Borgen es una serie danesa con tres temporadas. La primera, que voy a comentar, consta de diez episodios.
Se trata de un drama político que relata el ascenso a la jefatura del gobierno danés de Birgitte Nyborg.
La serie se desarrolla en tres escenarios fundamentalmente.
El Palacio de Christiansborg, sede de los tres poderes del estado danés, conocido popularmente como Borgen.
La redacción de la TV1.
La casa familiar de Birgitte.
Osea hay política, periodismo y familia.
Estos diez episodios me han resultado muy interesantes, seductores incluso.
Hay cuestiones que me asombran dentro de esta ficción política, como la capacidad de negociación, el acceso inmediato de los medios a los gobernantes, la influencia de la prensa en las decisiones políticas, lo difícil que es mantenerse puro dentro de un mundo que invita a la corrupción, aunque sea a pequeña escala.
En el ámbito del periodismo: el enfrentamiento constante entre lo interesante y lo correcto.
Dentro de esta familia lo difícil que es, para esta presidenta, conciliar la vida laboral y familiar.
El esposo no se resigna ocupar un puesto de secundario. Si el presidente hubiera sido él, la esposa hubiera aguantado sumisa la situación.
Es una serie muy recomendable, especialmente para los políticos españoles.
Aquí se forma gobierno contando con varios partidos y las negociaciones son interesantes, pero caminan hacia el éxito.
Respecto a los personajes…
Birgitte Nyborg es interpretada por Sidse Babett Knudsen, que demuestra su habilidad política para la negociación, pero que ve naufragar a su familia.
Es llamativo como el poder se va apoderando de ella y la va transformando poco a poco en una persona más dura.
Los ideales, las buenas intenciones se van apartando lentamente para que mantenerse en el poder sea lo único importante, dejando atrás amigos, ministros y maridos.
Esta mujer ejerce una extraña fascinación en mí. No la adoro, ni la detesto, simplemente la comprendo.
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Kasper Juul, interpretado por Pilou Asbæk, es el Jefe de prensa de la Primera Ministra.
Un hombre con una infancia penosa, que carece de escrúpulos, con un ligero complejo de superioridad.
Resulta admirable y despreciable al mismo tiempo. Inteligente y astuto.
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Katrine Fønsmark, a la que da vida Birgitte Hjort Sørensen, es la ambiciosa periodista de TV1.
Antepone su trabajo a todo y da prioridad a la información veraz.
Con un dudoso gusto al vestir, es envidiada por sus compañeros y mantiene diferencias de criterio con su jefe.
Es una especie de Letizia Ortiz.
Sus relaciones sentimentales no suelen terminar bien.
Tal vez sea el personaje más ético.
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Hay muchos más personajes secundarios, pero importantes, como los hijos y el esposo de Birgitte Nyborg, o el Ministro de Economía amigo y consejero de la jefa de gobierno, o los otros políticos.
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Una serie estupenda que discurre sin grandes estridencias, sin grandes momentos, pero que representa de manera maravillosa la vida, sus dificultades y sus aciertos y que tiene de fondo la alargada sombra del poder que lo domina todo.
Si algo hemos aprendido a lo largo de todos los episodios de The Wire es que nadie es bueno o malo íntegramente.
Esta quinta temporada está dedicada a la Mentira.
Porque esta cualidad está instalada en la ciudad de Baltimore como paradigma de la sociedad norteamericana.
Cuando se habla de verdad y mentira no se puede olvidar a la prensa.
David Simon nos enseña como es la redacción de un periódico y nos enfrenta dos tipos de periodismo.
Uno en el que se defiende ese viejo dicho de: “no dejes que la verdad estropee una buena noticia“.
Y otro basado en la rigurosidad del relato, en la comprobación de los hechos.
El objetivo es vender periódicos. ¿Está justificado todo para obtener este fin?
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Esta misma pregunta nos la podemos hacer cuando los detectives James ‘Jimmy’ McNulty y Lester Freamon deciden inventarse un asesino en serie para conseguir fondos para detener a Marlo “Black” Stanfield el asesino de las Casas Vacías.
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Mientras la vida y la muerte se sucede en las esquinas de la ciudad.
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Omar Little continua su peculiar cruzada contra los narcos.
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Bubbles lucha por rehabilitarse y olvidar su pasado.
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El Alcalde Carcetti deja atrás sus sueños de honradez. Todo vale para llegar a Gobernador del Estado.
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El Senador Clayton Davis, paradogma del político corrupto, sale indemne de las acusaciones echando mano de todo el asqueroso populismo que se pueda imaginar.
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Podríamos hablar también de los trapicheos de jueces y abogados, en un todo vale para prosperar.
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La vida continua en Baltimore, en los USA y posiblemente en el mundo impregnada de mentira.