Netflix ha apostado por una serie de producción española.
Realizando el encargo a Bambú Producciones.
La campaña promocional ha sido bestial.
Incluida polémica en el programa del inefable Pablo Motos que, en una serie con toques feministas, se dedicó a preguntar sobre si las actrices protagonistas perreaban. “Las mujeres se dividen en dos, las que perrean y las que no“.
Saltó la polémica a las redes sociales y consiguió que durante unos días todo el mundo hablara de Las chicas del cable.
Una pregunta que me he hecho mientras veía la serie es ¿a qué público va dirigida?
Está claro que su público destinatario es uno femenino de más de cuarenta, o incluso cincuenta.
La típica espectadora de culebrón.
Porque Las chicas del cable es, fundamentalmente, un melodrama, incluso un folletín de amoríos.
Pero su distribución en Netflix contradice la audiencia objetivo.
Las señoras de esa edad no suelen tener la plataforma digital de contenidos audiovisuales. Suelen ser espectadoras de la Primera, de Tele5 o de Antena3.
Netflix tiene un público joven adaptado a las nuevas tecnologías que rechaza ver una serie padeciendo la parrilla y la publicidad, sin libertad de horarios.
Ahí veo una contradicción que no consigo comprender.
También es cierto que he oído a cincuentonas preguntar: ¿cómo hago para ver Las chicas del cable?
Tal vez Netflix pretenda aumentar su audiencia con este nuevo público.
El tono de la serie que se desarrolla en la España de los años veinte combina elementos clásicos de culebrón con una música absolutamente anacrónica, que despista bastante, con otros más propios de thriller o incluso de cine social.
Hay extorsiones, asesinatos por resolver, una subtrama política, costumbrismo, lucha por los derechos de la mujer, espionaje, retrato de época, feminismo, violencia de género…
Pero todo muy en segundo plano, porque la serie son historias de amor.
Lo fundamental, lo que nos quieren contar, es que una se tiene que decidir por un rico heredero o un antiguo amor director de empresa.
Otra por una amiga o el novio, aunque al final llega a un buen acuerdo.
Otra escapar de su esposo torturador o aguantar el tirón.
Y la última es una robanovios. Una pueblerina que le quita la pareja a otra pueblerina. Las competidoras calcadas la una de la otra. Aportando la sección comedia a la serie.
Pero a pesar de todo, me ha gustado.
Hay un elemento común que a mí me atrae, la amistad femenina.
Series como Sexo en Nueva Yorko Mujeres desesperadas me han encantado, porque trataban de la amistad entre mujeres.
A mí estas chicas me seducen, me parecen de verdad y, tal vez, para ellas lo fundamental es el amor y por eso la serie habla, sobre todo, de eso.
Soy un romántico. Lo sé. Lo reconozco.
Blanca Suárez, Maggie Civantos, Ana Fernández, Nadia de Santiago, Ana Polvorosa, Concha Velasco, Iria del Río… me deleitan.
Además en esta serie las actrices están mucho mejor que los actores.
A Martiño Rivas no se le entiende.
Yon González solo sabe poner una cara.
Y las chicas están todas estupendas.
Blanca Suárez se empeña en hacer de enigmática, pero aún así está convincente.
Una serie que no recomiendo a nadie, sencillamente porque las hay mucho mejores.
País: España, Venezuela
Productora: José Frade, Garra Producciones, ICAA, TVE, Telemadrid
Director: David Menkes
Guión: David Menkes, basado en la novela Un poco de abril, algo de mayo y todo septiembre de Jordi Sierra
Reparto: Ana de Armas, Martiño Rivas, Marina Salas, Megan Montaner, Andrea Duro, Jan Cornet, Joel Bosqued.
Recordar primero que David Menkes es el director de la insoportable Mentiras y Gordas. Os recomiendo leer la crítica que hice en su día.
Se supone que es una peli romántica con su protagonista infectada por el VIH pero la única manera de aguantarla es tomándotela como una farsa o una comedia petarda, sino sería absolutamente infumable.
Los personajes están pésimamente construidos. Los diálogos son, sin pretenderlo, descacharrantes, sin la menor originalidad, tan tópicos que casi resultan ofensivos.
El rodaje es petulante pretendiendo hacer de situaciones inverosímiles grandes momentos. Es un sindiós.
Todo es tan falso, tan manido, tan absurdo que solo queda el recurso del humor.
Si no quieres saber más, deja de leer inmediatamente porque todo lo que sigue está repleto de spoilers.
Cuando Martiño se quita la camiseta aplaudimos. Comenzamos a reírnos ante lo que la pantalla nos ofrecía y terminamos carcajeando.
El atrevimiento del director llega al colmo de los colmos cuando para conseguir una escena dramática un personaje que no había ni aparecido previamente muere de SIDA. Señor Menkes, en la actualidad es extraordinario que alguien muera de SIDA con los tratamientos antirretrovirales actuales.
Esta peli está dirigida claramente a un público adolescente por la presencia de sus dos protagonistas y será posiblemente un éxito en taquilla. Resulta intolerable que este director use este recurso para enviar un mensaje falso y equivocado a los jóvenes.
La cuestión del SIDA está tratada con una superficialidad insultante. En la rueda de prensa afirmó que pretendía intentar normalizar este tema y lo que consigue es precisamente lo contrario.
Hay muchos, pero otro momento bochornoso es cuando el médico viejuno y viudo que la trata al saber que no tiene novio se ofrece y dice que su esposa murió pero hay que seguir adelante. Vergüenza ajena.
En otra escena se ven a Martiño Rivas y Andrea Duro en la cama. Ella refiriéndose a su relación dice: “esto no funciona”. ¿O tal vez lo que no iba bien era otra cosa?.
Los actores están entre penosos e irritantes. Solo se salva de la quema la estupenda Megan Montaner que defiende un papel imposible pero lo hace con dignidad.
Solo cierto gamberrismo por parte de muchos nos hizo aguantar en el asiento hasta el final.
Era un pase de prensa y público. Cuando terminó la proyección una señora que estaba detrás mío me preguntó: “¿Sois periodistas? Pues no tenéis respeto”. Yo me disculpé, pero me quedé fastidiado. Tal vez a alguien le pueda gustar este sinsentido y se sienta ofendido por mi comportamiento.
Los comentarios antes de entrar en la rueda de prensa eran divertidos y todos en un sentido parecido al mío. Había quien se lo había tomado con buen humor y otros que estaban francamente irritados.
David Menkes en su peli pone a parir a los periodistas. ¿Será justo que hagamos lo mismo con él?.
En la rueda de prensa estaba el director y la mayoría de los actores. David Menkes tenía un aspecto realmente siniestro.