Mi amigo Jesús Hernando me la recomienda fervorosamente.
480 minutos de puro cine negro.
Reúne todos los requisitos de este género: investigación policial, detective ambiguo moralmente, mujer fatal, asesinato…
Pero The Night Of es mucho más.
Es un retrato del poder de las malas decisiones. Cómo un buen chico toma, una y otra vez, decisiones que le son nefastas. Es como si se dejara arrastrar por el mal, un mal ajeno, pero al que no puede vencer.
También es el relato minucioso de una investigación policial, con la reflexión añadida sobre la búsqueda de la verdad. Lo difícil que es conocer la realidad de las cosas y, a veces, lo evidente no es lo cierto.
La serie nos cuenta de manera minuciosa cual es el proceso desde que alguien es detenido hasta que llega a prisión, un relato que se suele eludir y que resulta muy atractivo conocer.
Es así mismo drama carcelario. Nos cuenta cómo sobrevivir en el ambiente hostil de un talego.
Se habla también sobre la función del abogado y el funcionamiento del sistema judicial americano.
Una serie llena de matices, de aristas, que mantiene atrapado al espectador desde el primer momento y lo agarra para no soltarlo.
Que te deja inquieto, reflexivo, triste y desasosegado.
Todos los actores magníficos, pero destaca John Turturro en un papel memorable, con una interpretación inconmensurable.
Imposible no reaccionar ante los inmensos ojos de Amara Karan, otra que toma malas decisiones.
¿Quié no se dejaría arrastrar al abismo por la atractiva Sofia Black-D´Elia?
Tal vez no he sido lo suficientemente explícito, pero estamos ante una de las mejores series de la historia.
Spike Lee nos relata un día en el barrio de Bedford-Stuyvesant en Brooklyn.
En sus calles pululan personajes que son descritos con cierto cariño y que son bien presentados.
Hay un aire caricaturesco en estos individuos.
En este barrio está la Pizzería de Sal (Sal’s Famous Pizza), regentada por un padre y sus dos hijos.
Sal (Danny Aiello) es italoamericano, un hombre de carácter fuerte que ha visto crecer a los jóvenes que van desde niños a comer sus pedazos de pizza, pero su hijo Pino, interpretado por John Turturro, es racista e intolerante.
Cuando salta el conflicto Mookie (interpretado por el propio director) lanza un cubo de basura a la cristalera de la Pizzería. Los negros se lanzan a la destrucción del local, descargando su ira por la muerte a manos de la policía de Radio Raheem.
¿Con ese gesto Mookie impide que Sal y sus hijos sean víctimas (físicas) de la rabia de los residentes?
O tal vez, ¿desate un conflicto que se hubiera podido solucionar?
¿Es el héroe o el villano?
Spike Lee enfrenta las dos posturas en las reivindicaciones raciales: la de Malcolm X y la de Martin Luther King.
No toma posición, pero las dos las admite como posibles.
La peli refleja, de manera certera, el odio racial que habita en el corazón de muchos norteamericanos.
Negros contra chicanos y blancos. Blancos contra negros. Chicanos contra blancos… Y todos contra asiáticos.
El vendedor coreano salva su negocio gritando: “soy negro“.
El retrato aparentemente amable de los personajes es demoledor con la sociedad que habita en ese barrio pobre, donde no hay parques, ni piscinas, ni árboles en las calles.
Donde tres viejos cascarrabias comentan todo el día bajo una sombrilla con el fondo de una tapia naranja.
Donde los niños se duchan con el surtidor de una toma de riego.
Donde un viejo alcohólico salva a un niño de un atropello.
Donde Mookie se escaquea para visitar a su novia Tina (una maravillosa Rosie Pérez)…
Es la realidad norteamericana, ni más ni menos.
Curiosidades:
Spike Lee originalmente quería Robert De Niro para el papel de Sal (Salvatore Fragione).
Pero De Niro rechazó el papel, diciendo que era demasiado similar a muchas de los personajes que había interpretado en el pasado.
Al final el papel fue realizado por Danny Aiello .
.
Todas las escenas de los hombres de la tapia (Robin Harris, Paul Benjamin y Frankie Faison) fueron improvisadas.
.
Spike Lee escribió el guión en dos semanas.
.
El título proviene de una cita de Malcolm X: “Tienes que hacer lo correcto“.
.
Esta película fue inspirada por un incidente real en Nueva York, donde algunos jóvenes negros fueron expulsados de una pizzería por algunos jóvenes blancos en un barrio de Nueva York conocido como Howard Beach.
Es el debut en el cine de Martin Lawrence, en un pequeño papel.
Rosie Pérez no quiso que su cara apareciera en la escena de desnudo. Se sintió mal durante el rodaje, llegando a llorar.
Más tarde decidió que no le importaba y apareció desnuda de nuevo en otras películas.
Una escena clave cuando Danny Aiello y John Turturro hablan en la pizzería fue parcialmente improvisada.
El presidente Barack Obama y su futura esposa Michelle Obama vieron esta peli en su primera cita. También habían propuesto Paseando a Miss Daisy (1989).
Hay una pintada que dice: “Tawana dijo la verdad“.
Hace referencia al caso de Tawana Brawley que fue violada y secuestrada en 1987.
Danny Aiello admitió que casi rechazó el papel de Sal cuando vio que interpretaría al dueño de una pizzería, creyendo que era un estereotipo de perezosos italiano-americanos.
La palabra “fuck” se utiliza aproximadamente 240 veces en esta película, a razón de dos por minuto.
Aunque Rosie Pérez, que interpreta a Tina, es una parte importante del reparto pero nunca sale de su apartamento y solo interactúa con Mookie.
Laurence Fishburne se le ofreció el papel de Papá Amor, pero lo rechazó.
El edificio de la Pizzería de Sal no existía antes del rodaje.
Se construyó sobre un terreno vacío por la compañía de producción, y posteriormente fue demolido cuando concluyó el rodaje.
En 2007, el American Film Institute clasificó esta peli en el puesto 96 de las más grandes de todos los tiempos.
Wesley Snipes rechazó un papel en la película por protagonizar Una mujer en la liga (1989), dirigida por David S. Ward.
La primera opción de Spike Lee para el papel de Pino fue Matt Dillon.
Radio Raheem lleva en sus manos los anillos de amor y odio en un claro homenaje a La noche del cazador de 1955, al predicador interpretado por Robert Mitchum.
La secuencia del baile del inicio de Rosie Pérez se inspiró en la secuencia de apertura de crédito con Ann-Margret en la película Un beso para Birdie (1963).
Spike Lee rechazó un papel en Más duro que el cuero (1988) para dirigir esta película.
A Paramount no le gustó el “tono” de la peli y rechazó distribuirla. siendo finalmente Universal la encargada.
Spike Lee dedicó su tiempo libre durante el rodaje de la peli a escribir el guión de Cuanto Más, ¡mejor! (1990).
La peli se desarrolla el 5 de agosto de 1989.
Se incluyen entre los “1001 películas que hay que ver antes de morir “, editado por Steven Schneider.
Aquí nos presenta la historia ya conocida usando y abusando de efectos especiales.
Tal vez porque parte de la producción es española, los críticos no han sido crueles con ella.
Los efectos especiales podrían haber sido la gran baza de la peli, dando por perdido todo lo demás. Ni las plagas, ni la ola gigante me han impresionado lo más mínimo. Incluso hay varios episodios ridículos.
El ataque de cocodrilos saltarines a la barca para explicar que las aguas del Nilo se tiñan de rojo es ridículo y además eso ya está muy visto.
Los insectos produciendo lesiones dermatológicas, aparte de asqueroso, es grotesco.
Nadie puede olvidar esa separación de las aguas del Mar Rojo de Los diez mandamientos. Eso sí que impresionaba. El tsumani es grandón pero como lo que se va a tragar no importa un bledo, no termina de calar en nadie.
Pero el mayor defecto de todos los que posee esta peli es el reparto.
No se puede evitar la comparación con la peli de Cecil B. DeMille de 1956.
Charlton Heston no era muy buen actor, pero tenía una presencia física imponente y daba bien en cámara. Christian Bale es mucho mejor actor, pero aquí anda muy perdido.
Me molesta especialmente que este Moisés cuando es egipcio sale todo maqueado, con su barbita arreglada, su carita lavada. Cuando se convierte en judío se presenta desaliñado, sin peinar, con ojeras y todo tiznado.
Joel Edgerton haciendo de Rhamsés está penoso y más si lo comparamos con el gran Yul Brynner, menuda presencia.
Aquí Nefertari está desaparecida cuando en la peli de los cincuenta era la malvada Anne Baxter, una actriz inconmensurable, que ejercía de auténtica mujer fatal al verse rechazada por el apuesto, pero mojigato, Moisés. En Los diez mandamientos era imprescindible este personaje, dando protagonismo al menos a una mujer.
Aaron Paul interpreta a Josué. Mi problema es que este estupendo actor lo tengo muy indentificado con Jesse Pinkman de Breaking Bad. No puedo evitar pensar que se va esconder en cualquier momento y se va a meter una dosis de metanfetamina.
¿Por qué me da la impresión que Ben Kingsley interpreta siempre el mismo papel?
¿Por qué Morgan Freeman no hace de Dios como siempre?
Sigourney Weaver, hace de Reina madre, no dice ni una frase en la toda la peli. Da la impresión que ha puesto el cazo se lo han llenado de dólares y se ha ido. No pinta nada.
María Valverde es a la única que salvo de la quema. Defiende con dignidad un papel imposible. Estupenda la cara que pone cuando Moisés regresa a casa acompañado de 400.000 judíos. ¿Son todos familia?
El recuerdo de Los diez mandamientos pesa demasiado. La biblia en colorines tenía un encanto y una ingenuidad mucho mayores. Había buenos secundarios, no olvidemos a Edward G. Robinson interpretando a Datán, el judío maloso.
Mi sobrino Adrián desprecia por método estas grandes superproducciones. Es capaz de criticarlas incluso sin verlas.
Yo suelo dar el beneficio de la duda, pero ahora le voy a tener que dar la razón.
Esta brillante comedia de los hermanos Coen nos ofrece una galería de personajes que podrían parecer estrambóticos pero que tal vez sean el reflejo de lo que hay pululando por la sociedad norteamericana (¿y española?)
El Nota es un personaje que ha pasado a la historia del cine. No tiene ni un pelo de tonto pero es víctima de los demás que lo consideran manipulable pero él solo quiere una existencia sencilla donde pueda beber, colocarse y vaguear. Eso sí es un tipo elegante.
La peli es muy divertida y se sigue con atención sin que flaquee.
Yo la vi cuando se estrenó y ahora la reviso con mis compañeros del Club Amigos del cine. Es curioso que casi no la recordara. Me acordaba del Nota (Jeff Bridges), de Walter Sobchak (John Goodman) y de Maude Lebowski (Julianne Moore) pero no recordaba la trama. Tal vez los personajes perduren más que la peli.
Pero hay algún aspecto que me chirría. Sobre todo la continua cara de tontos que ponen John Turturro y Tim Blake Nelson, que resultan cansinos.
Como es habitual en estos hermanos directores y guionistas hay momentos oníricos y poéticos como la inundación del pantano, con esos objetos flotando en el agua.