Llevo como quince días entregado a leer y ver todo lo relacionado con esta séptima entrega de la saga.
Acudo a la proyección el día del estreno especialmente emocionado por la compañía de mis hijos y algunos amigos con los que me encuentro por casualidad.
Al mismo tiempo me recorre un escalofrío de temor ante la posibilidad que la peli de J. J. Abrams me defraude.
Afortudamente, eso no ocurre.
Desde los primeros fotogramas comienzo a emocionarme, lo que estoy viendo es muy grande.
Cuando sale Harrison Ford interpretando a Han Solo (el mejor personaje de la saga) no puedo evitar sacar el pañuelo para secarme las lágrimas.
Abrams vuelve a utilizar su método preferido para enganchar al espectador: la caja negra.
Nos presenta a los personajes cargados de historia y de vida, pero no nos deja ver como va evolucionar la historia.
Vamos avanzando y poco a poco nos ofrece la trayectoria de la trama que no podemos suponer para al final rendir un gran homenaje a la peli de 1977 (La guerra de las galaxias. Episodio IV: Una nueva esperanza) convirtiéndola en una especie de remake actualizado, pero sin defraudar el verdadero espíritu de la saga.
Se nota la intervención en el guión de Lawrence Kasdan.
Es curioso como los más fervientes seguidores de la sextalogía, los más puristas, son los que siempre ofrecen más dudas sobre la verosimilitud de la trama, poniendo en duda las claves internas que dan vida propia a Star Wars.
Abrams sabe combinar, con maestría, los nuevos componentes con los elementos tradicionales, a los que no quiere renunciar, y los trata con el respeto que se merecen.
La segunda trilogía, que cronológicamente es la primera, contaba con un personaje femenino potente, que no era una princesa en apuros que era rescatada por unos caballeros andantes. Era una mujer de armas tomar.
En esta séptima entrega Rey ocupa el puesto protagonista con toda firmeza, siendo la que salva en varias ocasiones al flojucho Finn.
Harrison Ford llevaba varios años dedicado a hacer pelis de segunda fila con un muy escaso entusiasmo. Se le veía abatido, sin ganas. Pero en El despertar de la Fuerza se entrega, se le ve animado y con ganas, parece que este personaje, paradógicamente, le haya dado una nueva vitalidad.
Se podrá decir que no hay elementos nuevos, radicalmente novedosos, en la historia, pero la Guerra de las Galaxias no necesitaba un gran cambio, solo se pedía un lavado de cara que continuara con unas películas que emocionan y entretienen, con unos personajes con los que te puedes identificar, a los que puedes querer.
La peli incluye una sorpresa, que no voy a desvelar, que encaja muy bien en la idea de las series de éxito actuales. Ésa que parte del principio que nadie es imprescindible y que una serie o una saga puede continuar aunque desaparezca alguno de los personajes que se consideraban insustituibles. Como paradigma de lo que digo está Juego de tronos.
A mí Star Wars: El despertar de la Fuerza me ha dado todo lo que esperaba y más: muy buenos nuevos personajes, el homenaje a los ya veteranos y una historia que no está cerrada y que promete avanzar.
Que lo sepas Jeffrey Jacob Abrams, la Fuerza está contigo.
Rafa, Daniel y yo nos ponemos a ver esta peli de animación que nos ofrece el Cine Club Alcarreño.
Antes de contar mi opinión voy a dar un resumen de premios y críticas obtenidos por esta producción irlandesa.
Premios:
2015: Premios del Cine Europeo: Mejor film de animación.
2014: Premios Oscar: Nominada a Mejor largometraje animación.
2014: Premios César: Nominada a Mejor film de animación.
2014: Festival de Gijón: Mejor largometraje de animación.
2014: Premios Annie: 7 nominaciones, incluyendo Mejor película.
2014: Satellite Awards: Mejor largometraje de animación.
Críticas:
“Moore dirige otra gema única y confirma que en él no sólo hay un autor de marcada identidad estética sino también el más humilde y creativo foco de resistencia a la hegemonía estética de la animación Pixar.”
Jordi Costa: Diario El País.
“Una encantadora historia (…) y una manufactura sorprendente, de una estética rica en geometría y cromatismo que maravilla al ojo infantil y subyuga al ojo adulto (…)”
E. Rodríguez Marchante: Diario ABC.
“Maravilloso filme artesanal, poético, bello, delicado, puro (…) apta, no, obligatoria, para todas las edades”
Carmen L. Lobo: Diario La Razón.
“Un atrevimiento estético bello y riguroso que recuerda a otra obra maestra reciente de Ghibli: ‘El cuento de la princesa Kaguya”
Daniel De Partearroyo: Cinemanía.
“Una película bellísima, preciosa (…) una joya animada que se graba a fuego en la memoria y ofrece algunas de las secuencias más bellas del cine reciente; animado o no.”
Pablo González Taboada: Cinemanía.
“Una digna continuación de ‘El secreto del libro de Kells’ (…) Moore aplica su alucinante estilo artesanal a otra fábula inspirada en una leyenda irlandesa”
Peter Debruge: Variety.
“Otra satisfactoria patada en la cara de la animación por ordenador del director irlandés Tomm Moore (…) Un poco más accesible que la historia de Kells e igualmente magnífica”
Boyd van Hoeij: The Hollywood Reporter.
Empezamos a ver la peli. A los pocos minutos di una cabezada. Afortunadamente de unos cinco minutos.
Enseguida cogieron el relevo mis amigos.
Rafa, no roncaba, pero respiraba fuerte. Durmió plácidamente hasta el final de la peli.
Daniel fue despertado por el móvil interrumpiendo un profundo sueño.
Me mantuve despierto hasta el final de la peli.
Los tres concluimos que tenía un carácter hipnótico.
Resulta difícil hablar mal de una peli tan premiada y con unas buenas críticas unánimes, pero he de ser sincero.
A mí personalmente este tipo de dibujo tan alejado de Pixar o del maestro Hayao Miyazaki, no me disgusta.
Es una animación colorista, simbólica, a veces con trazos geométricos que me resulta muy agradable.
Se trata de un cuento que el niño protagonista realiza para digerir la realidad en la que vive.
Huérfano desde que su madre falleciera al nacer su hermana. Su padre vive aislado como farero y decide enviar a sus hijos con la abuela en la ciudad.
Los niños se escapan y en el viaje viven una aventura llena de personajes imaginarios que son la representación literario-onírica de sus familiares y conocidos.
A mí me aburrió. Tuve que realizar grandes esfuerzos por mantenerme despierto, pero ante la claudicación de mis amigos no me quedó más remedio que aguantar.
Mantiene un tono infantiloide, que tampoco creo que atraiga a los niños, a los que casi seguro no divertirá.
Las situaciones se alargan y resultan tediosas.
Se intenta mantener un tono poético que resulta un fiasco.
Los últimos minutos se hacen eternos.
Lo siento, pero a mí no me gustó.
Casi apostaría que solo encanta a los críticos que encuentran valores que yo no hallo.
Jesús Eguiguren participó y fue clave en los contactos previos que el PSE-EE realizó con miembros de Batasuna iniciados en 2002, siendo entonces José María Aznar (PP) Presidente del Gobierno de España.
Estos contactos, posteriormente, con la presidencia del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), llevaron en 2006 a la declaración de un alto el fuego permanente deETA y el denominado «proceso de paz».
Este proceso se encalló y en la práctica fue roto con el atentado de la T4, realizado por ETA mientras mantenía la tregua.
Aunque tras él se realizaron algunas conversaciones más, no pudo lograrse encauzar y ETA declaró, en un comunicado en junio de 2007, el reinicio de su actividad.
Sin embargo, el 20 de octubre de 2011 ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada.
En abril de 2013, Eguiguren y el exportavoz de Batasuna Arnaldo Otegi fueron galardonados con el premio Gernika por la Paz y la Reconciliación por «su aportación en la consecución de la Paz en Euskal Herria».
De estas conversaciones habla esta peli.
Borja Cobeaga mientras hacía el guión de Ocho apellidos catalanes, en los ratos libres confeccionó el de esta peli que luego dirigió en solitario.
Este guionista y director ha sabido llegar, con humor, al núcleo de los problemas vascos con el programa Vaya semanita de Euskal Televista.
Jesús María Eguiguren, en la ficción llamado Manu Aranguren interpretado por Ramón Barea, negoció primero con José Antonio Urruticoechea Bengoechea, alias Josu Ternera, llamado en la peli Jokin (Josean Bengoetxea), y posteriormente con Francisco Javier López Peña, alias Thierry (Patxi al que pone cara Carlos Areces).
Estos dramáticos, incluso trágicos, hechos son presentados por su director en tono de comedia.
Siguiendo la tradición de grandes del cine como Garía Berlanga o Billy Wider, Cobeaga es capaz de hacer del drama comedia.
Manu Aranguren es un hombre esforzado por conseguir la paz.
Jokin es reservado, hosco y arisco, pero tiene una verdadera voluntad a llegar a buen fin las conversaciones.
Patxi, en cambio, parece más campechano, pero es más bestia y negociar con él resulta mucho más difícil.
Entre medio un mediador internacional que solo habla inglés y una traductora.
La comicidad nace de las propias contradicciones en el lenguaje, un elemento que resulta fundamental.
Pero también tienen gracia las relaciones personales y las situaciones que viven los protagonistas, entre ridículas e increíbles.
Hay algo de cutre, de andrajoso en toda la narración.
Cobeaga compone un retrato fiel, directo, cotidiano de lo que pudieron ser unas negociaciones y posiblemente lo fueron.
Una peli divertida que te hace reír mientras te corre un escalofrío de terror por la espalda.
Destacar las interpretaciones de los tres protagonistas y especialmente la de Carlos Areces, incomensurable en su papel de chulo de barra de bar con pistola, jefe de ETA.