases reales de Larry Gelbart. A pesar de esta aversión, Allen lo llamó “el mejor escritor de comedia que he conocido y uno de los mejores hombres” en una declaración poco después de la muerte de Gelbart.
Durante una discusión con Cliff (Allen), Lester dice que tiene un armario lleno de Emmys. En la vida real, Alan Alda ganó cuatro Emmys antes de aparecer en la película y tiene otro después.
Creo que me gustó más en su estreno, especialmente por sus reflexiones sobre el remordimiento y el límite entre lo tolerable moralmente y lo absolutamente reprobable. Tal vez el tiempo hayan hecho que estas meditaciones hayan perdido fuerza.
La contraposición entre los personajes de Cliff y Lester es de lo más interesante. Uno director de documentales sociales sin éxito y sin trabajo. Otro con mucha actividad laboral, popular y realizador de comedias. Pero los dos se desprecian mutuamente y consideran sin valor las actividades del contrario. Son cuñados. Real como la vida misma.
A parte de los planteamientos filosóficos-morales la peli me ha resultado demasiado discursiva. No hay espacios sin silencios, los diálogos son incesantes y muchas veces innecesarios.
Las escenas con muchos personajes funcionan mejor que las más íntimas.
Me ha dado la impresión que Allen a pesar de que se obstina en ponerse trascendente no termina consiguiéndolo y hay un cierto barniz de superficialidad.
Todos los actores están correctos aunque destaca un extraordinario Martin Landau.
La prueba del algodón de una peli es un segundo visionado. Las buenas parecen mejores, las malas peores y las mediocres nefastas. Y para mí ésta no está entre las primeras.
Se trata de un homenaje a Federico Fellini y concretamente a su peli Fellini 8 ½ . Las escenas del tren, la playa, la fotografía en blanco y negro, las relaciones con varias mujeres y la galería de personajes grotescos son referencias al cine de Fellini.
Antes de su título definitivo la peli se llamó Woody Allen N º 4 y el director hizo el comentario que su filmografía no era ni la mitad que la de Fellini.
Woody Allen siempre ha negado enérgicamente que la película fuera autobiográfica.
El personaje de Dorrie (Charlotte Rampling) se inspiró en la ex esposa del propio AllenLouise Lasser , que realizó un cameo sin acreditar en la película.
En esta peli debutaron dos actores que posteriormente se harían muy famosos. Brent Spiner que ha participado en la saga Star Trek y Sharon Stone que tiene una brevísima intervención viajando en el tren de gente feliz y que todo el mundo recuerda por cruzar las piernas en Instinto Básico (1992).
En su momento Carlos Boyero escribió sobre Recuerdos: “La única de las películas de Allen que me parece estrictamente detestable”.
Como suele ocurrir no coincido con el prestigioso crítico.
No es una peli redonda y en muchos momentos pierde energía. El intento de meter elementos icónicos en el cine de Allen la convierten en un batiburrillo del que no sale airoso.
A pesar de la insistencia de su director en que no es en absoluto autobiográfica desde luego lo parece.
Se pueden encontrar muchos de los elementos característicos del cine del director de Delitos y Faltas: la magia, la familia, la infancia, el consumo de psicofármacos, la nostalgia del amor perdido, el psicoanálisis…
El Allen guionista y director parece minusvalorar a Sandy Bates (¿su alter ego?) como creador de una obra menor. Pero cuando es entrevistado responde con ingenio y humor, entonces su consideración no parece tan mala.
La ridiculización de los seguidores que incansablemente le felicitan y le piden autógrafos es muy propio de ese tipo de personas que consiguen la fama y por ello se sienten superiores. Es de un claro mal gusto.
Hace cuatro películas que Allen abandonó Nueva York y ahora se dedica a hacer turismo por Europa.
A mí no me molesta que nos presente una Roma de postal, ni que la llene de tópicos. A mí lo que me molesta es que los mismos chistes malos de toda la vida y otros nuevos igual de malos o peores, me hagan gracia.
Las cuatro historias que entremezcla (que no cruza) son interesantes y como siempre tienen su moralina.
En una reflexiona sobre la fama (efímera e inútil) de la televisión de Berlusconi.
En otra sobre el enamoramiento y sobre la conciencia de lo que sabe mal hecho. Magnífico el papel de Pepito Grillo de Alec Baldwin que Woody resuelve con una naturalidad pasmosa. Tal vez lo que más me gustó.
La tercera historia, que protagoniza el propio director nos dice que el éxito lo justifica todo, incluso el ridículo. Está llena de tópicos pero resulta divertida.
Por último el cuarto relato nos habla de la infidelidad y está contada como un sainete. Tiene un papel la madrileña Penélope Cruz que embutida en un pequeño vestido rojo está desbordante. Me quedé boquiabierto, impresionado. Me he vuelto un rendido admirador de su belleza. A partir de ahora soy incondicional.
El conjunto resulta agradable. Pero me dio la sensación que es más de lo mismo. Allen ya no se esfuerza. Todo está bien contado con ese tono general de comedia ligera pero relatado como con desgana. Es como si tuviera que cumplir con el trámite anual de un estreno y piensa cumplo y ya está. Sin pasión, sin originalidad. Cuento los mismos chistes, las mismas historias y solucionado.
Es lo contrario que el gran Almodóvar que llena de pasión cada nueva película. Que podrá ser peor o mejor pero se desborda en ellas.
Esta película argentina del debutante como largometrajista Gustavo Taretto nos cuenta las vidas cruzadas (pero no encontradas) entre Mariana y Martín.
La peli comienza con decenas de imágenes de edificios de la ciudad de Buenos Aires con un aire de documental y una voz en off que al principio resulta agradable y divertida pero que se reitera a lo largo del desarrollo llegando a ser primero innecesaria y después irritante.
Esta parte documental es estupenda, una especie de homenaje a la caótica capital de Argentina.
La peli se disfruta con muchos momentos graciosos e ingeniosos tanto a nivel de guión como a nivel visual. También hay escenas de relleno en las que parece que el director esté tan perdido como sus personajes.
Destacar la presencia de Pilar López de Ayala que habla bien en argentino. Es divertida esa búsqueda de Wally, fábula de la búsqueda del amor que está camuflado en la gran ciudad.
Los personajes no son muy originales. Son treintañeros, despistados, solos que buscan compañía y amor, viviendo más que en la realidad en internet.
Hay un claro homenaje a Woody Allen y especialmente a su peli Manhattan que emociona por separado a sus dos protagonistas.
Un cameo de lujo, la primera dama de Francia, Carla Bruni que sale airosa del compromiso.
Una historia divertida con referencias a la Cenicienta, con una colección de personajes-artistas curiosos, especialmente gracioso el personaje de Dalí.
Un personaje pedante y odioso interpretado por Michael Sheen.
Con todo esto, Allen ha hecho una de sus mejores obras que como siempre nos invita a una reflexión-moraleja, esta vez sobre el inconformismo y la búsqueda de algo mejor en otro tiempo o en otras personas que nunca se termina de encontrar.