Documental de cuatro horas de duración, en el que Martin Scorsese repasa la historia del cine clásico norteamericano, desde sus inicios hasta los años 70, que es precisamente la época en la que él comenzó a trabajar en el mundo del cine.
Habla de los géneros cinematográficos y de los tipos diferentes de directores.
Hay un gran homenaje a los clásicos que son fuente de inspiración para el director de Taxi Driver.
Ya lo había visto hace unos años, pero esta revisión me ha enriquecido más aún.
Gracias por la recomendación a mis amigos del Taller de Cine de Azuqueca de Henares.
Más que hablar de este documental, es preferible verlo.
Os lo pongo debajo en tres partes, para que no andéis buscándolo en YouTube.
Mi admiración es tal por John Ford que todas sus pelis me gustan, pero ésta no es una de sus mejores obras.
Es un drama romántico ambientado en la Escocia del siglo XVI que nos cuenta las tribulaciones políticas y sobre todo amorosas de esta reina. Su vida fue ciertamente novelesca y con solo 45 años de existencia fue reina de Francia y Escocia, casada en cuatro ocasiones, terminó ajusticiada.
La protagonista absoluta de la peli es una esplendorosa Katharine Hepburn que llena la pantalla con su presencia y su belleza.
Se nota que John Ford admiraba a la actriz a la que dedica unos primeros planos maravillosos (de los pocos en su larga filmografía).
Tando Ginger Rogers como Bette Davis estuvieron interesadas en interpretar el papel de María Estuardo pero la Hepburn se llevó el gato al agua. Llegó a proponer interpretar también el personaje de la Reina Isabel de Inglaterra.
Ford encontraba que la historia tenía poca fuerza y perdió el interés conforme avanzaba la filmación y dejaba que algunas escenas las dirigiera la Hepburn.
La Reina de Escocia es retratada como víctima del amor y de la política, como seguramente fue en la realidad.
En general los personajes son muy esquemáticos y alguno incluso caricaturesco. Las conspiraciones palaciegas y diplomáticas carecen de sutileza son pueriles.
Me ha llamado especialmente la atención la fotografía con abundantes toques de calidad.
Dentro del decálogo del buen crítico de cine hay una norma que indica nunca hablar de la fotografía, si hablas de la técnica es que no sabes que más decir de la peli.
Me despierto después de una larga siesta. Me asomo a la terraza y seguía lloviendo a mares. Es lo que tiene la gota fría.
En un hotel de playa si no hay sol y calor estás más perdido que un torero al otro lado del telón de acero.
Enciendo el televisor. Comienzo a hacer zapping. En la Sexta 3 Sean Thornton acababa de bajarse del tren en Castletow y preguntaba como llegar a Innisfree.
Me invade una gran felicidad. Pongo el sillón delante del televisor y comprendo que voy a pasar una tarde estupenda viendo The Quiet Man.
Considerada como una de la mejores pelis de la historia del cine.
Ford compró los derechos quince años antes que consiguiera la financiación necesaria para rodarla. Los productores la consideraban una historia ñoña.
Desde su estreno fue valorada como una peli de culto, una obra maestra.
Obtuvo dos oscars, al mejor director y a la mejor fotografía en color, y siete nominaciones.
Con esta peli se demuestra lo gran director que era John Ford y lo gran actor que era John Wayne.
Él era el primero que se minusvaloraba. El propio Ford se definía como hacedor de westerns. Aunque Orson Welles opinaba que los tres mejores directores de la historia del cine eran: John Ford, John Ford y John Ford.
John Wayne tampoco fue considerado un gran actor a pesar que demostrara lo contrario en muchas películas. Hombre con un físico impresionante. Interpretó magistralmente papeles muy diferentes.
Como siempre, en las películas del genial director, todos los personajes tienen pasado y cargan con él. En absoluto son personajes planos.
Se ha dicho que Ford pretendía reflejar el verdadero espíritu irlandés. Y lo consigue. Vaya que lo consigue.
Nos pinta a unos irlandeses obstinados, tercos, amantes de las peleas y de la cerveza, aferrados a sus costumbres…
Si bien es verdad que en El hombre tranquilo no hay malos.
Maureen O’Hara está maravillosa y Ford sabe sacar el máximo partido a su belleza.
El tono de comedia, edulcorada, no decae durante todo el metraje.
Cuando Ford proyectó a los productores la película y vieron que duraba 129 minutos, le dijeron que debía reducirla a 120 minutos, que era lo que se consideraba se podía soportar sentado.
Ford enfadado intentó volverla a montar. Unos días después pasó la peli sin tocarla y a los 120 minutos terminaba bruscamente, a mitad de la pelea entre Sean Thornton y su cuñado Will Danaher. Los productores dijeron que eso era imposible. Ford se terminó saliendo con la suya.
Los exteriores de la peli fueron rodados en Irlanda y los interiores en Los Ángeles.
El presupuesto de El Llanero Solitario se estima en unos 250 millones de dólares. Una auténtica barbaridad. Pero con todo ese montón de pasta se pueden hacer grandes cosas o grandes bodrios.
Esta peli es sobre todo muy divertida. Del principio al fin resulta entretenida. No hay momentos en los que la trama decaiga.
Suceden muchas cosas y todas bien relatadas. Hay mucho humor, aventuras, personajes interesantes, acción…
Una de las normas del buen crítico es no hablar de la fotografía. Me la voy a saltar. Aquí las imágenes son estupendas con una nitidez extraordinaria. Ver esos grandes paisajes del Oeste en una pantalla grande es maravilloso.
Pero he identificado varias referencias más al cine de Ford. El personaje de John Reid (El Llanero Solitario) tiene una clara inspiración en Ransom Stoddard de El hombre que mató a Liberty Valance. Un idealista que cree en la Ley y en el progreso y que se enfrenta a la dura realidad de la violencia del salvaje Oeste.
Esa mujer enamorada del hermano de su esposo con el que se reencuentra después de muchos años es un homenaje a Centauros de desierto.
Estos detalles y otros que se me escapan dan un toque de calidad a esta peli.
Los dos protagonistas son dos anti-héroes, muy alejados del estilo actual. Uno es un indio medio loco marcado por un error en su infancia. Otro un muchacho torpe y simplón.
Ninguno de los dos ejerce la violencia de manera intencionada, sus éxitos son fruto de la suerte y de la casualidad y también de Silver, el caballo blanco que es el gran héroe de la historia.
Hay una crítica al progreso por encima de todo lo demás, sin respetar el medio ambiente o a las personas.
Depp interpreta a un indio poco expresivo por lo que está más contenido que lo habitual, lo que hace su interpretación mucho menos irritante. En la versión en inglés se le llama Tonto como en el cómic pero aquí se ha doblado como Toro, a lo cual no encuentro explicación (razonable).
Tal vez solo sea cine de entretenimiento pero lo es de calidad.
De mi infancia no había olvidado una peli en la que se usaba un bumerán para realizar un robo, pero no recordaba el título. Ese detalle me impresionó.
El Día de ReyesElena recibió varias películas de regalo, entre ellas Cómo atrapar a un ladrón. Esa misma noche nos pusimos a verla.
El aire de comedia inocente me sonaba, pero fue cuando en un parque los dos protagonistas ven volar un instrumento australiano cuando caí que esa era la peli a la que no conseguía poner título.
Cómo robar un millón es una comedia romántica tontorrona y no trata de disimularlo. Está llena de la inocencia de un cine que ya no se hace. En el que las situaciones, en muchas ocasiones, eran increíbles pero daba igual.
La peli está llena de momentos de humor, con guiños al cine mudo en ocasiones.
El relato del robo con los dos protagonistas encerrados en una escobera es estupendo, con una mezcla de suspense, romance y comedia.
Audrey Hepburn está maravillosa, aunque los vestidos que lleva son horrorosos.
Peter O´Toole es tan joven y encaja perfecto en su papel de joven culto y sofisticado.
William Wyler es el director de esta delicia. De él decía John Ford que: “no se le podía persuadir que la perfección era inalcanzable”. Siempre le acompañará la leyenda de ser el director que pedía una toma más.