Los de provincias siempre llevamos mal ir a Madrid.
Este año el festejo de los Premios Feroz se celebraba en el Palacete de los Duques de Pastrana.
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Eso está en Paseo de La Habana.
Imposible aparcar. Todo zona verde para residentes.
Aparco en Chamartín y cojo un taxi.
Desde que salgo de casa y llego al fiestorro dos horas.
Desde el principio mucho ambiente.
Las actrices españolas engalanadas, guapísimas.
Me introduzco entre las mesas y no dejo de ver famosos.
Saludo a varios conocidos.
Las mesas son de nueve comensales.
Me toca una mesa estupenda, al lado de los de la serie Vis a vis y detrás de los de El Caso: crónica de sucesos.
En la mesa más atrás está Alex de la Iglesia y Carolina Bang. Los dos han adelgazado, ella bellísima.
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Sirven bebida, no demasiada, y unos canapiés de tamaño nanométrico.
La comida además de ser de muy reducido tamaño es irreconocible.
Como todo lo que puedo, porque las perspectivas son de pasar mucho hambre.
A las nueve en punto comienza la gala.
Nos presentamos los de mi mesa.
Hay dos chicas periodistas muy jóvenes, otros dos más veteranos y cuatro directivos de una empresa de avalistas de producciones cinematográficas.
El que está a mi izquierda me explica que para que los bancos den pasta para hacer una peli ellos la avalan, cobrando una comisión supongo. Porque sin aval los bancos no sueltan el parné.
La gala comienza con un monólogo de Antoñito de la Torre, encargado de la presentación.
Nos reímos mucho, sobre todo con el comentario a las dos protagonistas de Julieta, Emma Suárez y Adriana Ugarte.
Ya sabéis que las dos interpretan a Julieta en la peli de Almodóvar. Una hace de mayor y la otra de joven. No compartieron ni un minuto de rodaje, pero salieron discutiendo notoriamente de una entrevista de promoción.
Por la cara que pusieron, no les gustó un pelo el comentario de Antoñito.
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Los agradecimientos en general demasiado largos.
Los premiados aprovechan su momento de gloria para mencionar a toda la familia y a conocidos de cuando eran pequeños y veraneaban en Benidorm.
Cuando ya se sobraban les ponían una música que iba aumentando de volumen y le bajaban el micro, pero algunos insistían y seguían y seguían.
Destacar el mal perder de algunos no premiados.
A mí lado estaba la mesa de la serie Vis a vis.
Ni Najwa Nimri, ni Alba Flores fueron galardonadas como actrices de series. Las dos pusieron cara de defunción y se fueron antes que terminara la gala, visiblemente contrariadas.
Mira que caretos y era antes de los no premios.
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En cambio su compañera, la malagueña Maggie Civantos aguantó el tipo y estuvo muy simpática.
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El Feroz de Honor fue para el enorme Narciso Ibáñez Serrador, uno de los grandes del cine y la tele del siglo pasado.
Muy adecuada su elección al ser este año el de incorporación a los premios las series de televisión.
La presentación estuvo a cargo de Álex de la Iglesia, un discípulo aventajado.
A pesar de estar muy mayor se mostró gracioso y aseguró que volverá a rodar con los jóvenes actores que veía por la gala y que no conocía.
Insistió en ponerse de pie, ayudado por su hijo.
La ovación fue muy larga con todos puestos en pie.
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Este año el discurso del presidente de la Asociación de Informadores Cinematográficos, Pedro Vallin, fue breve y acertado.
Nos invitó a ser rebeldes como la Princesa Leia y a ser prudentes y no destrozar con nuestras críticas el trabajo y la ilusión de los cineastas.
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El chanante Julián López presentó tres premios: tráiler, cartel y música.
Protagonizó un tráiler alternativo de Julieta.
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Se mofó de la escasa importancia de los premios a los que iba a nombrar.
Paradójicamente Gabriel Moreno que recibió el premio al mejor cartel por El hombre de las mil caras lo agradeció visiblemente emocionado.
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Leonor Watling, Eduardo Noriega y Bárbara Lennie tuvieron unas palabras para Bimba Bosé que había fallecido por cáncer de mama ese mismo día.
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También hubo un recuerdo a Rikar Gil, uno de los creadores de El Ministerio del Tiempo, fallecido por accidente de moto el día anterior.
La lista de premiados:
Mejor película dramática: Tarde para la ira
Mejor comedia: Kiki el amor se hace
Mejor dirección: Raúl Arévalo (Tarde para la ira)
Mejor L´Oreal Professionnel a mejor actriz protagonista: Bárbara Lennie (María y los demás)
Mejor actor protagonista: Roberto Álamo (Que Dios nos perdone)
Mejor actriz de reparto: Ruth Díaz (Tarde para la ira)
Mejor actor de reparto: Manolo Solo (Tarde para la ira)
Mejor guion: David Pulido y Raúl Arévalo (Tarde para la ira)
Mejor música original: Fernando Velázquez (Un monstruo viene a verme)
Mejor tráiler: Rafa Martínez (Kiki, el amor se hace)
Mejor cartel: Gabriel Moreno (El hombre de las mil caras)
Mejor serie dramática: El ministerio del tiempo
Mejor serie de comedia: Paquita Salas
Mejor actriz protagonista de tv: Aura Garrido (El ministerio del tiempo)
Mejor actor protagonista de tv: Brays Efe (Paquita Salas)
Mejor actriz de reparto de tv: Belén Cuesta (Paquita Salas)
Mejor actor de reparto de tv: Ex Aequo para Hugo Silva (El ministerio del tiempo) y José Sacristán (Velvet)
Tarde para la ira de Raúl Arévalo fue la gran triunfadora de la noche con cinco feroces (actriz de reparto, actor de reparto, guión, dirección y mejor película dramática).
Mi película favorita y de más críticos. Me alegré una barbaridad con todos los premios.
Arévalo muy agradecido y emocionado.
Especialmente acertado estuvo en su intervención el guionista premiado David Pulido.
Agradeció el apoyo de la crítica que ha sido fundamental para la progresión de la película.
Me cayó fenomenal, un personaje con la cabeza bien amueblada y que brevemente nos trasladó lo que quería expresar.
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Javier Ambrossi y Javier Calvo, los creadores de Paquita Salas, fueron otros de los triunfadores de la noche.
Esta webserie fue la sorpresa de la noche. Yo ni siquiera sabía de su existencia.
Se fue con tres de los grandes premios en series.
Recibieron alborozados estos galardones. Muy simpáticos.
Con unas ganas terribles de ver a esta Paquita.
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Paco León, con su peli Kiki, el amor se hace, agradeció a los Feroz que haya un premio a la mejor comedia, de esa manera él se puede llevar uno a su casa.
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Una de las más guapas, Natalia de Molina, por la que siento devoción.
Hace cuatro películas que Allen abandonó Nueva York y ahora se dedica a hacer turismo por Europa.
A mí no me molesta que nos presente una Roma de postal, ni que la llene de tópicos. A mí lo que me molesta es que los mismos chistes malos de toda la vida y otros nuevos igual de malos o peores, me hagan gracia.
Las cuatro historias que entremezcla (que no cruza) son interesantes y como siempre tienen su moralina.
En una reflexiona sobre la fama (efímera e inútil) de la televisión de Berlusconi.
En otra sobre el enamoramiento y sobre la conciencia de lo que sabe mal hecho. Magnífico el papel de Pepito Grillo de Alec Baldwin que Woody resuelve con una naturalidad pasmosa. Tal vez lo que más me gustó.
La tercera historia, que protagoniza el propio director nos dice que el éxito lo justifica todo, incluso el ridículo. Está llena de tópicos pero resulta divertida.
Por último el cuarto relato nos habla de la infidelidad y está contada como un sainete. Tiene un papel la madrileña Penélope Cruz que embutida en un pequeño vestido rojo está desbordante. Me quedé boquiabierto, impresionado. Me he vuelto un rendido admirador de su belleza. A partir de ahora soy incondicional.
El conjunto resulta agradable. Pero me dio la sensación que es más de lo mismo. Allen ya no se esfuerza. Todo está bien contado con ese tono general de comedia ligera pero relatado como con desgana. Es como si tuviera que cumplir con el trámite anual de un estreno y piensa cumplo y ya está. Sin pasión, sin originalidad. Cuento los mismos chistes, las mismas historias y solucionado.
Es lo contrario que el gran Almodóvar que llena de pasión cada nueva película. Que podrá ser peor o mejor pero se desborda en ellas.
Después de varias semanas desde su estreno acudo a ver la última de Almodóvar. Ya estaba quedando mal. Disculpa, Pedro.
Contar una peli de Almodóvar resulta imposible porque sus tramas son siempre retorcidas y complejas. Que es un gran director nadie lo puede poner en tela de juicio. Además ha sabido dar a su filmografía un toque personal y único. Cuando ves unos pocos segundos de cualquiera de sus pelis, sabes identificar su autoría sin ningún problema.
Eso es tal vez lo que menos me gusta de esta La piel que habito, la ausencia de humor, salvo una escena en la que intervienen su hermano y su sobrino.
Siempre ha sabido hacer del pecado virtud, consiguiendo que personajes (teóricamente) malvados te caigan simpáticos.
Almodóvar se sabe rodear de los mejores. La fotografía de José Luis Alcaine es impresionante con una nitidez y una perfección técnicas absolutas.
La música de Alberto Iglesias es hipnótica, ideal para sumergirse en la trama.
La dirección del gran Almodóbar es tan personal y tan atrayente que resulta apabullante.
Banderas ha perdido esa frescura que tenía en Átame pero es un actor eficaz. Elena Anaya se come la cámara y su actuación es impresionante, a pesar que su papel es imposible.
He leído críticas muy malas de esta peli. Discrepo profundamente.
Almodóvar es grande, muy grande y ésta es, una vez más, una magnífica película.
Un amigo me definía como almodovariano. Y creo que más bien soy almodovarófilo.