Cine distópico de nave que va a salvar a la humanidad con un aparato que produce energía que no se entiende, con un desarrollo de la trama que tampoco te enteras del cómo de la paradoja espaciotemporal.
La peli se deja ver si no te planteas nada de la coherencia argumental.
Hay sorpresas y trucos para mantener la atención del espectador, pero con escasa convicción.
Momentos sentimentaloides de baratillo para rellenar espacios y poco más.
Si fuera un episodio de Black Mirror sería de los peores.
De ésta presunta marcianada se podía esperar lo peor.
Pero el bueno de Ridley nos sorprende con una peli muy entretenida de principio a fin.
La podríamos encuadrar dentro de la ciencia ficción científica y verosímil. No es una peli fantástica.
Nunca he comprendido el afán por trasportar humanos a satétiles y planetas.
Explorar el sistema solar con sondas vale, pero enviar personas no tiene mucho objeto.
Soy de los que piensan que nunca se ha llegado a la Luna, que eso fue el gran timo de los norteamericanos a la opinión pública mundial.
No puedo creer que el proyecto Apolo llevara a doce hombres a la Luna del 69 al 72 y 43 años después no se haya vuelto a hacer.
Lo de ir a Marte es complicado sobre todo por que la salud de los astronautas se vería gravemente deteriorada después de más de un año de ingravidez, posiblemente su reencuetro con la fuerza gravitatoria resultaría mortal.
Vayamos a la peli.
Matt Damon queda en Marte como una especie de Robinson Crusoe que nos va narrando lo que va realizando para sobrevivir. Su relato no resulta, para nada, aburrido.
Por otro lado se nos cuentan las actividades de la NASA para salvarle.
Exceptuando alguna laguna argumental, todo resulta coherente.
Hay un tratamiento con buen sentido del humor, evitando un dramatismo circunspecto. Ese tono hace a la peli más atractiva.
Damon es un actor perfecto para interpretar al americano medio que puede ser un héroe sin pretenderlo, haciendo lo que puede y lo que sabe sin mucho esfuerzo.
Este actor es Thom Hanks en joven.
Jessica Chastain interpreta a la comandante de la nave y, como suele ser costumbre, está maravillosa. Cada día me gustas más.
Esperemos que con esta peli Ridley Scott enderece su torcida carrera.
A Brett Ratner lo calificaría como un director del método, del método Hollywoodiense.
Sabe ejecutar productos comerciales utilizando los medios de última generación, con una soltura impresionante.
Tal vez, sus pelis sean solo para pasar el rato, pero garantizan una tarde de palomitas divertida.
Este Hércules de 2014 se empeña en desmitificar la mitología, trasladando al semidiós a la escala humana.
El hijo ilegítimo de Zeus es presentado como un fraude, un mercenario que trabaja por oro.
Este planteamiento, al principio me sorprendió, pero terminó agradándome.
Todo funciona bien. Hay una historia, no muy original, pero bien construida.
Hay unos buenos personajes. Toques de humor, no ridículos, sí divertidos.
Lo mejor son las batallas. Perfectamente rodadas, con planos que implican al espectador y otros que lo impresionan. Unas contiendas cojonudas de verdad.
Los elementos están bien dosificados y la peli no llega a decaer. Tal vez, haya alguna escena más floja al final, pero disculpable.
Dwayne “The Rock” Johnson encaja bien con ese humano cargado de leyenda y remordimientos. No es que sea un buen actor, pero salva su papel.
Mi personaje favorito es Atalanta, interpretado por Ingrid Bolsø Berdal, un poco blancucha, pero me agrada su faldita. La encuentro un cierto parecido a Nicole Kidman, de joven, claro.
Me ha recordado mucho las pelis de romanos de mi infancia, lo que ahora se llaman peplum. Al fin y al cabo es eso, un peplum.
Estoy ligeramente sorprendido. Me ha gustado.
He leído: “no pasará a la historia”. Ya veremos.
Una queja. La modelo metida a actriz Irina Shayk sale poco.