Stephen Frears compone un retrato demoledor de Lance Armstrong.
Este ciclista fue un ídolo mundial, sobre todo en los USA.
En el país dominante en el mundo actual gustan mucho los relatos de superación, siempre necesitados de héroes para seguir con una historia victoriosa.
A veces estos relatos son solo cuentos, que al ser desvelada la verdad, se desmoronan como un castillo de naipes.
Lance Armstrong es posiblemente el más tramposo y mentiroso de la historia.
Hacía todas los trucos posibles para ganar, asesorado por médicos sin escrúpulos.
Uno de los aciertos de esta peli británica es que lo refleja a la perfección.
Lance era además de un mentiroso y un manipulador colosal.
La peli no deja de ser un biopic y este género siempre peca de episódico.
La narración se compone de recortes, de pinceladas que más que retratar una trayectoria dibujan un personaje que se crea un mundo de engaños y de falsedades.
El muy HP para dar un aire benéfico a su lucrativa actividad creó una fundación para la lucha contra el cáncer.
El deporte como práctica me parece fenomenal, pero su faceta de espectáculo y sobre todo la de negocio son, muchas veces, detestables.
Armstrong tuvo fama, prestigio y ganó una considerable fortuna. Lo primero lo ha perdido, pero ¿el dinerito?
A Dustin Hoffman no le gustaban las películas violentas.
Admitió que sólo aceptó el papel por el dinero.
McKenna, que interpreta el mayor John Scott, lleva el brazo en cabestrillo.
No estaba en el guión.
McKenna se lo había roto en una fiesta salvaje con un par de prostitutas, organizada por el director Sam Peckinpah.
Antes de comenzar el rodaje, Sam Peckinpah obligó a Dustin Hoffman y Susan George a vivir juntos durante dos semanas, con el guionista David Zelag Goodman en la caravana.
El futuro de la película se puso en peligro cuando el director Sam Peckinpah enfermó por neumonía después de una sesión alcohólica toda la noche con Ken Hutchison.
Después de haberse recuperado en una clínica de Londres, Peckinpah prometió que iba a permanecer sobrio.
Por supuesto no lo cumplió.
Cuando el reverendo Barney Hood y su esposa visitan a David y Amy Sumner para invitarlos a la fiesta social de la iglesia, Barney y David discuten sobre ciencia y religión.
David hace una cita:
– “Nunca ha habido un reino dado a tanto derramamiento de sangre como el de Cristo“.
Barney reconoce la cita de Montesquieu.
Este autor fue un filósofo social francés que vivió de 1689 a 1755.
Se le atribuye el concepto de separación de poderes que se incorporó a la Constitución de Estados Unidos.
El título proviene del filósofo chino Lao-Tsé, quien escribió:
“El cielo y la tierra no son humanos, y consideran a la gente como perros de paja“.
Perros de paja fueron utilizados como objetos de culto de sacrificios religiosos en la antigua China.
Entre los actores considerados inicialmente para el papel de David Sumner fueron Donald Sutherland, Jack Nicholson y Sidney Poitier.
Actrices originalmente considerados para el papel de Amy eran Diana Rigg, Charlotte Rampling y Helen Mirren.
Según Garner Simmons en su libro “Peckinpah: Un Retrato En Montage“, el director de fotografía inicial de Perros de paja era Bryan Probyn, que abandonó el proyecto por diferencias creativas que implicaban la iluminación de una secuencia.
Entonces Arthur Ibbetson fue elegido, pero poco después se fue por “motivos religiosos”.
La siguiente elección fue John Coquillon, que había servido como director de fotografía en películas de terror británicas de bajo presupuesto.
Coquillon más tarde servirá como director de fotografía en tres películas más de Peckinpah: Pat Garrett y Billy the Kid (1973), La Cruz de Hierro (1977), y Clave Omega (1983)
Debido a la explicitud de la violencia y las dos violaciones brutales, la Junta Británica de Censores de Cine (BBFC) prohibió la película.
Cuando Sam Peckinpah estaba planeando la escena en que Amy es violada dos veces, él no avisó a Susan George cómo iba a rodar la escena.
Ella le presionó. Finalmente le dijo sin rodeos que Amy primero sería violada y luego sodomizada.
Ella se negó a participar en los planes de Peckinpah para la representación explícita de esto y amenazó con renunciar.
Finalmente cedió, permitiendo que la cámara, para representar el trauma de Amy, se concentrara en los ojos y la cara, en lugar en todo su cuerpo.
Comentarios de Ramón:
Desde que la vi me resultó de lo más turbadora.
Cuando se estrenó tenía 13 años y como es lógico me quedé con las ganas.
Lustros después en los 80, la vi en la tele.
Desde entonces sus imágenes no me han dejado de perseguir.
La he visto varias veces más y me ha seguido perjudicando.
Hubiera querido verla en más ocasiones, pero su visionado me produce un cierto remordimiento.
Tengo una sensación desasosegante al contemplar las escenas de las violaciones y los asesinatos. Algo me hace sentir culpable al ser consciente que esas imágenes me fascinan.
Por eso la he evitado.
Ahora este ciclo de Peckinpah me permite tener una buena excusa.
Desde el principio resulta turbadora con esos niños jugando en el cementerio, que está situado en el centro del pueblo.
En muchas de las pelis de Sam hay infantes ocupando un papel secundario, pero que en absoluto pasan desapercibidos.
Hay una contraposición entre los garrulos vagos y maleducados del pueblo y el profesor civilizado y culto.
Entre ellos hay desprecio y en cierto modo envidia.
Ninguno de los personajes cae simpático.
Los paletos por motivos obvios.
La esposa, AmySumner, mantiene una actitud provocadora hacia sus acosadores y, a veces, hostil hacia su esposo.
En la trama hay también el trasfondo de la crisis de la pareja, con continuos reproches.
Cuando vemos a David Sumner, interpretado por Dustin Hoffman, no podemos evitar el recuerdo de El Graduado.
Su manera de ser tampoco nos resulta atrayente. Es un pusilánime que, incluso, hace la pelota a los adversarios.
Solo al final se redime al defender con todo al minusválido Henry Niles, interpretado por David Warner, que no aparecía en los créditos de la peli.
Entre los habitantes del pueblo británico hay una bajeza moral que lo impregna todo.
La adolescente seductora que genera el caos.
El hermano del deficiente que le golpea en público.
El Reverendo que recoge con rapidez las cinco libras que le ofrecen.
No hablemos del grupo de garrulos, que acumulan un montón de cualidades: insolentes, borrachos, lascivos, sucios, vagos, torpes…
El final nos ofrece cierto consuelo al contemplar el triunfo del hombre débil ante esa jauría de lobos asesinos y violadores.
Se evita un linchamiento y eso nos da satisfacción.
Pero el cabrón de Peckinpah nos está tendiendo una trampa.
El triunfo es también el de la violencia aunque la ejerza el “bueno”.
No vence la justicia, vence la fuerza guiada por la astucia y la suerte.
Por eso tal vez, siempre me ha dejado malestar esta peli.
Acudo al pase de prensa en Madrid. Unas horas después, Roberto Mangas, amigo y director de El Heraldo del Henares, me pide un breve comentario para enviarlo a la productora Sony Pictures. Lo primero que se me ocurre:
“Aunque la historia no es nada del otro jueves, la combinación perfecta de comida y música hacen de Chef una película absolutamente deliciosa”.
Les debió de gustar porque después me piden permiso para publicarla.
Siempre me gusta dejar algún día para meditar sobre la peli que he visto. A veces, pocas veces, se me ocurre algo gracioso.
Va de rubia y no es que esté buena, no. Hay que elevarla a una categoría superior de la perfección femenina. Divina.
Solo por la presencia de estas dos actrices ya valdría la pena gastarse la pasta en una sesión de cine.
La comida:
Jon Favreau es el director, guionista y protagonista de la peli. Pero tiene la capacidad de ceder la mayoría de los primeros planos a la comida.
Unos alimentos a los que vemos transformarse mientras son cocinados. Yo que soy un tragón, que disfruto comiendo, comparto al cien por cien la filosofía de Jon Favreau.
No hace falta, para disfrutar de un alimento preparado, que tenga un nombre largo, servido en un plato gigante, con un poco de la comida en un lado y una gran filigrana de vaya usted a saber qué rellenando el triste hueco que queda.
Con un buen bocadillo me conformo. Una lata de sardinas en medio de un pedazo de pan puede ser el mejor de los manjares.
Tengo la suerte de tener a Elena que es una magnífica cocinera. Y la suerte añadida que le encanta verme comer. Lo que no puede soportar es que queden restos en la mesa. Ni yo tampoco.
Lo que se nos muestra en Chef es maravilloso, apetitoso, posiblemente aterogénico, pero ¡para que están las estatinas!
La música:
Temas muy variados que nos sitúan en la ciudad donde se desarrolla la acción (Nueva Orleans, Miami, Austin…). Temas potentes que armonizan fenomenal con la comida que vemos cocinar.
Director de productos discutibles como Cowboys & Aliens o Iron Man (2008) le pone ganas e ilusión. Realiza una peli divertida y emotiva, con una ritmo perfecto.
El guión:
Como ya he dejado claro, es lo peor. Hay elementos muy positivos como la presencia de Twitter, que yo estoy conociendo.
Las relaciones paterno filiales, siempre complicadas.
La ilusión por las empresas sencillas.
El papel de los críticos, personajes que se creen con la gracia divina de poner a parir a alguien con absoluta impunidad.
Podríais pensar: “lo mismo que haces tú”, osea yo. La única diferencia es que, primero reconozco que soy un tonto, segundo no me leéis casi nadie. Tengo un público reducido, pero extraordinariamente selecto. Cuestión que agradezco.
Pero a pesar de una clara buena voluntad, la trama es demasiado simplista, con algún momento ridículo y otros demasiado manidos.
A pesar de lo último comentado, a mí me ha encantado.
Es una comida que entra bien, sienta fenomenal y te deja buen gusto de boca. Dan ganas de repetir.
Para esconder un lío de faldas del presidente de los USA, un publicista y un productor de Hollywood se inventan una guerra.
La peli avanza sin dar tregua. Los problemas que les surgen son resueltos con imaginación.
La cortina de humo es una sátira superdivertida.
Hay frases lapidarias pero verdaderas como puños: La verdad es lo que sale en televisión.
A estos dos estrategas (por llamarlos de alguna manera) les da igual lo cierto lo que importa es lo que se ve en la caja tonta. Lo que ven los espectadores/votantes desde el sofá de sus viviendas es lo que conforma la opinión y en definitiva el voto.
El poder de los medios de comunicación y la influencia de los creadores de opinión se ha visto atenuada en los últimos años con la aparición de las redes sociales. No olvidemos que cuando esta película se realizó no había Facebook, ni Twitter, ni Youtube. En los últimos 15 años la tele ha dejado de tener el monopolio de la manipulación informativa.
Esta peli se realizó antes que Bill Clinton se viera envuelto en el escándalo con la regordeta y guarra Monica Samille Lewinsky. Digo lo de guarra porque nadie limpio guarda un vestido manchado de esperma en el armario sin lavarlo.
Es curioso que en los USA se puede perdonar empezar una guerra pero no se disculpan los asuntos extramatrimoniales. En otros países como en Italia ayudan a ganar elecciones. En España se perdona todo.