La vi cuando se estrenó y no la había revisitado hasta ahora.
En el Taller de Cine de Azuqueca de Henares era una de las opciones. La otra era Danzad, danzad, malditos que es la elegida.
Me sorprende que me haya gustado tanto.
Sus números musicales (algunos convertidos en clásicos) son estupendos.
Estos jóvenes descarados y sin vergüenza se enfrentan a una sociedad rígida y con poco sentido del humor.
Yo nunca me he sentido hippie. He sido demasiado respetuoso y educado como para adoptar actitudes irreverentes y irresponsables.
Esta “cultura” prendió entre una juventud acomodada y ociosa que se revelaba contra la Guerra del Vietnam y los convencionalismos sociales. Había un trasfondo de inmensas ansias de libertad que se manifestaba en el estilo de vestimenta y en el pelo.
Pero siempre he dudado que detrás del cambio de apariencia hubiera una ideología con fundamento.
Lo que nunca compartiré con ellos es su proclividad al consumo de drogas.
Todo lo que digo puede parecer de lo más carca.
Quede claro que aunque nunca he sido, ni he querido ser hippie, me encantan esta pandilla de Hair y me divierten muchísimo.