Como buen cinéfago me gusta ver pelis, pero también me gusta saber de cine. ¿Será eso cinefilia?
La combinación perfecta es el género del cine dentro del cine.
Cuenta la historia de la legendaria rivalidad entre dos de las más grandes estrellas de todos los tiempos, Joan Crawford y Bette Davis, centrándose sobre todo en la relación de ambas actrices, en 1962, en una película que esperaban relanzara sus carreras: “¿Qué fue de Baby Jane?“.
La relación entre estas dos grandes actrices fue tormentosa, mezclándose sentimientos de odio, envidia y admiración.
Pero la serie habla también del crepúsculo de la vida. En este caso asociado al final de una carrera.
Lo duro que es haber sido una gran estrella y terminar con papeles mediocres en producciones de tercera, mientras ven que su belleza (la que da la juventud) se disipa.
El tercer gran personaje de esta serie es el gran director Robert Aldrich, un todo terreno de Hollywood que funcionó bien en todos los géneros, en eso que se dio en llamar artesanos del viejo cine de estudios.
Interesantísimo también el ambiente de los rodajes y las situaciones que se presentan.
Una serie que todos podemos disfrutar, pero los cinéfilos terminarán entusiasmados.
Muy divertido ir identificando a las estrellas que aparecen.
No me puedo olvidar de los tres actores principales, Jessica Lange, Susan Sarandon y Alfred Molina, inconmensurables.
Spotlight es el relato de la investigación periodística sobre los casos de pederastia en Boston en el estado de Massachussets.
Se trata de una peli coral con un reparto estupendo.
El título viene de una sección del Globe, un periódico local de Boston, que se dedica a la investigación en profundidad de noticias para la elaboración de reportajes.
Hace falta la llegada de un nuevo director para que se realizara esta investigación con los datos que estaban delante de todos, incluidos periodistas, y que nadie parecía querer ver.
El relato está bien llevado y resulta interesante. No hay épica del periodismo, como se ha podido ver en otras ocasiones.
Los periodistas son currantes que hacen su trabajo de manera laboriosa y constante.
Es muy llamativa la presencia en muchos planos de las Iglesias de Boston.
Funciona mejor la historia que la peli que tiene una realización plana, con pocos momentos emotivos o intensos, pero la trama está muy bien construida.
Respecto al tema, solo decir que es una vergüenza que esto haya ocurrido y ocurra, pero lo que es inaceptable es que durante muchos años la Iglesia como institución lo haya tapado y tolerado.
Lo mejor de la peli son las interpretaciones, el Sindicato de Actores de EE.UU. le concedido el Premio al Mejor Reparto.
Destacar a Rachel McAdams, por la que siento devoción.
Vemos esta peli los amigos de Azuqueca en el cine del EJE.
No me cansaré de dar las gracias y repetir que es un auténtico lujo.
En la peli anterior (Fresas salvajes – 1957 – Ingmar Bergman) pasamos mucho frío. Varios compañeros vienen con manta preparada, que afortunadamente no hace falta porque contamos con calefacción.
Siempre he mantenido que son cuestiones diferentes el artista y la persona.
Podemos encontrar detestable al individuo, pongo el caso de Dalí, y encantarnos su obra.
En el cine también tenemos algún caso muy notorio.
Allen tuvo como pareja entre 1982 y 1992 a la actriz Mia Farrow.
Se separó de la misma después de que Farrow le descubriera fotografías pornográficas de una de las hijas adoptivas de ella, desnuda.
Allen negó cualquier vinculación sexual o sentimental con su hijastra (a quien conocía desde los cuatro años).
Pero al poco tiempo de separarse de Farrow “blanqueó” su relación sentimental con Soon Yi, con quien se casó en 1997.
En 1991, cuando la relación salió a la luz, Allen tenía 56 años y Soon Yi, 20.
Tras la separación, Farrow denunció penalmente al director por acoso sexual a la hija de la pareja, Dylan Farrow, que tenía 7 años en la época de los abusos.
Dylan Farrow, relató en febrero de 2014 a través de una carta abierta los abusos sexuales a los que la sometió el cineasta cuando tenía 7 años.
Segun Dylan, los hechos ocurrieron cuando vivía junto a Allen y la actriz Mia Farrow.
El caso salió a la luz en 1993, pero los cargos criminales en contra del director fueron retirados por Farrow, aunque la justicia reconoció las pruebas y prohibió a Allen el derecho de visitas sobre su hija.
La carta ha sido la primera vez que Dylan Farrow se ha referido al tema ante la prensa, y la decisión estuvo inspirada por los reconocimientos que ha recibido Allen durante los últimos tiempos. Allen siempre negó las acusaciones.
No tendría ningún derecho de contar estas cuestiones en una crítica cinematográfica, pero en esta peli Allen nos hace un relato “autobiográfico” que pudiera ser justificativo. La peli se realiza después de la polémica.
Quede claro que el Allen cineasta me gusta y el conjunto de su obra me parece sobresaliente.
Esta peli la vi hace años y casi no la recordaba.
Repleta de diálogos que no dejan un momento de descanso y que llegan a agotar.
Allen nos cuenta sus conflictos sentimentales y sus relaciones con las mujeres.
Mezcla continuamente la ficción con la falsa realidad del relato cinematográfico, creando confusión en el espectador, o por lo menos en mí.
Está claro que no es la transposición literal de su vida amorosa, porque que él la enriquece y la retuerce para contarla a su conveniencia.
Las mujeres de esta peli son todas unas histéricas, con actitudes excesivas, habiendo incluso tiros.
Cuando le acusan de adulterio él responde con contestaciones claramente machistas, culpando a sus parejas.
El único personaje que parece salir bien parado es la joven amante (Elisabeth Shue) que le abandona para casarse con Billy Crystal.
El colmo de la desfachatez del director y protagonista es cuando en una escena, por otra parte muy divertida, la esposa le explica a su hermana (y amante del adúltero) que se ha liado con una veinteañera.
Allen ridiculiza a las mujeres las presenta como comparsas de su vida en el colmo del egocentrismo y de la misoginia.
Tal vez sea una revancha miserable por la situación que había padecido (merecidamente).
Woody es un tío listo y nos intenta desarmar con el humor, con el tono de comedia que sabe dar a las situaciones más dramáticas.
Ésta es la típica peli que se olvida o, tal vez, solo recordada por ser una comedia divertida.
Pero no deberíamos disculpar sus actitudes misógenas por que obtenga una sonrisa cómplice. Eso es lo que pretende de nosotros complicidad y justificación.
Casi toda la peli se basa en el conflicto personal de Katniss Everdeen y su afán de defender y salvar a su enamorado Peeta Mellark.
La peli rebosa de diálogos, como si hubiera que estar explicando sentimientos y acciones a un espectador que se aburre con tanto blablablá.
Interesante el planteamiento de esa guerra entre la Dictadura del Presidente Snow y los rebeldes.
Hay un frente bélico en el que el Gobierno tiene todas las de ganar, dominando el espacio aéreo y la fuerza militar.
Pero en la propaganda los insurgentes cuentan con la baza de los cabreos de Katniss Everdeen que dan bien en cámara y con el dominio de las comunicaciones.
En la segunda parte veremos quien sale triunfador.
Hay momentos bochornosos que se han repetido mil veces. La niña que se olvida el gatito y casi no pueden llegar al búnker. Me gustaría que en alguna peli no consiguieran salvarse por culpa del felino y perecieran, sería más educativo.
La peli pasa sin pena ni gloria, se mueve entre el tedio y la indiferencia. Aburre ver padecer a una Jennifer Lawrence que ya me está resultando cargantica.
Ella y su novio en la ficción (Peeta Mellark) me dan igual, como si se los carga el malvado Snow. Francamente, querida, me importa un bledo.