Como de cualquier película se puede hablar de lo qué dice y de cómo lo dice.
Primero de lo segundo.
La habilidad y el manejo de la técnica cinematográfica en Mel Gibson son innegables.
Construye una película con un montaje portentoso y, lo que es más difícil, invisible.
Un manejo de la cámara y del tempo cinematográfico impecables.
Sabiendo combinar escenas de acción con momentos de reflexión, sin apabullar ni aburrir al espectador.
Con un color perfecto. Una fotografía de Simon Duggan inmejorable, dando realismo al relato, pero con la plasticidad perfecta para que nos podamos sumergir en él.
En el cómo lo dice le ponemos un diez a Gibson.
Hablemos de lo qué dice.
La historia del primer objetor de conciencia condecorado en los USA.
Un muchacho con unos fuertes principios morales, atormentado por la culpa, la suya y la de su violento padre.
Capaz de sufrir lo indecible por mantener su ética personal.
Un hombre íntegro que realiza su labor, más allá de lo que el deber le puede indicar.
El bueno de Mel compone un drama bélico antibelicista, profundamente pacifista.
Para eso nos muestra sin tapujos la crueldad de la guerra.
Además de la historia bélica y del dilema moral, nos cuenta una historia romántica entre un paleto y una enfermera, con sensibilidad y elegancia, sin sensiblería.
Pero Hasta el último hombre es una película religiosa que habla de la culpa, del pecado y de la redención.
Redención que, tal vez necesite, con una vida llena de excesos, incluyendo la violencia.
Por eso su aspecto religioso cobra un valor especial, trascendiendo la historia alcanza a su autor.
Los personajes están bien construidos con su propia lógica personal.
Andrew Garfield está estupendo y su pareja, la bella Teresa Palmer no desmerece.
Magnífico el sargento interpretado por Vince Vaughn, un homenaje a tantas películas que han usado a personajes similares (La chaqueta metálica, Oficial y caballero…).
En lo qué dice le tenemos que dar otra buena nota.
Gibson ha hecho una muy buena película, una de las mejores producciones de este año, sin duda, que debería ser recompensada en los Oscars.
Enlaza con otra de las buenas pelis norteamericanas de esta temporada.
La primera Mad Max era una producción de serie B de muy bajo presupuesto.
Gran parte de la pasta lo obtuvo su director, George Miller, haciendo guardias como un descosido, ya que su profesión es la de médico.
La peli costó unos 300.000 dólares.
Los coches, la mayoría comprados en desguaces, eran repintados para parecer otros diferentes.
La banda de moteros que aparece era real, Los Vigilantes. Acudían al rodaje con sus armas. Se obtuvo un permiso especial de la policía para que pudieran llevar diariamente al rodaje toda su artillería.
La peli se realizó en solo 8 semanas. Muchas de las escenas fueron suprimidas por falta de presupuesto.
Mad Max era muy violenta. Nunca se llegó a estrenar la versión completa que fue cercenada según los países. En el Reino Unido estuvo prohibida varios años, de tal manera que se estrenó la dosde 1981 antes que la uno.
Mi opinión:
A mí personalmente nunca me gustó. Ahora tampoco.
La realización es bastante chapucera, con un montaje muy irregular.
El mundo distópico que se nos presenta es poco imaginativo.
Los personajes no están bien dibujados, con trazo demasiado grueso.
Las carreras de coches, nunca me han atraído.
La violencia que se muestra no es para tanto.
Es muy serie B. La persecución en el bosque es de manual de film de terror barata.
El aire de la peli es muy ochentero.
Mel Gibson está muy poco brillante, su papel es bastante plano.
No comprendo como se ha convertido en una peli de culto.
Veo esta peli después de muchos años. Pero la recordaba perfectamente. Las cosas que despiertan sentimientos que emocionan no se olvidan.
Una de las primeras pelis de Peter Weir, después de haber realizado numerosos cortos.
David Williamson adaptó el guión del libro de Bill Gammage “Los años rotos” que recogía una recopilación de relatos y diarios de los propios soldados que protagonizaron esta tragedia.
La peli solo costó 2,8 millones de dólares pero en su momento fue la peli australiana más cara.
El gobierno australiano se negó a prestar ayuda económica a la producción por considera que el tema era de escaso interés.
Pero al margen del relato del desastre militar de Gallipoli, contado desde un punto de vista cercano pero que da un perspectiva perfecta de la situación, esta peli es una historia de amistad de dos buenos muchachos que acuden a la guerra por diversas razones y que afrontan su destino con alegría.
Bien contada sin grandes alardes se detiene en lo sencillo, en lo cotidiano.
Elena lamentó mucho un final tan triste.
Pero es que la guerra solo trae desgracia. Eso del heroísmo y de la patria es solo un engañabobos.
El fotograma final perdura en la retina de todo el que la ve.