Puro vicio ha despertado opiniones encontradas. Muchas positivas y algunas negativas.
Pongo dos ejemplos:
Luis Martínez: Diario El Mundo:
“Puro cine, cine vicio. (…) el más brillante, contradictorio y dolido ejercicio de cine del año (…) deslumbrante monumento cinematográfico de Paul Thomas Anderson”
Carlos Boyero: Diario El País:
“Voy a leer la novela (…) para descifrar el enigma de si el material literario que ha adaptado al cine Paul Thomas Anderson es tan vacuo, insoportable, absurdo, inútilmente kilométrico como su película.”
Yo no soy devoto ni detractor de Paul Thomas Anderson. Lo cual me permite ser más imparcial.
Puro vicio es un thriller disfrazado de comedia.
Su estructura narrativa y sus elementos básicos son de cine negro.
Hay un investigador privado con pasado turbio, una mujer fatal, polis corruptos…
Hay algo que recuerda El sueño eterno o, incluso, Chinatown, salvando las distancias, por supuesto.
Hay un claro homenaje a El gran Lebowski. Doc nos recuerda mucho a El Nota.
Pero la narración está filtrada por la psicodelia de una época, los años setenta, y la del personaje.
Porque Larry “Doc” Sportello es un porrero de tomo y lomo. Él mismo llega a poner en duda la percepción de la realidad.
Ese estado de embriaguez cannábica se trasmite al espectador que se plantea también qué es verdad y qué es fruto de las drogas.
Eso unido a una historia alambicada en donde todo el mundo parece mentir hace que la trama sea algo más que confusa, casi enigmática.
En varias escenas anduve perdido en una maraña de diálogos, donde se mencionan personajes con nombres en inglés.
Hay una comicidad subyacente que resulta chocante en diversos momentos, pero que la hacen muy divertida.
Van apareciendo un montón de actores con papeles más o menos largos y absurdos, pero todos se drogan.
Joaquin Phoenix no reluce, su interpretación es demasiado plana y su presencia constante en la pantalla llega a aburrir.
A mí me ha gustado, a pesar de sus defectos, pero en absoluto me parece una peli colosal.
Si no la firmara Paul Thomas Anderson habría pasado desapercibida.
Hace un año veía y comentaba Los Juegos del Hambre, terminaba diciendo que quería ver la dos. Recuerdo que me la recomendó una joven paciente, una niña encantadora de unos 14 años que después de leer los libros no había salido decepcionada con la peli.
Esta Los juegos del hambre: En llamas mantiene un magnífico pulso narrativo. Se ve con interés.
A pesar de sus casi dos horas y media de duración, se me hizo muy corta. Cuando terminó pensaba que tan solo había pasado una hora o poco más y me sorprendí. Quería más, me había sabido a poco.
Tiene todos los ingredientes para convencer: acción, amoríos, rebeldía, emoción, aventuras…
Jennifer Lawrence carga con todo el peso de la peli. Es una heroína a la fuerza. Su afán de sobrevivir la ha convertido en un icono para los rebeldes. Pero ella no está conforme con su destino.
El final, ligeramente sorprendente, hace que desees ver la tres.
Fui a la primera sesión y lo habitual es encontrar una sala vacía. Ayer el cine estaba a rebosar, repleto de adolescentes, de chiquillas sobre todo. Era el más viejuno con ventaja.
Ver una sala llena siempre gusta, da esperanza para que este arte no desaparezca.
Las niñas que estaban detrás mío se mantuvieron calladas durante toda la proyección. Al final una comentó que le había decepcionado pero su amiga le replicó que era muy fiel al libro y le encantaba.
Las jovencitas que tenía delante no pararon de meter ruido, chillar, hablar. Jugaban al móvil, saltaban, extraordinariamente molestas. Les llamé la atención en dos ocasiones, primero con amabilidad y después algo más contundentemente pero no me hicieron ni el más mínimo de los casos.
La primera era una peli de bajo presupuesto, en ésta se han gastado la friolera de 140 millones de dólares. Tal vez tenga unos efectos especiales más elaborados y los actores hayan cobrado mucho más.
Lo que está claro es que Zack Snyder tiene un estilo propio que ya definió en la insufrible 300 y confirmó en Watchmen.
Ese estilo visual puede tener incondicionales pero a mí de entrada me repugna.
Entonces ¿porqué ver Sucker Punch? Porque en el trailer me pareció que las chicas eran muy monas.
La historia está contada en tres planos.
El real que se desarrolla en un manicomio donde BabyDoll espera que le hagan una lobotomía.
Un segundo mundo imaginado por la chica que es una casa de alterne, donde las chicas aparecen muy sugestivas.
El tercer plano son tres batallas que imagina BabyDoll. Una contra zombies nazis durante la primera guerra mundial, ya sé que no había nazis en la Gran Guerra pero es imaginación.
Otra contra unos gigantones asiáticos.
Y la última contra una especie de orcos, estilo fantástico-medieval aunque hay aviones y dragones.
El estilo visual de las tres batallitas que os cuento es muy atractivo, emocionante aunque un poco fatigante (no sé si existe esta palabra, pero ya me entiendes, que cansa).
El conjunto de la peli resulta demasiado barroco, demasiado cargante pero a mí me gustó y me divirtió.
No es para echar cohetes pero es la mejor peli de Snyder.