Esas batallas de Kaijus contra Jaegers tienen mucho de añoranza de la infancia y en eso comprendo a Guillermo. Cuando era niño me encantaban las pelis de Godzilla con esa mezcla de terror y catástrofes, dos de los géneros más comerciales. Mazinger Z me fascinó más bien poco. Los Transformers ya me pillaron mayor (de la peli no he podido olvidar a Megan Fox).
Si a un director como Guillermo del Toro le das la friolera de 180 millones de dólares (unos 140 millones de euros) y le dices que haga una guerra entre Transformers y Godzillas la puede liar parda.
Pero hacer una película colosal no garantiza que sea buena.
Las peleas entre monstruos y robots están bien rodadas, no son confusas (no demasiado) pero son excesivamente largas y al final se hacen eternas.
Del Toro se apunta al cine de escombro como El Hombre de Acero o la por estrenar Elysium. A mí esa veneración por la destrucción me molesta gravemente.
Además Pacific Rim está llena de tópicos, con personajes de palo, que son más esteoreotipos que personas de verdad.
No me voy a extender comentando las penosas interpretaciones de los actores. Al parecer se barajó el nombre del inefable Tom Cruise para protagonizar esto que nos ocupa. Posiblemente no fue elegido porque el presupuesto se hubiera disparado más aún.
Rinko Kikuchi, la sordomuda que no usaba bragas en Babel, ha prosperado y tal vez sea la única interpretación salvable.
No cometí el error de verla en 3D. La peli es demasiado oscura, con mucha lluvia, mucha noche y mucho fondo del mar. En 3D debe ser tenebrista.
He oído decir que del Toro da un sello de autor a su superproducción palomitera. A mí, muy al contrario, me parece una obra absolutamente impersonal.
Tim Burton de seguro que fue en su infancia un niño rarito, tal vez como Víctor, el protagonista de esta peli, con pocos amigos, que se relacionaba mal con otros niños, pero con una vida interior muy intensa.
Tal vez tuvo un perrito y lo atropelló un coche.
Pasó su infancia y adolescencia viendo pelis de la Hammer, de Hitchcock, de Joe Dante, de monstruos japoneses. Con todo ese material ha hecho esta Frankenweenie.
Este cuento gótico de terror y humor está realizada con la técnica de stop motion, técnica artesanal que Burton domina a la perfección.
La peli posiblemente resultará atractiva para los niños y mayores que les acompañen pero quienes más la disfrutarán serán los cinéfilos que van descubriendo múltiples homenajes o guiños a clásicos del cine de terror.
Está (por supuesto) Frankenstein que es el núcleo de la historia y con algún momento especialmente atractivo como cuando la muchedumbre avanza con antorchas.
Están los Gremlins, que traumatizaron a toda una generación de inocentes niños.
También los Pájaros del gran Hitchcock e incluso el molino de viento de Enviado Especial (una referencia cinéfila mucho menos conocida).
Y está, el reverenciado por Burton, el gran Vincent Price.
La galería de personajes es grandísima y todos muy interesantes. Como la vecinita triste de Víctor, Elsa Van Helsing, que nos recuerda a Harry Potter con esos tíos obesos y siniestros. Su perrita es la novia de Frankenstein. Un compañero de clase es Igor. Bigotitos, el gato que resultará ser el gran monstruo, que predice sucesos anormales con la forma de sus heces…
Frankenweenie es puro Burton, es también un auto-homenaje a sus mejores películas.
Gustará mucho a sus incondicionales seguidores.
Pero parece que Burton haya agotado sus ideas y recurra a lo que ya nos ha ofrecido otras veces.
De todos modos prefiero mil veces a este Burton que no al de proyectos tan vacíos como El planeta de los Simios.