Desde hace pocos años se han puesto de moda las pelis de aventuras juveniles basadas en libros de más o menos éxito.
La inauguración fue con la terrible Crepúsculo, una eme pinchada en un palo.
Luego hemos tenido Juegos del hambre, Divergentes, Laberintos y alguna más.
Mi cerebro no es capaz de discernirlas bien y las confundo. ¿Tal vez vez sean todo lo mismo?
Lo único positivo de estas sagas son dos cosas: tienen protagonista femenina y llevan chicos a los cines.
En esta Quinta ola no había demasiados imberbes. Alguna hija acompañada de abnegado padre, algún tolay con gorrita torcida y poco más.
La peli nos cuenta en cinco minutos los tres ataques de los alienígenas y luego se pasa casi dos horas siguiendo a una estudiante más bien torpecilla que nadie puede comprender como ha sobrevivido.
Pero la peli está llena de lagunas e irregularidades argumentales, componiendo una peli más cercana a la comedia involuntaria que al drama apocalíptico.
Los sinsentidos se suceden y solo queda tomárselo a risa para evitar el cabreo.
Llegó un momento que Marta, Rubén y yo sacábamos chiste de todo lo que se nos ofrecía. Eso nos permitió sobrevivir.
La peli queda abierta a las continuaciones de la saga, que pueden ser de traca.
Destacar el personaje del mestizo, mitad humano y mutante, que está como un queso, absolutamente delirante.
A los niños secuestrados con engaños por los extraterrestres se los llevan al País de las Maravillas, no es broma. ¡Qué gran título para la secuela: La sexta ola. El País de las maravillas!
Espero con entusiasmo la siguiente entrega.
Recomiendo a Tele 5 compre los derechos. Encaja bien con su programación.