La isla mínima es un thriller ambientado en los arrozales sevillanos en la España de la Transición.
Todos los personajes están atrapados e intentan escapar. Unos de su pasado y otros de una vida miserable.
El retrato de esa comunidad deprimente y pobre es de una fisicidad impresionante.
Los dos policías sancionados por cuestiones bien diferentes encarnan dos maneras de concebir la vida. Condenados a trabajar juntos.
La peli avanza sin dar respiro al espectador, ni a los protagonistas. No hay trampas ni cartones. Tanto unos como otros van conociendo la investigación y los personajes.
La composición de los personajes es perfecta. Inmejorable. Abrumadoramente realista.
Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez saben crear sus personajes dotándolos de historia y de vida, con los gestos justos, sin sobreactuaciones.
Alberto Rodríguez sabe componer escenas impresionantes de las que no se pueden olvidar, usando el primer plano con maestría sin abusar de él y con una fotografía impactante.
A mí personalmente me disgustó el punto final que no me pareció todo lo redondo que esperaba.
Estamos ante una de las grandes pelis del cine español de este año.
En 2009, cuando comenzaba con el blog, escribía maravillas de Celda 211.
Le recuerdo perfectamente de su época de crítico en Días de Cine, el mejor programa dedicado al séptimo arte, que va por la edición 1013.
Es difícil combinar sello personal y comercialidad. Si una peli no se ve, no se vende y su director está condenado. Las productoras apuestan, no por el arte, sino por la taquilla.
Monzón llena El Niño de elementos que alimentarán las arcas de los productores.
Jesús Castro, el mayor reclamo para adolescentes con exceso de carga hormonal, se desnuda y enseña su bien perfilado culito, se quita la camiseta, sabe poner cara de malote…
El amorío resulta un poco forzado, lleno de tópicos y muy de manual, pero seguro que gustará a la mayor parte del público.
Las persecuciones en helicóptero son absolutamente espectaculares, rodadas con una calidad que nada tienen que envidiar a las producciones americanas. Hay ritmo, sostenido con un montaje perfecto y electrizante.
La recreación de ese mundo fronterizo entre, España, Marruecos y Gibraltar, lleno de contrastes, de colores, de vida, de trapicheo, es perfecta.
La lucha contra el narcotráfico es planteada como una batalla perdida, en la que detener a un capo solo significa que crezca otro grupo de traficantes.
Tosar como siempre está inconmensurable. Interpreta a un estereotipo de policía, entregado en cuerpo y alma a su trabajo, que no tiene vida personal, que sus amigos son compañeros y nada más.
Pero el gran actor de esta función es Eduard Fernández, absolutamente sublime, sus ojos nos trasmiten a la perfección ese sentimiento de tristeza y de culpa. Una actuación memorable.
Le deseo a Monzón un gran éxito porque se lo merece. Ha metido toda la carne en el asador para construir una peli personal y comercial. A mí me gusta más el primer ingrediente, pero para que pueda cocinar más veces hay que soportar lo segundo.
La historia del como se hizo esta peli da para hacer una nueva. Es todo bastante complicado pero intentaré resumirlo. Es divertido.
Una semana antes de acabar el rodaje de La mula Michael Radford, director y co-productor, abandona el rodaje, no se ha explicado muy bien pero parece ser que por desavenencias con la productora Alejandra Frade.
Se encarga de terminar la filmación Sebastien Grousset un publicista francés. Se intentó mantener en secreto este nombre, incluso con una cláusula de confidencialidad a los actores, pero ha terminado transcendiendo.
Parece ser que Michael Radford se llevó parte de la película filmada. En el 2010 esta peli se realizó no en digital sino en película clásica.
Alejandra Frade intenta estrenar la película y se encuentra con dos graves inconvenientes. Por un lado los productores británicos e irlandeses de Radford, con un lío legal de muy padre y señor mío. Intervienen tribunales ingleses y españoles.
No se consiguieron todos los negativos de la peli que se llevó Radford pero sí se disponía de los “dailies” de rodaje. Los dailies son grabaciones en vídeo que se realizan durante la filmación de la peli que se hacen con el mismo enfoque y posición que la cámara de la película. Se puede ver en el combo para comprobar que el plano es correcto, que no se ven cables ni micrófonos, que el racor está bien, etc… Lógicamente la calidad es mucho peor que la grabación en film. Ahora este problema se ha solucionado con la realización en digital.
Cuando se ve esta peli se observa que hay secuencias con una muy buena calidad y otras con desenfoque y abundante grano. Para justificar esto la productora ha enviado una carta a todos los cines diciendo que está rodada como una técnica documental, con iluminación antigua, buscando un look retro… El escrito está disponible en la red. Pero la realidad ya la he explicado.
Ahora, por fin, comienzo a hablar de la peli.
La mula es una historia en la Guerra Civil Española en tono de comedia.
Juan Eslava Galán es coguionista y autor del libro en el que se basa la peli, novela la historia de su padre durante los tres últimos meses de la Guerra Civil.
Juan es un acemilero que tiene la esperanza que cuando acabe la guerra tendrá un futuro mejor, gracias a Valentina, una preciosa mula que ha encontrado y escondido y a Conchi, una chica con la que festeja.
La peli se ve con gusto, la comicidad está bien conseguida porque nace de la realidad, una especie de humor costumbrista muy bien llevado, no hay esperpento, ni sátira.
Todos los personajes están bastante bien constituidos. No es, para nada, maniqueísta y refleja una cruda realidad de manera coloquial y sencilla.
Las interpretaciones están muy conseguidas. Destaca Mario Casas que demuestra ser un buen actor y no solo una cara bonita. Resulta conmovedor y demoledor comprobar que todas sus esperanzas se ven truncadas, tal vez como la de la mayoría de los españoles que tuvieron que pasar muchos años de penuria.
Especialmente agradecido es el personaje de Doña Concepción, la madre suspicaz de Conchi, interpretado por una magnífica Maite Sandoval.
En España siempre hemos disfrutado de unos estupendos actores y aquí se vuelve a demostrar.
No es la primera vez que de un desastre durante el rodaje y la post-producción surge una buena peli.
Porque La mula emociona, entretiene, hace reflexionar y llega al corazón.
¡Qué peliculón! ¡Qué maravilla de actores! Y no exagero.
Daniel Monzón se atreve con cine de género en Celda 211 .
El cine carcelario ha dado grandes películas pero sobre todo americanas y no españolas. Solo consigo recordar una buena película de prisiones españolas es Horas de Luz de Manolo Matjí.
Pero esta película de Monzón es soberbia llena de emoción con un guión original y personajes que dan miedo de verdad.
El preso Malamadre un impresionante Luis Tosar, está desbordante.
Un Jefe de Servicios Utrilla llamado por los presos Putavieja interpretado por un Antonio Resines que representa la maldad y la podredumbre institucional, un personaje despiadado y cobarde, interpretado con tanta profesionalidad que no sobreactúa ni un milímetro.
El contrapunto tierno lo da una Marta Etura estupenda, dulce y cariñosa.
El personaje central es Calzones un funcionario novato que de ser una persona tierna y feliz se trasformará en algo bien distinto por las circunstancias de las que es víctima.
Daniel Monzón sabe darle ritmo a una historia de tensión y violencia e intercalar algunas escenas tiernas con Marta Etura que interpreta el papel de esposa embarazada que además se llama Elena, uno de los nombres más bonitos de mujer.
Pero además la peli nos muestra como podemos transformarnos en situaciones extremas y como la vida puede dar un vuelco en poco tiempo.
Daniel Monzón simplica los personajes que intervienenen la historia, tal vez el único pero, pues en la realidad serían muchos más los personajes que intervendrían en esta situación de motín como el Delegado del Gobierno, el Juez de Vigilancia, los Subdirectores de la Prisión, el Comisario de Policía, habría también muchos más funcionarios y Jefes de Servicio.
En definitiva una gran peli.
Desde mi modestia le doy la enhorabuena a Daniel Monzón que ha llegado a la madurez artística.
Espero que nos siga deleitando con más películas así.
Yo le recuerdo cuando hacía críticas en Días de cine en TVE.