Premios BAFTA: Mejor película de habla no inglesa y guión original
Premio Goya: Mejor música. 7 nominaciones
NBR – Asociación de Críticos Americanos: Mejor Película Extranjera
Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor director
Cesar: Mejor película europea
Nominada al David de Donatello: Mejor película extranjera
Premios del Cine Europeo: incluyendo mejor película y director
Nominada a Critics’ Choice Awards: Mejor película de habla no inglesa
Círculo de Críticos de Nueva York: 3 Nominaciones
No es de extrañar que Pedrito esté cabreado con la Academia Española.
Recibe premios en todos los sitios menos en España.
En el 2003 recibió el Goya la estupenda Los lunes al sol. Pero ¿mejor que Hable con ella?
Destaco la labor de Javier Aguirresarobe en la fotografía (perfecta) y de Alberto Iglesias en la música (fascinante).
Almodóvar sabe dar la vuelta a las cosas para que lo más deleznable lo veamos como bueno.
Benigno se beneficia, aprovechando su coma, a Alicia y la deja embarazada.
Dicho así es un horror.
Pero Pedrito nos presenta la bondad del personaje, incluso su candidez, impresionante Javier Cámara, para transformar una violación en un acto de amor.
Porque a Benigno no lo mueve la lujuria, lo mueve el amor.
Se entregó al cuidado de su madre y ahora se dedica en cuerpo y alma al cuidado de Alicia.
Además se relata la unión de dos hombres por la misma desgracia.
Marco y Benigno compartieron butacas en el teatro.
Uno disfruta, el otro llora.
Cuando los dos tienen a sus “novias” en estado vegetativo. Uno habla con ella. El otro es incapaz de disfrutar de la situación.
De nuevo el manchego nos presenta como buena una situación que tiene un punto de patológica.
Los dos además no son queridos por estas mujeres.
Alicia ni siquiera conoce a Benigno.
Lydia ha dejado de quererle y se va a ir con el torero.
Siempre tira más un torero que un escritor.
La historia termina como no podía ser de otra manera.
Lo de Benigno era bonito, pero en este mundo incompresible, eso acaba en tragedia.
Atribuir mérito a los actores en una peli de Almodóbar es algo posiblemente inmerecido.
Pedro dirige hasta el más mínimo detalle de sus actores y si hay excelentes actuaciones son gracias a él y solo a él.
Banderas en el Festival de Málaga de este año, donde recibió la Viznaga de Oro, ante la pregunta de un periodista declaró que no se reconocía en las pelis de Almodóbar.
Hasta tal punto llega el control del director que anula la iniciativa de los actores, dominando cada gesto y cada sentimiento.
El director de Calzada de Calatrava se ha hecho famoso por su trabajo con personajes femeninos, pues aquí las duerme para dar protagonismo a los hombres.
Antes de ver la peli disfrutamos de un montaje, un homenaje al cine, de Bichobola, el primero que realizaron hace diez años.
Como todos los suyos una auténtica maravilla. Con música de Alberto Iglesias, así que venía al pelo.
Vemos esta peli en casa, porque Elena tiene que hacer un ejercicio sobre ella para su curso de guión.
Es la crónica de unos soñadores y perdedores.
Los soñadores, lamentablemente, terminan siendo perdedores. Pero lo interesante no está en ganar sino en intentarlo.
Esto es solo una bonita frase. Lo que gusta de verdad es ganar.
Es interesante la contraposición de los personajes.
Federico Luppi representa al activista íntegro que tiene un pequeño sueño porque el grande lo dio por perdido.
José Sacristán es un descreído, consciente de ser un mercenario que traiciona sus convicciones por sobrevivir. Un anarquista de salón, de los que abundan tanto. Su cinismo tiene un punto de vitalista. Admira a Luppi.
La historia está contada desde los ojos de ese adolescente que en su medida y por amor intenta cambiar las cosas.
Hay un trasfondo que a mí me disgusta. Esta familia de soñadores y la monja intentan cambiar la sociedad de los lugareños. Ese punto de dirección por parte de los blancos de buena clase social, seguros porque en definitiva no van a pasar necesidad, porque tienen sus profesiones, sobre los indígenas que se lo juegan todo y tienen que elegir entre la sublevación y a lo peor el hambre, y el sobrevivir, eso a mí me desagrada.
La historia de Cecilia Roth no me emociona y me parece lo menos creíble.
23 años después de su estreno sigue teniendo vigencia.
Los diálogos son brillantes especialmente entre el geólogo, interpretado por el gran Sacristán y la monja, una maravillosa Leonor Benedetto.