De todas las críticas que realizo semanalmente, que son unas cuantas, la que me resulta más difícil es la del Taller de Cine de Azuqueca de Henares.
Sé que personas cultas, inteligentes y cinéfilas me la van a leer. En cambio, las demás confío en que nadie se molestará en echarles una ojeada y eso me da cierta tranquilidad.
Confieso que me dormí un buen rato durante la proyección, lo cual me ha obligado a verla de nuevo, sin cortes, en mi casa.
Como bien decía mi admirado amigo Daniel es una obra menor del maestro Lubitsch, pero posee elementos valiosos que a mí me interesan.
Me ha resultado divertida y ligera.
Típica peli de estudio, sin exteriores, todo rodado en interiores, sin disimular que las calles que aparecen están bajo techo.
Con mucho diálogo, conformando un conjunto muy teatral.
Con su toque Lubitsch tan característico.
Ese butacón que al ser movido muestra la basura acumulada.
O ese diván polvoriento.
O esa puerta que se cierra y detrás de ella sabemos que va a pasar una parte importante de la historia que se nos cuenta, pero no vemos.
La comedia impregna todo el relato, con actuaciones exageradas por parte sobre todo de los hombres.
Unos inmaduros que necesitan el apoyo de una maravillosa Miriam Hopkins para prosperar y madurar en la vida, aunque lo segundo me da la impresión que no lo consiguen.
Ella es el motor de la peli, pero paradógicamente es la que no parece hacer nada en la vida, tal vez solo destinada a estar detrás de un hombre, o dos.
Su aspecto más avanzado es la aceptación, por los tres, de esa relación, en donde la amistad es lo primero.
Yo me lo ha pasado fenomenal.
Felicito a Jose y Susana por la elección valiente de esta peli que va a dar mucho para debatir.
Desde este momento me declaro incondicional de Miriam Hopkins a la que idolatro.
Los montajes con que se nos obsequia semana tras semana, sencillamente maravillosos.
Lubitsch sabía dar a sus películas ese toque de elegancia que le caracterizaba.
Era capaz de dar ese aire, esa bruma a sus producciones que hacían verosímil lo más increíble.
Esa acérrima comunista se transforma, se humaniza, al ver caer de una silla al Conde Leon d’Algout.
La irrealidad de Lubitsch permite que la socialista se adapte rápidamente a una vida de lujo y champán que le regala el sistema capitalista.
Ninotchka se ve con agrado, con una sonrisa permanente en la boca.
La mejor propaganda anticomunista que nadie pudiera imaginar.
Me lo he pasado fenomenal volviéndola a ver.
La vez que más me ha gustado.
Es lo que tiene disfrutarla en pantalla grande.
Curiosidades:
¿La Garbo en una comedia?
Greta Garbo tenía sus dudas acerca de aparecer en una comedia.
Estuvo especialmente nerviosa cuando interpreta a su personaje bebida. Lo consideraba demasiado vulgar.
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Prohibida
La película fue prohibida en la Unión Soviética y sus estados satélites.
La Garbo ríe
El lema “¡Garbo ríe!” llegó antes de que el guión fuera escrito.
La peli fue construida alrededor de este eslogan.
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Peli favorita de Lubitsch
Ernst Lubitsch consideraba a esta peli como su favorita.
También era de su preferencia El Bazar de las sorpresas (1940) y Un ladrón en la alcoba (1932).
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Sin maquillaje
Greta Garbo no llevaba ningún tipo de maquillaje en sus escenas donde hace el papel de enviada soviética.
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Los guionistas
Son Charles Brackett, Walter Reisch y el gran Billy Wilder.
Lubitsch también hizo alguna contribución aunque no aparece acreditado.
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El estreno
Por primera vez en su vida La Garbo asistió al estreno de la peli, que tuvo lugar en Long Beach.
Greta según informaciones de la época, se puso en la fila para comprar la entrada un cuarto de hora antes del comienzo y nadie la reconoció.
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Otros León
Spencer Tracy fue una de los principales candidatos para el papel de León.
William Powell , Robert Montgomery y Cary Grant también se consideraron para el papel.
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Lugosi
Bela Lugosi aparece cerca del final de la película y sólo en una escena con Greta Garbo.
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En la tele
Se emitió por primera vez en los USA en televisión en 1956.
Se enamoraron varias veces
Greta Garbo y Melvyn Douglas han estado enamorados tres veces en la gran pantalla: en Como tú me deseas (1932), Ninotchka (1939) y La mujer de las dos caras (1941).
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Premios ninguno
‘Ninotchka‘ recibió cuatro nominaciones a los Oscar en 1939: Mejor película, Mejor actriz (Greta Garbo), Mejor Guión y Mejor Historia Original.
Frente a la colosal ‘Lo que el viento se llevó‘ que ganó nueve estatuillas ese año.
‘Ninotchka’ regresó con las manos vacías.
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Amenazas de la Divina
Se cuenta sobre la Divina Garbo que, cuando algo le desagradaba en el curso de un rodaje, lanzaba a los productores un amenazante “quiero volver a Suecia” que siempre surtía efecto y, en consecuencia, siempre acababa por obtener lo que quería.
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La Garbo no se casó
Legendario también fue el supuesto desplante de la Garbo al famoso actor y galán John Gilbert.
Dicen que, el día en que había de celebrarse la boda, la actriz se echó repentinamente atrás y dejó plantado al novio ante el altar.
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Del mudo al…
Pocas estrellas de Hollywood sobrevivieron a la traumática transición del cine mudo al sonoro.
Greta Garbo fue una de esas pocas al rodar el largometraje La reina Cristina de Suecia, que fue publicitado con el eslogan “la Garbo habla” (1930).
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Por favor, una comedia
Harta de sus papeles melodramáticos y torturados, fue ella quien exigió que le encontraran un papel adecuado en una comedia; el resultado fue Ninotchka, en 1939, donde parodiaba a una fría soviética del Komintern conquistada por los encantos de París.
El eslogan publicitario de la película se inspiró del utilizado para su primer film sonoro: “la Garbo ríe!”.
Sin embargo, la actriz detestaba su risa y mandó que fuera doblada por otra mujer.
Estar sola
Tras la tibia acogida de su película “La mujer de dos caras” (1941), por el público norteamericano, Greta Garbo decidió retirarse para siempre del cine.
Tenía entonces 36 años y 32 películas a sus espaldas.
Famosa fue su escueta frase explicativa de entonces: “Quiero estar sola“…
Más tarde precisó a un periodista:
– “Quise decir que me dejen en paz, lo que es diferente“.
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Pregunta sin respuesta
Su última entrevista con un periodista duró menos de dos segundos cuando éste la inició diciendo:
– “Yo me pregunto…”
– “¿Por qué preguntarse?” interrumpió la Garbo alejándose y dejándole con la palabra en la boca.
Oscar
Varias veces nominada como mejor actriz por la Academia, nunca obtuvo la preciada estatuilla hasta que, ya una vez retirada del cine e instalada en Nueva York, se le otorgó un Oscar honorífico en 1954 por el conjunto de su carrera cinematográfica.
Nunca acudió a recogerlo, aduciendo que no quería ver a nadie.
Poco se puede decir de Ser o no ser que no se haya dicho ya. Una de las mejores comedias de la historia del cine.
Diálogos ingeniosos, divertidos, dichos a velocidad de vértigo. Con un ritmo impresionante. Sin que la trama decaiga en ningún momento.
Actores en estado de gracia.
Frases memorables. Hemos hecho con Polonia lo mismo que Joseph Tura hizo con Hamlet.
Es un gran homenaje a los actores de teatro. ¿Quién mejor que ellos para interpretar una trama de espías?
Carole Lombard está maravillosa es el núcleo de la trama y el único personaje femenino. Fue su última peli. Murió en un accidente aéreo después de regresar de una gira de venta de bonos de guerra. Lógicamente la frase de “¿Qué puede suceder en un avión?” fue eliminada de la película.
Después de terminar el rodaje, Carole Lombard dijo a mucha gente que esta película fue la experiencia más feliz de su carrera de principio a fin.
Cuando el padre de Jack Benny fue a ver esta película, se indignó al comprobar a su hijo con uniforme nazi en la primera escena y salió de la sala.
Cuando estalla la guerra en Polonia hay una escena donde lápidas son destruidas por los bombardeos de las fuerzas alemanas. Una de las tumbas de piedra que se rompe tiene el nombre de “Benjamin Kubelsky“, el nombre de nacimiento de Jack Benny.
Según el libro ‘The United Artists Story‘ de Ronald Bergan: “Desafortunadamente, en su lanzamiento, Pearl Harbor había sido atacado, Alemania estaba barriendo a toda Europa, y la estrella de la película, Carole Lombard, murió en un accidente aéreo. Por tanto, ni los críticos, ni los públicos estaban de humor para reír, encontraron la película de mal gusto y cruel. A través de los años, sin embargo, recuperó sus costes de producción y se convirtió en un clásico”.
Ernst Lubitsch era judío, nacido en Rusia pero nacionalizado alemán, se trasladó a EE.UU. a los treinta años. Fue guionista, actor, productor pero su faceta más conocida fue la de director de más de 70 películas. Supo imprimir a todas sus obras de un carácter especial, lo que se ha dado en llamar el toque Lubitsch.
Como decía su colega y admirador Billy Wilder: “durante veinte años todos nosotros intentamos encontrar el secreto del toque Lubitsch. De vez en cuando, con un poco de suerte, lográbamos algún que otro metro de película que brillaba momentáneamente como si fuera de Lubitsch, pero no era realmente suyo”.
El toque Lubitsch era como el aroma de un buen vino que todo el mundo detecta y degusta pero que nadie acierta a explicar del todo. Estaba compuesto por un argumento elegante y sofisticado, por un refinamiento que se deslizaba a menudo hacia la ironía fina. En cada escena era tanto lo que se sugería como lo que se mostraba y, en muchas de sus películas, subyacía un erotismo tan sutil, que los censores nunca podían cortarlo, porque no se puede cortar un aroma.
Eran las de Lubitsch comedias de apariencia ligera pero que deslizaban un compromiso moral y social.
El 13 de marzo de 1947, Hollywood le dedicó un Oscar especial por toda su carrera. En el escenario sufrió un súbito dolor en el pecho. Logró recuperarse, pero ocho meses más tarde otro ataque al corazón acabó con él. Tenía 55 años.
Cuando terminó el entierro, Billy Wilder le comentó con tristeza al director William Wyler: “Se acabó Lubitsch”. Y Wyler replicó: “Peor aún, se acabaron las películas de Lubitsch”.
No recuerdo cuando fue la primera vez que vi esta peli, pero desde luego fue en mi infancia en televisión. En casa la hemos visto en muchas ocasiones. Me sé las escenas y tengo risa anticipatoria, me parto antes de tiempo porque sé lo que va ocurrir.
Se ha injuriado a Lubitsch calificando de ligera una comedia sobre la ocupación alemana de Polonia. A mí me parece que la mejor manera de vencer a la fuerza bruta de las armas y a la sinrazón de la violencia es con la inteligencia del humor y la ironía.