La vi cuando se estrenó y no la había revisitado hasta ahora.
En el Taller de Cine de Azuqueca de Henares era una de las opciones. La otra era Danzad, danzad, malditos que es la elegida.
Me sorprende que me haya gustado tanto.
Sus números musicales (algunos convertidos en clásicos) son estupendos.
Estos jóvenes descarados y sin vergüenza se enfrentan a una sociedad rígida y con poco sentido del humor.
Yo nunca me he sentido hippie. He sido demasiado respetuoso y educado como para adoptar actitudes irreverentes y irresponsables.
Esta “cultura” prendió entre una juventud acomodada y ociosa que se revelaba contra la Guerra del Vietnam y los convencionalismos sociales. Había un trasfondo de inmensas ansias de libertad que se manifestaba en el estilo de vestimenta y en el pelo.
Pero siempre he dudado que detrás del cambio de apariencia hubiera una ideología con fundamento.
Lo que nunca compartiré con ellos es su proclividad al consumo de drogas.
Todo lo que digo puede parecer de lo más carca.
Quede claro que aunque nunca he sido, ni he querido ser hippie, me encantan esta pandilla de Hair y me divierten muchísimo.
Spike Lee nos relata un día en el barrio de Bedford-Stuyvesant en Brooklyn.
En sus calles pululan personajes que son descritos con cierto cariño y que son bien presentados.
Hay un aire caricaturesco en estos individuos.
En este barrio está la Pizzería de Sal (Sal’s Famous Pizza), regentada por un padre y sus dos hijos.
Sal (Danny Aiello) es italoamericano, un hombre de carácter fuerte que ha visto crecer a los jóvenes que van desde niños a comer sus pedazos de pizza, pero su hijo Pino, interpretado por John Turturro, es racista e intolerante.
Cuando salta el conflicto Mookie (interpretado por el propio director) lanza un cubo de basura a la cristalera de la Pizzería. Los negros se lanzan a la destrucción del local, descargando su ira por la muerte a manos de la policía de Radio Raheem.
¿Con ese gesto Mookie impide que Sal y sus hijos sean víctimas (físicas) de la rabia de los residentes?
O tal vez, ¿desate un conflicto que se hubiera podido solucionar?
¿Es el héroe o el villano?
Spike Lee enfrenta las dos posturas en las reivindicaciones raciales: la de Malcolm X y la de Martin Luther King.
No toma posición, pero las dos las admite como posibles.
La peli refleja, de manera certera, el odio racial que habita en el corazón de muchos norteamericanos.
Negros contra chicanos y blancos. Blancos contra negros. Chicanos contra blancos… Y todos contra asiáticos.
El vendedor coreano salva su negocio gritando: “soy negro“.
El retrato aparentemente amable de los personajes es demoledor con la sociedad que habita en ese barrio pobre, donde no hay parques, ni piscinas, ni árboles en las calles.
Donde tres viejos cascarrabias comentan todo el día bajo una sombrilla con el fondo de una tapia naranja.
Donde los niños se duchan con el surtidor de una toma de riego.
Donde un viejo alcohólico salva a un niño de un atropello.
Donde Mookie se escaquea para visitar a su novia Tina (una maravillosa Rosie Pérez)…
Es la realidad norteamericana, ni más ni menos.
Curiosidades:
Spike Lee originalmente quería Robert De Niro para el papel de Sal (Salvatore Fragione).
Pero De Niro rechazó el papel, diciendo que era demasiado similar a muchas de los personajes que había interpretado en el pasado.
Al final el papel fue realizado por Danny Aiello .
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Todas las escenas de los hombres de la tapia (Robin Harris, Paul Benjamin y Frankie Faison) fueron improvisadas.
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Spike Lee escribió el guión en dos semanas.
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El título proviene de una cita de Malcolm X: “Tienes que hacer lo correcto“.
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Esta película fue inspirada por un incidente real en Nueva York, donde algunos jóvenes negros fueron expulsados de una pizzería por algunos jóvenes blancos en un barrio de Nueva York conocido como Howard Beach.
Es el debut en el cine de Martin Lawrence, en un pequeño papel.
Rosie Pérez no quiso que su cara apareciera en la escena de desnudo. Se sintió mal durante el rodaje, llegando a llorar.
Más tarde decidió que no le importaba y apareció desnuda de nuevo en otras películas.
Una escena clave cuando Danny Aiello y John Turturro hablan en la pizzería fue parcialmente improvisada.
El presidente Barack Obama y su futura esposa Michelle Obama vieron esta peli en su primera cita. También habían propuesto Paseando a Miss Daisy (1989).
Hay una pintada que dice: “Tawana dijo la verdad“.
Hace referencia al caso de Tawana Brawley que fue violada y secuestrada en 1987.
Danny Aiello admitió que casi rechazó el papel de Sal cuando vio que interpretaría al dueño de una pizzería, creyendo que era un estereotipo de perezosos italiano-americanos.
La palabra “fuck” se utiliza aproximadamente 240 veces en esta película, a razón de dos por minuto.
Aunque Rosie Pérez, que interpreta a Tina, es una parte importante del reparto pero nunca sale de su apartamento y solo interactúa con Mookie.
Laurence Fishburne se le ofreció el papel de Papá Amor, pero lo rechazó.
El edificio de la Pizzería de Sal no existía antes del rodaje.
Se construyó sobre un terreno vacío por la compañía de producción, y posteriormente fue demolido cuando concluyó el rodaje.
En 2007, el American Film Institute clasificó esta peli en el puesto 96 de las más grandes de todos los tiempos.
Wesley Snipes rechazó un papel en la película por protagonizar Una mujer en la liga (1989), dirigida por David S. Ward.
La primera opción de Spike Lee para el papel de Pino fue Matt Dillon.
Radio Raheem lleva en sus manos los anillos de amor y odio en un claro homenaje a La noche del cazador de 1955, al predicador interpretado por Robert Mitchum.
La secuencia del baile del inicio de Rosie Pérez se inspiró en la secuencia de apertura de crédito con Ann-Margret en la película Un beso para Birdie (1963).
Spike Lee rechazó un papel en Más duro que el cuero (1988) para dirigir esta película.
A Paramount no le gustó el “tono” de la peli y rechazó distribuirla. siendo finalmente Universal la encargada.
Spike Lee dedicó su tiempo libre durante el rodaje de la peli a escribir el guión de Cuanto Más, ¡mejor! (1990).
La peli se desarrolla el 5 de agosto de 1989.
Se incluyen entre los “1001 películas que hay que ver antes de morir “, editado por Steven Schneider.