Ya he hablado en otro post, haciendo la crítica, de Ocho apellidos vascos. Comenté que a pesar de un guión poco creíble, de situaciones forzadas y que no estaba bien rodada era una peli divertida.
A pesar de sus (graves deficiencias) se ha convertido en un auténtico fenómeno social que está arrastrando a las salas a espectadores de manera masiva.
Posiblemente llegue a los 25 millones de euros de recaudación y a los ocho millones de espectadores y se convierta en la peli más taquillera de la historia del cine español.
Todo esto ¿porqué?. ¿Qué tiene esta peli para que la aceptación del público haya sido tan buena?
Está claro que las críticas de los especialistas influyen poco en la taquilla y la de aficionados como yo ninguna.
Los chistes de vascos siempre han hecho gracia, en un país como el nuestro que nos encanta reírnos de los vecinos.
La peli es graciosa, no hay personajes malos de verdad. Es una peli amable en el que todos los personajes caen más o menos simpáticos.
En un momento en el que la crisis lo invade todo hay algo positivo en el panorama, se ve el fin del terrorismo.
Y ocho apellidos vascos habla, tal vez sin pretenderlo demasiado, de eso. Estamos en un punto que somos capaces de reírnos de la Kale Borroka y ver en la pantalla que una viuda de un guardia civil se lía con un vasco de toda la vida.
Esa mirada amable nos debe de gustar, de atraer y por eso ha funcionado el boca-oreja de tal manera que las recaudaciones han ido aumentando cada fin de semana de proyección.
El programa de Euskal Telebista Vaya Semanita ha contribuido de manera decisiva, en mi opinión, a normalizar la vida en Euskadi. Y no es casualidad que uno de los guionistas de la peli que nos ocupa sea uno de los artífices de este programa.
Otro aspecto que quiero destacar. Cuando una peli conecta con el público, por lo que sea, la gente acude al cine. Seguro que esta peli se puede descargar de internet sin problemas y seguro que es la más descargada. Hay una relación directamente proporcional entre espectadores en sala y descargas, demostrada.
Las descargas de pelis puede restar público a las salas, pero en mucha menor cuantía de la que se supone. Echar la culpa a internet de los cines vacíos es una estupidez.
El séptimo arte está en crisis por el IVA (que hace mucho daño), por las descargas, por los nuevos métodos de entretenimiento (vídeo-juegos), pero sobre todo por la ausencia de un cine que conecte con el gran público como lo hacía en los años cincuenta del siglo pasado.
A primeros de los setenta se estrenó No desearás al vecino del quinto, creo que sigue siendo la peli más vista en el cine español. Se trataba de una peli horrorosa, penosa, vergonzante, pero conectó con el público porque era graciosa y trataba un tema que empezaba a ser normal en la calle pero nuevo en el cine: la homosexualidad.
Algo parecido nos ha pasado ahora con Ocho apellidos vascos, salvando las distancias.
De todas las maneras no me hagáis mucho caso. Solo soy un tonto que se atreve a escribir sus penosas reflexiones.
Muchos besos y muchas gracias.
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Colaborador de Esradio Guadalajara y Alcarria TV
Canal de YouTube: HolaSoyRamónVídeos
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