A veces me siento como un bicho raro. Esta película que muchos críticos elogian a mi me ha parecido una pena.
El uso continuo de cámaras de seguridad, de los coches de policía y las que llevan los propios agentes de la ley, me abruma y lejos de causarme sensación de realismo me distancia y distrae de la acción.
Los continuos primeros planos son insoportables, muy pensados para el mercado de consumo televisivo.
Los dos polis protagonistas desbordan testosterona, dicen continuamente palabrotas, se insultan en broma. ¡Son tan machos! ¿No esconderá todo ello un fondo homosexual? Parece que esa continua reafirmación de su hombría pretenda ocultar el amor que se profesan y que no son capaces de confesar. Esto se ha visto en muchas pelis de colegas pero en ésta llama más la atención.
Los malos solo son negros o chicanos.
Las escenas familiares son penosas y rallan la estupidez, tal vez las más reales.
Al final (como no podía ser de otra manera) muere el mejicano. Se llora y debe de dar mucha tristeza.
No me importa destripar la peli, es todo tan previsible.
David Ayer fue guionista de la magnífica Training Day (Día de entrenamiento) pero aquí como director no ha estado muy acertado.
Muchos besos y muchas gracias.
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Colaborador de Esradio Guadalajara y Alcarria TV
Canal de YouTube: HolaSoyRamónVídeos
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