El trailer de esta peli me gustó. Acudí al cine muy esperanzado.
Nima Nourizadeh ya me sonaba por su anterior peli, Project X de 2012, que me divirtió mucho.
Los americanos realizaron una experiencia entrenando, para ser superagentes, a delincuentes usando drogas. El resultado fue un desastre.
El protagonista, Jesse Eisenberg, es una víctima de este proyecto. Este fumata de nulas expectativas vitales es activado y se vuelve un Ethan Hunt, o mejor un Jason Bourne.
Ver a este actor enclenque convertido en un destroyer resulta divertido.
Pero la brillante idea se desvanece a lo largo del metraje.
La sosa Kristen Stewart contribuye al desastre.
La peli se convierte en una de acción convencional, entrando en terrenos demasiado trillados, demasiado vistos.
Termina aburriendo.
Te alegras que gane el “bueno” y que muera el “malo tontoelculo”.
Jeff Nichols estrenó en 2011 la interesante Take Shelter. Ahora nos ofrece un relato con múltiples.
Se nos sumerge en esa América profunda, lejana a la soleada California o la cinematográfica Nueva York.
La historia se desarrolla en Arkansas y más concretamente en el río Misisipi. La isla que aparece se encuentra a las afueras de la ciudad de Eudora.
Se trata de la mayor producción que ha sido rodada en este estado americano.
Los protagonistas son perdedores marginales que malviven, a veces, aferrados a su pequeño mundo. En esto me recuerdan a Bestias del Sur salvajes.
Este ambiente y este tipo de personajes encajan bien dentro de lo que se ha dado en llamar el Gótico americano.
Pero Mud también es una historia de amor, de amor destructivo, lesivo pero inevitable. Los sentimientos superan a la lógica y al sentido común.
También es un relato de iniciación, con esos muchachos muy espabilados, que se sienten atraídos por un perseguido y deciden ayudarle por lo que tiene de aventura y de riesgo.
Riesgo que se percibe también en el Misisipi con sus aguas turbias y contaminadas.
Mud, el personaje que interpreta Matthew McConaughey, se traduce al castellano como barro, está lleno de aristas pero derrocha humanidad. Su vida se ha visto lastrada por ese amor tóxico que le ha llevado al abismo.
El bueno de Matthew McConaughey que se siempre se ha distinguido por llevar el torso desnudo aquí no se quiere desprender de su cochambrosa camisa blanca. Su interpretación es absolutamente apabullante. El mejor papel de su vida.
La historia discurre de forma elegante, sin prisas, tal vez con algún tributo innecesario a la comercialidad.
Sorprende ver a una Reese Witherspoon en un registro de choni americana, origen y detonante de la desgracia.
Acudí a ver Mud la tarde del estreno (viernes 30 de agosto) a la primera sesión y sorprendentemente había una cola decamétrica. Menos mal que había salido con tiempo. Entre los compradores de entradas muchas adolescentes.
En la sala fui el único espectador. Me ocurre con frecuencia.