Cine distópico de nave que va a salvar a la humanidad con un aparato que produce energía que no se entiende, con un desarrollo de la trama que tampoco te enteras del cómo de la paradoja espaciotemporal.
La peli se deja ver si no te planteas nada de la coherencia argumental.
Hay sorpresas y trucos para mantener la atención del espectador, pero con escasa convicción.
Momentos sentimentaloides de baratillo para rellenar espacios y poco más.
Si fuera un episodio de Black Mirror sería de los peores.
Para la gente de mi edad este pueblo siempre ha suscitado una extraña fascinación.
En mi mente está la película de 1958, dirigida por Richard Fleischer y protagonizada por Kirk Douglas, Tony Curtis y Janet Leigh.
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En esta serie veo algo de la antigua película.
El personaje central es Ragnar Lothbrok. Toda la trama gira a su alrededor.
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El relato de la época, el siglo IX, y de las costumbres de este pueblo es bastante acertado.
Hay dos grandes defectos.
Por un lado el personaje del Conde, interpretado por un poco creíble Gabriel Byrne.
Por otro cierto aire cutre, muy de serie B.
Las batallas son solo escaramuzas y los extras son muy escasos.
Tiene un aire muy poco colosal, es más doméstico.
Nada que ver con Juego de tronos, con múltiples protagonistas, muchos reinos y decorados diferentes, con un nivel muy superior.
A pesar de todo las escenas de acción emocionan y están medianamente bien logradas. Tal vez, hecho en falta más sangre.
Dentro del ambiente testosterónico de la serie destacan, a pesar de todo, los personajes femeninos.
La escudera Ladgerda, interpretada por la bellísima Katheryn Winnick, un personaje muy potente, inspirado en las historias/leyendas vikingas, como el resto.
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Me ha caído fatal la Princesa Aslaug, una lagarta.
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Otro que me encanta es Floki, con esa vena de locura, con ese aire desafiante, y su amiga Helga.