Jaume Collet-Serra se ha afincado en los USA. Su última peli Infierno azul me gustó.
Impresionante como dirige las escenas de acción.
El comienzo, con ese montaje, con continuas elipsis, para mostrarnos la vida cotidiana es maravilloso.
Jaume nos mete en una vorágine de imágenes, de secuencias de acción en las que no te da tiempo para pensar, para digerir un guión cogido con alfileres.
Funciona mientras ves la peli. Si te dejas arrastrar por este torrente narrativo, te lo puedes pasar, incluso, bien.
Pero claro, la peli no soporta la reflexión.
Pensando un poco todo resulta falso y tramposo.
No hay que negar que los 105 minutos de peli, trascurren sin sentir.
Cuando me enteré que Andy Serkis había dirigido una peli me pregunté: ¿será Smeagol o Gollum?
Una razón para vivir es una producción británica que habla de la superación personal ante la mayor de las adversidades.
Llena de momentos sentimantoloides, se trata de la típica película buenista que obvia los aspectos negativos para centrarse en los positivos.
Resulta difícil criticar una peli así, porque se puede interpretar que no apoyas este tipo de actitudes.
Me molesta que la carga del esfuerzo recaiga en el enfermo, cuando está claro que su cuidadora es la que más ha hecho por su enfermo.
Se pone al descubierto el interés por llevar una vida “normal” de este tetrapléjico.
Se olvidan elementos básicos de la vida cotidiana que son cuando menos molestos.
Cuestiones como la higiene, la alimentación, incluso la movilidad. Al paciente lo vemos en la cama y en el fotograma siguiente en la silla de ruedas como si esta operación fuera sencilla.
Movilizar a un enfermo de estas características exige mucho esfuerzo, desde luego su abnegada esposa por sí sola no lo podría hacer de ningún modo.
La peli además se mueve entre el drama y la comedia, confundiendo al espectador.
En una escena en la que se para el respirador y el protagonista comienza a sufrir de axfixia, parte del publico se reía antes las muecas y aspavientos del sufridor.
Lo más catastrófico es la parte que se desarrolla en España.
Vemos en un camino la señal de Tarragona, en un paisaje de tierras rojizas, alejado del ambiente mediterráneo.
Cuando una avería les deja paralizados en la cuneta aparecen un grupo de gitanos con guitarras cantando por bulerías. Una cosa muy catalana.
Diego, que me acompañó a la proyección, y un servidor nos quedamos hasta el final de los créditos para comprobar que había sido rodada en Sudáfrica e Inglaterra, ni un fotograma en Cataluña, como ya presentíamos.
Por cierto en el pasaje que se desarrola en Kenia (aunque en realidad es Sudáfica) los negros aparecen como elemento decorativo.
Decidamente esta peli la ha rodado Gollum y no Smeagol.