Género: Drama Dirección: Mara Eibl-Eibesfeldt Guión: Johanna Stuttmann Dirección de fotografía: Jürgen Jürges Montaje: Karl Riedl Música: Jörg Lemberg Productor: Johanna Teichmann, Martin Choroba Producción: Tellux-Film Intérpretes: Sylvie Testud, Luwig Trepte, Ben Litwinschuh, Helena Pieske, Lutz Simon Eilert, Matthias Koeberlin Año de producción: 2015 Duración: 91 min Formato: DCP Versión original: Alemán Subtitulado en: Castellano Subvencionado por: MFG Baden-Württemberg Festivales: Berlinale 2015, Zlin 2015, Shanghai 2015, Seoul 2015, Melbourne 2015, Montreal 2015, Cambridge 2015 Premios: Prix Europa
El primer acierto de esta peli es su fotografía en blanco y negro.
Sirve fenomenal para retratar la decadencia personal y el desamparo de estos tres hermanos.
Obligados por una madre esquizofrénica y un padre irresponsable a vivir, más bien malvivir, solos.
La peli tiene estructura de thriller con elementos de fantástico.
A mí consiguió engancharme y lo pasé mal viendo como sufrían estas víctimas.
Ese sentimiento horroroso se traslada muy bien al espectador.
Hay elementos maravillosos como esa casa que se va enguarrando progresivamente y se va cubriendo de telarañas.
¡Ojo spoiler!
La quema de los demonios maternos sirve como de catarsis para solucionar los problemas.
Jonas ha subido las escaleras prohibidas y ha descubierto la patología de su madre. Eso servirá para solucionar su situación.
Maravillado con la interpretación de Ben Litwinschuh.
Mi amigo Jesús Hernando me recomienda ver esta peli y que haga crítica.
Le estoy infinitamente agradecido previamente, pero además me regala la peli en DVD por lo que mi gratitud se ve ampliada más, si es posible.
Lourdes habla sobre esta localidad de peregrinaje y sobre un milagro que ahí acontece.
Está contada desde la lejanía de un observador imparcial que mira la realidad a través de una mirilla.
La cámara nos ofrece planos generales y muy escasos primeros planos.
Las conversaciones son escudriñadas más que oídas.
Trata de contar la historia con imparcialidad sin prejuicios.
Esta peli claramente no complacerá ni a católicos, ni a ateos.
A los primeros porque el milagro está alejado del resplandor divino y a los segundos porque no hay sarcasmo, ni ironía y sí hay milagro.
Hace unos años recorrimos todo el Pirineo Aragonés.
Hicimos una excursión a Lourdes, sobre todo porque mi padre me había hablado mucho de esta localidad, ya que estuvo refugiado ahí durante unos meses en la Guerra Civil.
Me pareció un sitio insólito.
Había decenas de comercios todo a cien, donde podías llenar cestitas de objetos religiosos de baratillo.
Delante de la Basílica vimos la mayor concentración de sillas de ruedas que uno puede suponer.
Quedé impresionado. Era algo imposible de imaginar.
Siempre que hablo de Lourdes recuerdo una anécdota de mi amigo Javier.
Cuenta que se olvidó unas gafas de sol en una capilla y cuando llegó un rato más tarde las encontró. Pensó que era un milagro.
Volviendo a la peli.
Mis experiencias se ven retratadas magníficamente en la peli.
Se observa también la competencia entre los enfermos para conseguir la curación. La importancia de colocarse en una buena posición para recibir la bendición o de que le imponga las manos el sacerdote.
Entre los peregrinos se vislumbra además la envidia y el resquemor de no verse “premiado” con el milagro.
Demoledoras las explicaciones del sacerdote sobre la existencia de la enfermedad y el sufrimiento.
Llama la atención la indiferencia de los cuidadores ante el mal ajeno.
El ambiente parece irrespirable.
Es una peli triste, sincera, instructiva, perturbadora, fría, imprevisible…