Hay predators buenos y malos, marines psiquiátricos, hay niño autista como evolución de la especie humana, una científica experta (inesperadamente) en armas, los que ven a los alienígenas deben ser eliminados (¿porqué?).
El Predator malo tiene mil y una oportunidades de matar al protagonista, un chulito rubito y guapete, pero solo le da mamporros casi cariñosos.
Todo es un sin sentido, sin que haya nada coherente.
Elena está haciendo un curso de guión. Uno de sus trabajos es comparar dos versiones de esta peli una con voz en off y otra sin ella.
Los productores de la peli consideraron que era demasiado hermética y de difícil comprensión para los espectadores por lo que decidieron ponerle voz en off y agregar un final feliz.
De esta primera edición tuvo a su vez dos posibilidades. Una para los USA y otra para Europa. En la versión americana se eliminaban escenas violentas.
Años después Ridley Scott volvió a realizar un montaje más de acuerdo con su idea original de la peli, sin voz en off y con un final abierto. Se eliminó el paseito en coche por hermosos parajes.
Se estuvo hablando durante varios años, ya en el siglo XXI de una edición especial que al final se sacó al mercado para conmemorar el vigésimo quinto aniversario.
En total siete versiones diferentes.
Vemos la versión inicial para el mercado europeo de 1982 con voz en off y la versión de coleccionista puesta en venta en España en febrero de 2008, sin voz en off.
Repudio profundamente este recurso y queda claro, en consecuencia, la versión que prefiero.
Blade Runner tuvo poco éxito comercial en su estreno, pero se convirtió en un film de culto en muy poco tiempo.
El mundo distópico que se nos presenta es de lo más atractivo y turbador.
Llama la atención lo imprevisible que es el futuro. En 1982 nadie fue capaz de prever la implantación de los móviles.
Se plantea un tema muy interesante. ¿Qué es lo que da la cualidad de persona a un individuo?
Un producto de desarrollo genético con apariencia humana, con deseos humanos, con recuerdos, con sentimientos. ¿Es una persona? o ¿solo una máquina?
No queda claro si Rick Deckard es un Nexus modificado o un humano normal y corriente. En cualquier caso le da igual lo que sea Rachael.
“He visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir…”.
Elena y yo empezamos con esta serie hace cuatro años y vimos las primeras temporadas de tirón. Después fuimos temporada a temporada, una vez terminadas, cada año.
Han sido ocho en total con 96 episodios que dan para mucho.
Lo primero que me llamó la atención es lo siniestro de la propuesta. El protagonista es un asesino en serie despiadado, un psicópata de tomo y lomo.
Pero Dexter fue aleccionado por su padre en el Código de Harry, una especie de decálogo del buen asesino en serie.
Su desarrollo se ha ido enriqueciendo con bastantes personajes, muchos han muerto y unos pocos han sobrevivido.
El retrato de éstos ha sido bastante certero y, en general, no ha habido personajes planos.
Rita, esposa de Dexter, ha sido uno de mis personajes preferidos, bondadosa y comprensiva. Recuerdo el capítulo final de la temporada 2010 con estremecimiento, en la que es asesinada. Su fallecimiento me afectó profundamente. Uno de los mejores finales que puedo recordar.
En el debe de Dexter figura que algunas temporadas han tenido demasiados paralelismos, recobrando el ritmo en las dos últimas.
El gran logro de la serie es que Dexter Morgan sea un malvado que cae simpático. Todo está pensado para que el espectador lo comprenda y simpatice con él. Muchas veces dan ganas de cantar: “Dexter, Dexter, Dexter es cojonudo, como Dexter no hay ninguno“.
Ya sé que está mal empatizar con un monstruo homicida, pero… es que aplica el Código.
Mis dos personajes preferidos en la serie han sido, además de Rita Bennett, Debra Morgan la hermanísima deslenguada y enamorada de su hermano y la rubia mortal Hannah McKay, supermonísima.
Una de las pocas cosas que me alegran de que haya acabado la serie es que Dexter por fin descansará. Su vida desde el principio era un frenesí. Lo que ha trasnochado este hombre. La de gente que se ha cargado. ¡Si ha dejado el mar que no cabe un cadáver más!
Una serie con un protagonista macabro, pero simpaticón, imposible de olvidar.