Mis últimos encuentros con la comedia francesa han sido más bien nefastos.
De ésta me esperaba lo peor.
Pero me equivocaba.
Lo cual demuestra que siempre hay que dar una oportunidad a una película.
Constance es una chica que no tiene suerte en la vida.
No consigue sacarse el carné de conducir, ni aprobar una asignatura que le queda para pasar de curso.
Sus relaciones con los hombres son poco acertadas.
Cuando deja la vivienda de sus padres, su madre aprovecha para dedicar su habitación a un despachito.
Su padre, lejos de apoyarla, le reprocha su inutilidad.
Le gustaba la música, pero un mal profesor la hizo desistir de sus ilusiones.
El abuelo Henri tampoco es muy feliz.
Fue contable por resignación.
Su hijo ha seguido su mismo destino, cuando él esperaba algo mejor.
Su esposa perdió la vida en un ridículo accidente por culpa del alcohol.
Su nuera es tontica, de esas personas que no son mala gente pero insoportables.
Vive solo y amargado.
Admite a Constance porque accede chantajeada a un plan absurdo para deshacer el matrimonio de su hijo…
La peli es, en realidad, una dramedia, con momentos tristes y otros de comedia, pero sin perder el norte de la realidad, sin volverse chabacana.
Contrastan mucho los dos personajes protagonistas, los ya mencionados, muy de verdad, con el hijo y la nuera que son bastante ridículos, poco creíbles.
La peli habla de las ilusiones rotas y de lo importante que es contar con apoyo para luchar e intentar conseguirlas.
Cuando el relato avanzaba esperaba un avance simplista con el típico abuelo huraño que se transforma en bondadoso. Eso ocurre, en parte, pero la peli es más rica con muchos más elementos de interés.
Destacar a la suiza Noémie Schmidt que interpreta a una muchacha torpe y encantadora.
¿Sirve esta peli para que me reconcilie con la comedia francesa?