Clint Eastwood subió a los altares cinematográficos en 1992 con la oscarizada Sin perdón. Dos años antes rodó ésta que nos ocupa.
Eastwood se trasmuta en John Wilson que es el nombre falso, supongo que para evitar problemas legales, de John Huston.
Relata los preliminares al rodaje de la mítica La Reina de África.
John Huston con el pretexto de buscar localizaciones viaja antes del rodaje. Su obsesión es cazar un elefante con grandes colmillos, llegando a retrasar el inicio de la peli.
Se retrata al director de El halcón maltés como un individuo lleno de una arrebatadora energía, pero extraordinariamente egocéntrico y egoísta.
No he podido comprender al personaje porque no me entra en la cabeza que alguien sienta placer en matar a un animal solo por satisfacer un ego. Me parece despreciable.
Este punto de vista lo comparte el narrador de la historia Pete Verrill, interpretado por Jeff Fahey. El escritor que hace de contrapunto del impulsivo y desquiciado Huston.
Eastwood pretende hacer un homenaje a la obra maestra que es La Reina de África.
Los mayores atractivos de la peli son la presentación de los personajes y lo que hay de cine dentro del cine que para cualquier cinéfilo resulta de interés.
El director de Mystic River termina haciendo una gran reflexión sobre el abuso del occidental, del hombre blanco, sobre los africanos y cómo han llevado la desgracia al Continente Negro.
Porque John Huston termina comprendiendo que su obsesión le hace caer en eso que tanto desprecia.
Una peli muy atractiva. Te dan ganas de ver cómo continuó el rodaje y de volver a ver La Reina de África.
Muchos besos y muchas gracias.
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Colaborador de Esradio Guadalajara y Alcarria TV
Twitter @Holasoyramon
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