Película australiana que se desarrolla en Melbourne. Un muchacho se queda huérfano porque su madre muere de sobredosis y sus tíos y abuela lo acogen, pero es una familia de gánsters de medio pelo.
El planteamiento es prometedor.
Los personajes son tratados fríamente de manera distante. Y esa frialdad del director se trasmite también al espectador. Todo se observa sin implicación sin emoción.
Ninguno de los personajes me cayó bien, no empaticé con ninguno.
La banda sonora es reiterativa y en ocasiones molesta.
Los actores están correctos. El protagonista, el joven James Frecheville es ciertamente inexpresivo. La abuela y directora del cotarro es la actriz Jacki Weaver que está estupenda, la mejor con ventaja.
La peli fue ganadora del Gran Premio del Jurado en Sundance, pero a mí no me ha gustado. Las películas me tienen que emocionar y ésta me ha dejado indiferente.
Tal vez esperaba ver El Padrino estilo australiano y mis expectativas eran demasiado altas. Hay cosas irrepetibles.
Muchos besos y muchas gracias.
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Colaborador de Esradio Guadalajara y Alcarria TV
Canal de YouTube: HolaSoyRamónVídeos
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