Más que la historia, que es floja, lo que importa en Vulcania es el ambiente.
Se trata de una distopía, una parábola de la industrialización, de la explotación y del comunismo.
Esas fábricas trasnochadas sucias y enajenadas tienen algo muy atractivo.
La presentación de esta colonia aislada y alienada, con esa clase dirigente explotadora que mantiene sus privilegios con el miedo y el oscurantismo, es muy perturbadora.
Es la primera peli de ficción de José Skaf, después de haber dirigido un documental muy valioso (Gonzalo Suárez: Sam Peckinpah, director salvaje) y varios cortos.
Este director compone una peli interesante, con cuatro pesetas, obteniendo un resultado meritorio.
Aura Garrido tiene esa cualidad especial, que solo poseen los tocados con la mano divina, que la quiere la cámara. Su presencia resulta fascinante.
Tal vez, resultan un poco chocantes los poderes estilo Magneto de Rubén Ochandiano.
Es una peli muy de festival.
A mí me ha gustado moderadamente, pero es mucho mejor que muchos productos americanos que tienen más éxito comercial.
Isabel, amiga de muchos años de los Multicines Guadalajara, me comentó que no había tenido casi ningún espectador. Solo ha durado una semana en la cartelera.
David Recio y un servidor fuimos juntos a verla. Hemos contribuido a subir la cuota de espectadores.