Estoy seguro que muchos creíamos, con cierta maldad, que Pixar engullida por Disney ya no sería lo mismo.
La historia de esta pececilla amnésica es un dramón asfixiante.
Es agotador insistir una y otra vez en su pérdida de memoria y basar todo el argumento en su optimismo y su intuición, cuando ella vive la tragedia de haber perdido a sus padres y no tener ni más mínima posibilidad de encontrarlos.
Disney siempre ha retratado a huérfanos y aquí persiste en su obsesión.
El público infantil es muy benévolo.
Estoy seguro que los niños que estaban sentados detrás de nosotros, que no pararon de protestar, moverse, tirar palomitas y salpicar refrescos, salieron contentos del cine.
Ante la tópica pregunta de sus padres:
– ¿Te ha gustado?.
Respondierom:
– Mucho.
Pero no es verdad, esta peli es aburrida y no entretiene a los hijos que no comprenden la inmensa tragedia de Dory.
Pero tampoco a los padres que no encuentran ningún atractivo en una idea reiterativa que compone el centro del argumento.
Pixar ha pinchado gravemente con esta producción sin ideas y tediosa.
Cuando llevábamos media hora de peli estábamos deseando que apareciera un tiburón y piadosamente acabara con el sufrimiento de la pececilla azul.
Cuando salí solo deseaba cenar un plato de pescaíto frito.
Muchos besos y muchas gracias.
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Colaborador de Esradio Guadalajara y Alcarria TV
Canal de YouTube: HolaSoyRamónVídeos
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