Tenía muchas esperanzas puestas en esta peli de espías con toques eróticos.
Ese cartel con el rostro de Jennifer Lawrence sobre fondo rojo me atraía.
Pero la peli es un fraude y una decepción.
Se supone que se desarrolla en la época actual, así lo delatan los móviles que aparecen, pero hablan del padre estado como si el comunismo siguiera vivo y usan disquetes como si estuviéramos en los ochenta.
Da la impresión que han cogido un relato de la Guerra Fría y lo han adaptado de forma chapucera a los dos mil.
Hay escenas muy bochornosas en la peli, especialmente las dedicadas a la Academia de Gorriones.
Sentía la extraña sensación durante todo el metraje que me estaban tomando el pelo. Un producto de diseño que combina erotismo (del malo), con violencia (gratuita), con una trama de espías dislocada por el tiempo.
He aprendido que los buenos relatos de espías son los que se mueven en la ambigüedad moral de los protagonistas, donde no hay buenos ni malos, o más bien todos son malos en un oficio que tiene poco o nada de noble.
Aquí hay dos bandos el americano de las libertades y el ruso el de la dictadura del estado.
Con sicarios soviéticos despiadados y espías made in USA bondadosos.
Nunca he sido muy fan de esta Jennifer y tampoco esta peli me ayuda a mejorar en este sentido.
Hablaré primero del personaje (brevemente) y después de la peli.
Lady Diana Spencer, Princesa de Gales, me despierta la misma compasión que cualquier otra persona que haya muerto prematuramente.
Se dice que llevó una vida triste y no fue feliz. ¿Cuántas mujeres son abandonadas por su marido y además pasan hambre y necesidad y aún así salen adelante?
Diana ni pasó necesidad, ni nada parecido. Vivió en la opulencia y posiblemente en el despilfarro. Si no fue feliz es que, tal vez, fuera un poco torpe. Muchos con menos son felices.
Que contribuyera en acciones humanitarias me parece fenomenal. Pero es muy fácil hacer explotar una mina o dar un abrazo a un niño herido y luego dormir esa misma noche en un hotel de cinco estrellas. Que su labor a nivel mediático tuviera repercusiones, no lo dudo.
Para mí tiene valor la acción de sanitarios que dentro de Medicus Mundi, por poner un ejemplo, trabajan y viven en condiciones pésimas (iguales a la población que atienden) ayudando físicamente y de manera directa a quien lo necesita. O sin ir más lejos, voluntarios de Cruz Roja o de Cáritas que emplean su tiempo en colaborar con los demás.
Ninguno sale en la tele y son merecedores de nuestro reconocimiento mil veces más que reinas y princesas que con dar un beso a un niño se ganan la admiración de los consumidores de propaganda divulgada por la caja tonta.
Pasemos a la película.
No sé si será verdad o no la historia de amor que nos cuenta Oliver Hirschbiegel pero resulta de los más empalagosa y fallidamente sensiblera. La cantidad de edulcorante por frame es tan alta que podría causar graves complicaciones a cualquier diabético y esta grave enfermedad a quien no sea.
Este director es conocido por haber participado en series de televisión como los Borgia o la inefable Rex: Un policía diferente. En su haber figura la realización de la muy apreciable El hundimiento.
Aquí perpetra un drama romántico enfocado a no destacar ni un solo defecto de su personaje protagonista (la nombrada princesita). Dejando a parte algunos episodios, realmente inverosímiles que ofenden la inteligencia, la trama resulta de muy escaso interés.
Todo está pensado para ensalzar la figura de la protagonista.
El termino hagiografía se refería en origen al relato de la vida de los santos. En la actualidad también se aplica a las de personas que, para su biógrafo, reúnen méritos tan excepcionales y están a un nivel tan separado del resto que en la práctica se les trata como a santos.
Decir que este relato es hagiográfico sería quedarse corto. A Diana se la presenta perfecta.
Además me resulta repugnante el recatamiento que se tiene para evitar ver, ni por asomo, desnuda a la princesa.
Su factura es de telefim-basura pero con más medios (mal empleados).
Naomi Watts, que es una muy buena actriz, hace lo que puede con su papel. Intenta imitar andares y gestos de Diana pero su personaje resulta indigesto.
Primeramente se pensó en Jessica Chastain pero no pudo hacer este papel por cuestiones de calendario.
Naveen Andrews interpreta al doctor Dr. Hasnat Khan. El personaje resulta increíble y repulsivo, con una pedantería insoportable, repitiendo sin cesar que se dedica a salvar vidas. Al actor lo conocemos de la serie Perdidos.
Mi intención era ver El Hobbit: La desolación de Smaug pero había una cola inmensa y llegué a la taquilla más tarde de la hora de inicio y la opción horaria más conveniente era ver este bodrio. Debía de haber dormido menos siesta.
Que Ridley Scott es un gran director lo sabemos todos. ¿Nos fallaría en esta peli?
La respuesta rotunda es: no.
Ridley ha hecho una estupenda película.
Robin Hood más que una película de aventuras es una peli de guerra. Comienza con el asedio a un castillo francés. Cuenta una emboscada. Sigue con más batallitas y termina con un desembarco. Todo lo que un buen aficionado al cine bélico puede desear.
Las escenas de batalla están rodadas con un ritmo magistral, alternando la cámara al hombro con ciertos planos desenfocados con otras perspectivas clásicas que dan un tono de verosimilitud y de emoción. Es de agradecer que no se prolonguen innecesariamente.
La planificación de estas escenas es parecida a la magistral Salvad al Soldado Ryan, probablemente la mejor peli de guerra de la historia. Curiosamente la sucesión de episodios bélicos durante la peli es a la inversa en estas dos. Salvad comienza con un desembarco, Robin termina con uno. El soldado Ryan termina con un asalto a un pueblo y Hood empieza con el asedio a un castillo…
Pero además de guerra hay reyes malos y muy malos, traiciones, bellos paisajes, arengas en favor de la libertad, amoríos, alguna dosis de humor, recuerdos de infancia…
Y todo esto encaja perfectamente. Un puzle perfecto. Es un producto de diseño pero bien diseñado y bien hecho. Eso que ahora se da en llamar “con profesionalidad”.
Russell Crowe es el protagonista absoluto pero no empacha. Interpreta muy bien a un personaje de carne y hueso y no a un superhéroe. Es curioso cómo este actor tan pronto sale gordo o fuertote como en esta peli.
Cate Blanchett es la actriz perfecta. Sus interpretaciones son soberbias. Además siempre ha intervenido en películas buenas. Y si desconfiáis de esta afirmación repasad su filmografía.
Otro aspecto a destacar es el guión. Este Robin Hood es en realidad una precuela de las anteriores versiones del famoso arquero. Por lo tanto es una historia nueva y no una nueva versión.
La música está muy bien, dando un tono épico a las escenas que lo precisan.
Tenía ganas de ver una buena película y con este Robin Hood he acertado.