Claro está que le interesa la historia reciente de España.
Hemos paseado por la Expo de Sevilla, la Transición y con ésta por la corrupción en la época de González.
El hombre de las mil caras funciona bien como relato periodístico de esa fuga del Director de la Guardia Civil.
Una trama que no termina de cerrar la historia dejando resquicios para las dudas.
Toda la peli está impregnada de un aire socarrón, con un fino humor subterráneo que me produjo alguna carcajada que nadie del público, que medio llenaba la sala, acompañó.
Varios factores lastran esta peli que no termina de ser redonda.
Por un lado la machacona voz en off que insiste en explicar lo que ya observamos, la mayor parte de las veces innecesaria.
Por otro la interpretación de Carlos Santos como Luis Roldán que no resulta convincente.
Es difícil meterse en la piel de un personaje que tenemos tan visto y que todos recordamos, tal vez esa sea la mayor dificultad que impide que identifiquemos el actor con el personaje.
En cambio Luis Callejo está soberbio metido en la piel de un Juan Alberto Belloch que parece el de verdad. Muy gracioso que le llamaran el cochero de Drácula, lo cierto es que lo parece.
No deja de impresionarme lo buen actor que es Eduard Fernández.
El Paesa que interpreta es un fullero, un timador de altos vuelos, un producto típicamente hispano. Un pillo listo que se llevó una pasta.