Vemos esta serie por recomendación de Marta y Rubén.
La historia de Pablo Escobar está contada de manera minuciosa, con cierto tono documental, con insertos de fotografía e imágenes de televisión reales.
La trama siempre mejora cuando se dedica al retrato del personaje, posiblemente el hombre más poderoso de Colombia en su momento.
Relatada por uno de los agentes de la DEA.
Estos individuos me caen fatal, con una pinta de chulopiscinas que dan ganas de vomitar.
Además hay un tufillo de superioridad moral e intelectual en estos agentes americanos (que se trasmite a la serie) que les hacen aún más deleznables.
Ello te obliga, en ocasiones, a tomar partido por los narcotraficantes, que son malísimos, pero preferibles a los yanquis.
La serie está relatada con una insufrible voz en off, que reitera lo que ya estamos viendo y le da un tono moralista, desde el punto de vista de la DEA.
El relato resulta muy episódico, con continuas elipsis mal planteadas que hacen la trama deslabazada sin una coexión argumental.
El último episodio de esta temporada es muy potente y como siempre gana si salen los narcos, mucho más creíbles que los políticos y los policías.
Elena hubiera seguido con la segunda temporada. La historia de Pablo Emilio Escobar Gaviria resulta fascinate.
Al final hemos decidido seguir con ficción española, con Las chicas del cable. Y que sea lo que Dios quiera.
Sus tramas me han parecido clónicas e insufribles.
Nunca he disfrutado con este personaje que podía matar impunemente.
Voy a ver Spectre por pura obligación.
Sam Mendes comienza con un plano secuencia que me atrapa, de un virtuosismo absoluto. Tiene que tener trampa, pero yo no se la encuentro.
Decido desde ese momento intentar por todos los medios que la peli me guste.
Prometo en ese instante dejar atrás mis prejuicios y intentar divertirme.
La escena del helicóptero dando tumbos encima de la plaza de la Constitución en México D.F. repleta de disfrazados de cadáver es impresionante.
Luego hay una persecución en coche por las calles de Roma.
Después James pisa los talones a unos coches por los bosques austriacos con una avioneta.
Tiroteos, explosiones…
Spectre da todo lo que promete.
Ningún seguidor de la saga se puede ver defraudado.
Incluso el personaje de Bond está más simpático y con algún golpe de gracia.
La buenorra de turno es la estupenda Léa Seydoux que no le echa demasiada pasión.
La bellísima Monica Bellucci tiene poco papel. Una pena. Yo siento veneración por ella.
El malo Christoph Waltz tiene poco empaque. Se inventa un aparato con el que microperforar el cerebro de Bond, con muy malos resultados.
Es paradógico que los agentes 00 (cero cero) con licencia para matar son los que pretender defender la Democracia y las leyes en contra del espionaje global.
A Dios pongo por testigo que intenté dejar mis neuronas más inteligentes anestesiadas (que son pocas), para poder disfrutar del espectáculo de coches, chicas, tiros y testosterona, pero aún así un grupo neuronal numeroso se sublevó.
Este conjuntos de células nerviosas me obligan a escribir lo siguiente:
Spectre es una más del agente 007.
Un argumento reiterado unas decenas de veces.
Su protagonista no deja de ser un asesino que mata en nombre del interés de estado, que rebosa testosterona y que sigue siendo absolutamente plano.
Aunque Sam Mendes sea un buen director y se esfuerza en componer escenas llamativas y bien rodadas, cuenta solo con una pobre historia.
Los fuegos artificiales por pomposos que sean no esconden la misma historia simplista y pobre de siempre.