El fondo de la historia planteado en La fiesta de las salchichas es interesante.
Todo un supermercado vive con la idea de llegar a una vida mejor cuando son comprados. Desconocen su triste final, ser devorados por gigantes insaciables.
Hay subtramas de amor, entre una salchicha y un panecillo.
Otras de enfrentamiento entre alimentos árabes y kosher.
O la aventura de una salchicha deforme en el exterior, con decapitación incluida.
La peli está llena de ideas originales, de ocurrencias simpáticas.
Los dibujos y el estilo de animación es muy pixar.
Lo que pretende ser una peli desternillante solo consiguió arrancar alguna leve sonrisa en mí.
Todos los diálogos están repletos de palabras malsonantes y soeces. Hasta tal punto que no hay ni una sola oración gramatical ausente de algún taco.
Las referencias sexuales son constantes, llegando a saturar.
En definitiva lo que pretendía ser un producto adulto acaba siendo un producto juvenil-adolescente del que disfruta con frases en las que se coloca puto delante de cada sustantivo.
De hecho la sala estaba llena de jovencitos que gozaban con este vocabulario.
Afortunadamente no había ningún niño.
Porque hay que dejar bien claro, que este caso, cine de dibujos animados y público infantil no van de la mano.