Veo esta peli porque algunas me mis entrevistadas en Guadalajara de Cine la mencionan como la peli de su infancia.
La recordaba vagamente. No me había olvidado de su humor y de su ligereza.
Es un cuento medieval de capa y espada con protagonistas guapos y secundarios resultones.
Buenas escenas de peleas, con estupendos momentos de risa o de sonrisa sin que chirrien y una historia de amor a la vieja usanza.
Ahora resulta trasnochada. Con una protagonista femenina de la Edad Media y no del siglo XXI.
Me impresiona ver a una jovencísima y empalagosa Robin Wright. Impresionante su transformación, con los años y con la vida, llegando a ser la señora Underwood en House of Cards.
Veinte años después de La niña de tus ojos,Fernando Trueba nos obsequia con una secuela.
La crítica la ha vapuleado, pero yo voy a defenderla contra viento y marea.
Es cierto que usa de chistes visuales y de diálogos ya vistos, pero yo los interpreto como un bello homenaje a la comedia española.
Tal vez algunas partes del guión resultan poco creíbles, pero cuantas veces la realidad resulta inverosímil.
Las peripecias de este grupo de “cómicos” la siento como muy nuestra, enlazando con la mejor comedia clásica española.
Hay un homenaje de Trueba al cine y los que en él intervienen.
Me encanta la presencia callada y continua de la script en la mesa al lado del director.
Además de los actores, los técnicos tienen su protagonismo en la peli. Trueba no se olvida de ellos.
Hay un homenaje también a esos millones de españoles que sufrieron la represión de la Dictadura Franquista y malvivieron hablando en voz baja por el temor de la cárcel y de la muerte.
Todos los personajes tienen su importancia y todos están magníficamente interpretados.
Macarena Granada vuelve de los USA hecha una estrella de Hollywood y con nacionalidad americana, algo parecido a su actriz Penélope Cruz.
Si en La niña de tus ojos se comía la pantalla y todos pudimos darnos cuenta que estaba bendecida con ese don divino que es que te quiera la cámara, aquí, en La reina de España, lo volvemos a confirmar.
Una actriz como la mejor, a la altura de las grandes divas de la pantalla de todos los tiempos.
Con esos ojos, inmensos como el horizonte, capaces de expresar emociones y sentimientos y, lo que es más grande aún, de transmitirlos al espectador.
Penélope, te reverencio, te idolatro.
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Si de verdad fueras la Reina de España me volvería monárquico.
Una de mis máximas ilusiones, en mi actividad cinematográfica, sería poderla entrevistar, pero muy probablemente la emoción me impediría articular palabra.
Este verano cuando iba hablar con uno de mis ídolos, en otro ámbito diferente al cine, mi hijo me dijo: “sobre todo no te eches a llorar. Que te conozco“.
Pero en esta peli todos los actores están estupendos, incluyendo a Santiago Segura, que no goza de mi devoción usualmente, pero aquí me ha encantado.
Extraordinarios como es habitual Antonio Resines, Neus Asensi, Ana Belén, Javier Cámara, Loles León, Jorge Sanz, Rosa María Sardá, Aida Folch, Jesús Bonilla, Ramón Barea, Anabel Alonso…
Bien por Chino Darín que lo tiene difícil para llegar a igualar a su padre. Superarlo es imposible.
Divertida la presencia de Arturo Ripstein.
Mención a parte merece Carlos Areces, capaz de interpretar al etarra Patxi en Negociador y aquí al mismo Caudillo, con igual naturalidad. Un gran acierto.
Destaco los cameos del director Juan Antonio Bayona, del economista y periodista turolense Luis Alegre como cura de huerfanitos y de la magnífica periodista Conchita Casanovas preguntando como en la vida real con inteligencia en una rueda de prensa.
Seguro que hay algún cameo más que no he sido capaz de descubrir.
El diálogo final entre Franco y Macarena de los que más he disfrutado en mi vida.
Si eres de los que dice que no te gusta el cine español, no vayas a verla.
Muchas veces me pregunto porque voy a ver una peli que estoy convencido que va a ser un coñazo. Debe ser que soy optimista por naturaleza. Pienso que los críticos, a los que siempre leo, se habrán equivocado y no habrán sabido apreciar la gracia de la peli. O que tal vez por fin se haya hecho la gran comedia romántica divertida. En el fondo sé que eso no va a pasar pero aún así me cabe la esperanza.
Sin compromiso es la típica y tópica historia de chico conoce chica y blablablá. No aporta nada nuevo a ese género llamado comedia romántica que tampoco ha aportado nada de interés al cine.
Tal vez solo fui a acompañar a Mar que quería ver al soso de Ashton Kutcher.
O tal vez para admirar a Natalie Portman a la que he visto crecer cinematográficamente. La primera actuación que recuerdo de ella es en la magnífica “León. El profesional” donde se comía la cámara y daba una lección de interpretación con tan solo 12 años. Luego fue primero la Princesa y después la Senadora Amidala en las tres primeras partes de Star Wars. Y por fin la he visto hecha una mujer en “Cisne Negro” con Oscar incluido y merecido. Es como una hija de cine que me ha dado grandes satisfacciones. Pero en esta peli sin sustancia es como si me hubiera dado una mala contestación o se hubiera echado un novio tonto del culo.
Pero no penséis que es de esas películas que producen gastroenteritis, que dan ganas de vomitar y te mueven la tripa. No, la peli se aguanta sin ir al servicio. He visto cosas peores.
Solo veo estas razones para recomendar esta peli.
Para las chicas: Ashton Kutcher.
Para los chicos: Natalie Portman.
Para los padres: aunque tu hija se porte mal o se eche el novio inadecuado, sigue siendo tu hija.