Danny Collins, al que da vida Al Pacino, es un viejo rockero que persiste en una vida disipada (drogas, mujeres, alcohol).
Decide cambiar su existencia cuando recibe, cuarenta años después, una carta de John Lennon.
Es una historia de redención que se debate entre el drama y la comedia.
Todo gira alrededor de Al Pacino, cuya presencia ocupa todo el metraje.
Su director solo es conocido por dirigir series de televisión de escaso éxito.
La peli no mantiene un ritmo adecuado, con muchos momentos chirriantes.
Avanza a trompicones y la interpretación de Al Pacino resulta, en ocasiones, estrambótica.
Hace una caricatura de sí mismo, creando un personaje excesivo, con una actuación desmesurada que repugna.
Muchos elementos de melodrama de telefilm y un guión sensiblero y repleto de tópicos: nieta marisabidilla pero encantadora, mánager amigo de toda la vida, nuera perfecta, hijo con enfermedad terminal, novia con tendencia a la infidelidad, madurita deseada, crisis creativa…
A veces entretiene y otras muchas irrita.
La relación entre Pacino y Annette Bening resulta poco verosímil y protagonizan los peores momentos de la peli.
Bobby Cannavale me ha sorprendido muy gratamente componiendo el mejor personaje y defiendo un guión ridículo con dignidad. Le recordaba de malo malísimo en Boardwalk Empire (Serie de TV).
Las mejores escenas son las musicales que lamentablemente se prodigan muy poco.
A pesar de todo no me ha disgustado. La he visto con buena predisposición.