Sus tramas me han parecido clónicas e insufribles.
Nunca he disfrutado con este personaje que podía matar impunemente.
Voy a ver Spectre por pura obligación.
Sam Mendes comienza con un plano secuencia que me atrapa, de un virtuosismo absoluto. Tiene que tener trampa, pero yo no se la encuentro.
Decido desde ese momento intentar por todos los medios que la peli me guste.
Prometo en ese instante dejar atrás mis prejuicios y intentar divertirme.
La escena del helicóptero dando tumbos encima de la plaza de la Constitución en México D.F. repleta de disfrazados de cadáver es impresionante.
Luego hay una persecución en coche por las calles de Roma.
Después James pisa los talones a unos coches por los bosques austriacos con una avioneta.
Tiroteos, explosiones…
Spectre da todo lo que promete.
Ningún seguidor de la saga se puede ver defraudado.
Incluso el personaje de Bond está más simpático y con algún golpe de gracia.
La buenorra de turno es la estupenda Léa Seydoux que no le echa demasiada pasión.
La bellísima Monica Bellucci tiene poco papel. Una pena. Yo siento veneración por ella.
El malo Christoph Waltz tiene poco empaque. Se inventa un aparato con el que microperforar el cerebro de Bond, con muy malos resultados.
Es paradógico que los agentes 00 (cero cero) con licencia para matar son los que pretender defender la Democracia y las leyes en contra del espionaje global.
A Dios pongo por testigo que intenté dejar mis neuronas más inteligentes anestesiadas (que son pocas), para poder disfrutar del espectáculo de coches, chicas, tiros y testosterona, pero aún así un grupo neuronal numeroso se sublevó.
Este conjuntos de células nerviosas me obligan a escribir lo siguiente:
Spectre es una más del agente 007.
Un argumento reiterado unas decenas de veces.
Su protagonista no deja de ser un asesino que mata en nombre del interés de estado, que rebosa testosterona y que sigue siendo absolutamente plano.
Aunque Sam Mendes sea un buen director y se esfuerza en componer escenas llamativas y bien rodadas, cuenta solo con una pobre historia.
Los fuegos artificiales por pomposos que sean no esconden la misma historia simplista y pobre de siempre.
A David Fincher le venía como anillo al dedo hacer una nueva versión de esta novela de éxito inimaginable.
Fincher es uno de los cineastas experto en la exploración del mal como producto del ser humano como lo demostró en Seven o en El Club de la lucha.
El reto era difícil porque la versión sueca es una muy aceptable película. Esta versión del director Niels Arden Oplev de 2009 fue criticada por los seguidores de la saga literaria pero apreciada por los espectadores de cine. Partía con un pecado original porque se ideó como una miniserie para televisión de 6 episodios y se concentraron dos episodios en una peli quedando partes muy interesantes en la sala de montaje. Aún así el resultado a mí me gustó. Contó con una Lisbeth Salander difícil de olvidar, interpretada por Noomi Rapace.
Fincher es un director perfeccionista y meticuloso que controla hasta el más mínimo detalle de la filmación, que repite las escenas una y otra vez hasta la extenuación y que ha empleado 9 meses en el rodaje de esta peli. Se realizó en Suecia, aunque el equipo es practicamente por entero norteamericano.
El resultado no ha sido malo. Ha conseguido algo difícil: realizar una peli diferente a la versión sueca, con un mismo punto de partida, con escenas muy parecidas pero con un resultado final distinto. Y eso es de agradecer.
Resulta muy entretenida la parte dedicada a la investigación que es más visual que verbal. Los personajes está bien construidos. Todo encaja perfectamente.
El estilo visual es muy Fincher, impactante y atractivo.
Daniel Craig no hace de hombre de acción, cuestión que yo temía, sino de periodista que busca de alguna manera su redención. Le da un toque cínico y a veces cómico a su personaje demostrando una gran valía como actor.
Rooney Mara interpreta a una Lisbeth convincente pero que no hace olvidar a la magnífica Noomi Rapace. El personaje es muy potente con mucha energía y la actriz está a la altura.
A pesar de su larga duración y de conocer el argumento, la peli pasa en un suspiro. Yo me quedé con ganas de más.
Espero que obtenga éxito comercial y Fincher ruede las dos partes restantes.